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No solo amoako boafo: el arte africano irrumpe en las casas de subastas

Por Sofía Guardiola

Sitting on the Sun, 2019, Amoako Boafo

En 2022 se vendieron más de 2.700 piezas de arte africano en subasta. También se han visto incrementadas las cifras que los compradores están dispuestos a pagar. Desde El Grito analizamos este movimiento y las figuras de sus máximos representantes, entre los que destaca Amoako Boafo.

El cuerpo del trabajo del artista ghanés Amoako Boafo (Ghana, 1984) se basa en retratos de personas a las que quiere o admira y a las que, quizá por eso mismo, pinta con un poso de intimidad sorprendente. Todas ellas están enmarcadas en fondos de colores sólidos que recuerdan a su África natal, y que en muchos casos tan solo son una referencia difusa que no los sitúa en ningún espacio concreto, porque no lo necesitan.

Inevitablemente, el espectador se siente atraído por los rostros de sus retratados, todos ellos negros, aunque no haya nada más lejos de la realidad en la forma del artista de tratar sus pieles: con los pigmentos oscuros se mezclan tonos como el azul, el naranja, el rosa o el amarillo, ofreciendo multitud de matices a sus rostros, que a menudo lucen unos labios rojos perpetuamente entreabiertos y una mirada penetrante y desenfadada, cargada de autenticidad, que interpela directamente a quien se planta ante sus lienzos.

Limestone, 2020, Amoako Boafo

Sin embargo, la multitud tonal de la piel de sus modelos no es lo que más llama la atención de sus figuras, sino las texturas que Boafo aporta a los rostros y a los cuerpos, que por otra parte se muestran sensuales, extraños y enigmáticos, con cierta influencia de las poses atípicas y dislocadas de las obras de Egon Schielle, con las que el artista ghanés debió encontrarse cuando estudió en la Academia de Bellas Artes de Viena.

Los cuerpos en la obra de Boafo están trabajados de forma absolutamente matérica, con grandes cantidades de pigmento que el artista aplica y moldea utilizando las manos, casi como si esculpiera los pegotes de pigmento en vez de pintarlos. De este modo, las pieles cobran un protagonismo que no tienen los ropajes ni los fondos, dando a estas un fuerte carácter simbólico.

Untitled, 2020, Amoako Boafo
Stylish Overcoat, 2021, Amoako Boafo
PINK BLAZER, 2022, Amoako Boafo

El auge del arte Africano

Es cierto que, en cierta medida, el contexto le es propicio, pues el movimiento Black Lives Matter ha sido uno de los acontecimientos sociales más importantes de los últimos años, coincidiendo con un mayor protagonismo de personas negras en los museos que ahora protagonizan las obras y las pintan, en lugar de ser relegados a lugares, en el mejor de los casos, anecdóticos. Además, el arte africano también ha encontrado un jugoso nicho en el mercado. En los últimos años es habitual encontrar subastas dedicadas exclusivamente a este tipo de arte en casas como Sotheby's o Artcurial, así como gran cantidad de obras de artistas procedentes del continente africano entre las citas generalistas de arte contemporáneo de Christie's, por ejemplo.

Según cifras publicadas por Artprice, durante 2022 se vendieron más de 2.700 piezas de arte africano en subasta. También se han visto incrementadas las cifras que estos compradores están dispuestos a pagar. No es infrecuente ver que lienzos firmados por artistas africanos sobrepasan los 100.000, los 500.000 o incluso el millón de dólares. En 2022 se recaudaron un total de 63 millones de euros con la venta de obras pertenecientes a artistas africanos contemporáneos, superando los 47 millones del año anterior, que a su vez habían supuesto un récord con respecto a cifras anteriores.

I Can Be Both, Awanle Ayiboro Hawa Ali / Ghana
Adwoa Fowaa, 2022, Kwaku Yaro
Intensidad nocturna, 2022, Lynette Yiadom-Boakye

Un claro ejemplo del éxito floreciente de los artistas de origen o antepasados africanos, que además son, curiosamente, retratistas en muchos de los casos –como el de Awanle Ayiboro Hawa Ali o Kwaku Yaro–, es Lynette Yiadom-Boakye. Su obra puede contemplarse hasta septiembre en una exposición individual del Museo Guggenheim de Bilbao que la convierte, junto a Cristina Iglesias, en la artista viva más joven en exponer en la gran pinacoteca vasca, con una íntima galería de retratos en la que todos los protagonistas son hombres y mujeres de color. Sin embargo, el universo de Boafo no solo ha conseguido conquistar los museos –haciéndose hueco, por ejemplo, en el Albertina de Viena o el Solomon R. Guggenheim–, sino que además ha triunfado en otras esferas, como el mundo de la moda.

Boafo y el mundo de la moda

En el 2021, la campaña de Dior Men's Summer estuvo inspirada por los retratos de Boafo, tanto a la hora de representar a los modelos como en las prendas que estos vestían, creando un doble juego en el que sus lienzos se convertían a la vez en nuevos tejidos y en obras de carne y hueso que habían cobrado vida. Los modelos que participaron en la campaña eran todos negros, colocados en poses tan delicadas y enigmáticas como las que vemos en los lienzos de Boafo. Además, tanto los fondos como la ropa hacían gala de esos colores planos con los que siempre acompaña a sus figuras. Incluso las pieles, magistralmente iluminadas y retratadas por Rafael Pavarotti muestran, si nos fijamos bien, matices pálidos, azulados y amarillentos, al igual que los rostros que nacen de los dedos del ghanés.

La decisión de utilizar el trabajo de Boafo como eje central de la campaña fue tomada por el diseñador Kim Jones que, tras viajar a Ghana y ver un único retrato del artista, quedó cautivado y decidió indagar más en su obra , dejándose inspirar por su influencia para crear toda una colección para la firma francesa. Esto no solo posicionó a Boafo como uno de los artistas más influyentes del momento –título que, en realidad, ya había estado asociado a su nombre durante el año anterior, cuando la plataforma Artsy le incluyó en su lista de los 100 artistas más destacados del año 2020–, sino que hizo que personas negras de todo el mundo tuvieran nuevas referencias gracias a él no solo en las paredes de los museos, sino también en los grandes imperios de la alta costura y, en consecuencia, en pasarelas y revistas de moda de todo el mundo.

Campaña de Dior Men's Summer. Fotografías de Rafael Pavarotti e inspiradas en los retratos del pintor Amoako Boafo
          Campaña de Dior Men's Summer. Fotografías de Rafael Pavarotti e
            inspiradas en los retratos del pintor Amoako Boafo

Por supuesto, el ghanés también ha cosechado premios –como el Walter Koschatzky en 2021– y, sobre todo, éxitos en el mercado del arte, en el que su nombre suscita una gran excitación. En 2019, la marchante Mariane Ibrahim llenó un stand entero de pinturas de Boafo en Art Bassel Miami, de las que no quedó ninguna sin dueño cuando la feria llegó a su fin. Poco más de un año después, en diciembre de 2020, su obra Baba Diop se vendía en Christie's Hong Kong por 1,14 millones de dólares, duplicando diez veces su estimación más baja. Al día siguiente, en la misma casa, uno de sus dibujos alcanzaría, en esta ocasión, diez veces la cifra de valoración más alta.

Quiero pintar personas que hayan tenido las mismas experiencias que yo

Uno de sus últimos éxitos millonarios se produjo en Shangái en marzo de 2022, cuando Christie's subastó su obra Camisa naranja, rematada en más de 1,3 millones de dólares, lo cual demuestra la deferencia que un mercado en alza como es el asiático siente por él, así como el interés, ya mencionado, que el arte africano suscita en el mercado del arte, y que si sigue la tendencia de los años anteriores continuará yendo en aumento.

Actualmente, su obra puede contemplarse en la exposición del Museo de Arte de Seattle Soul of black folks. El título de la muestra ha sido tomado del libro homónimo de W. E. D Du Bois, y se trata de una serie de ensayos en los que, basándose en gran medida en su experiencia personal, el autor construye un retrato sobre qué es ser un afroamericano en la sociedad estadounidense, creando así uno de los primeros libros de sociología propiamente dichos de la historia. El título escogido para la exposición es, por tanto, el resumen perfecto de la obra de Boafo, que de hecho declara “quiero pintar personas que hayan tenido las mismas experiencias que yo. Quiero verme a mí mismo y que la gente se vea en mí”.

Por ello en sus lienzos, mediante la representación de personas cercanas a él compone un retrato coral sobre qué es ser negro hoy en día, cómo se perciben y cómo son percibidos, tocando temas a través de la intimidad y la cotidianidad como la mercantilización de sus cuerpos por parte de los medios, la opresión sistémica o el hecho de haber crecido, tal y como él lo ve, con una doble conciencia: la de mirarse a sí mismos y, al mismo tiempo, tener que preocuparse por cómo son mirados por el otro.