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¿Más español o de su autonomía? Los valencianos, como los castellanomanchegos
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¿Más español o de su autonomía? Los valencianos, como los castellanomanchegos

En los distintos sondeos sobre grado de adhesión autonómico, la Comunidad Valenciana muestra cifras muy similares a comunidades sin una lengua propia. Más cerca de Extremadura y Cantabria que de Galicia

Foto: La senyera valenciana ondea entre la multitud que asiste a la Mascletà. (EFE/Ana Escobar)
La senyera valenciana ondea entre la multitud que asiste a la Mascletà. (EFE/Ana Escobar)

Entre dirigentes y analistas políticos valencianos hay una pregunta del CIS que ha acabado cobrando peso mitológico. ¿Intención de voto?, ¿desempeño electoral? Nada de eso. La pregunta clave dice así: ¿se siente usted más de su comunidad autónoma o más español?

Como un aviso tallado en piedra, el CIS de 2020 preguntaba eso y entonces los valencianos contestaron: el 64,3% decía sentirse tan español como valenciano, el 23,6% solo español y un 4% más valenciano que español. La sorpresa o no de los resultados depende de las expectativas previas. Esa adhesión a un sentimiento en común encajaba con el mismo molde que Castilla La Mancha, y únicamente Castilla y León y Madrid acumulaban mayor pertenencia a España que a su autonomía. Desde luego rompía con los patrones de otras comunidades con lengua propia, al punto que Cantabria o Extremadura cosechaban más afinidad autonómica que la valenciana.

Barómetros propios de la Generalitat, en los años posteriores, han esbozado un reparto de cifras similar. ¿Qué supone?, ¿qué efectos tiene sobre la representación política?, ¿de qué manera afecta a la agenda de asuntos propios? El punto de partida para encontrar respuestas llega con asterisco: hay muchas maneras distintas de sentir lo mismo. No necesariamente contestar igual implica una configuración idéntica de la sociedad, sino que hay hechos específicos (en el caso valenciano, su historial respecto a Cataluña) con enorme influencia.

Foto: Santiago Calatrava, en una imagen de archivo. (EFE)
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En ese sentido, el especialista en comunicación política e institucional Alex Comes, director de La Base, pide diferenciar entre "el sentimiento identitario de la persona sobre el interés de los temas propios a nivel de agenda política. Una persona puede tener un fuerte sentimiento español, pero entender que las reivindicaciones que afectan directamente al conjunto del territorio valenciano son prioritarias para esa persona. De hecho, si analizamos los mensajes que en la última campaña electoral (e incluso durante la última legislatura) han emitido los dos partidos mayoritarios (PP/PSPV), tienen un componente de reivindicación valencianista hacia unos votantes o posibles votantes que, en la mayoría de los casos, no reniegan de un sentimiento español".

Tirando de ese mismo hilo, el consultor e investigador del Instituto de Iberoamérica Jordi Sarrión-Carbonell sitúa la lupa en la importancia de proyectarse a partir de la utilidad: "La mayor oportunidad que tiene el valencianismo (político) es ser percibido como una fuerza útil y arraigada al territorio. En un mundo en que cada vez existen menos certezas y la vida es más volátil, el valencianismo tiene la oportunidad de reivindicarse como fuerza de aquí, con capacidad de escuchar a la ciudadanía, y vender la idea de que es más fácil gobernar el territorio valenciano desde Valencia que desde Madrid".

Foto: Rafael Chirbes. (EFE/EPA/DANIEL REINHARDT)

Eso implica, opina, ir más allá de las propias murallas simbólicas. "La aparición de Mónica Oltra -como ejemplo- fue enormemente disruptiva, ya que sacó al valencianismo de los esquemas y de los marcos en que se movía. Oltra entendió que las Fallas, el Valencia CF, los grupos de música en valenciano o ciertos símbolos de los que el valencianismo renegaba antaño eran fundamentales para transformar el sentido común en la Comunidad Valenciana. Esta reactivación del valencianismo favoreció también una cierta transgresión en el PSPV, que volvió paulatinamente a adoptar posiciones con una mayor sensibilidad valencianista".

Foto: El Departamento. (Cedida)

Encajando con el mismo porcentaje de adhesión que Castilla La Mancha, la representación del tablero no puede ser más diferente: el valencianismo político, ya sea atenuado o canalizado a través de posiciones nacionalistas, no solo ejerce influencia, sino que es visto, en algunas partes del territorio, como un aliciente. En otras áreas, por el contrario, es un desincentivo. La encuesta de la Generalitat en 2023 reflejaba diferencias relevantes entre provincias: mientras que el 12,3% de los habitantes de la provincia de Valencia decía considerarse más valencianos que españoles, en la parte sur de Alicante únicamente lo hacía un 2,9%.

Esa configuración dispar según las coordenadas geográficas del territorio requiere para las posiciones más valencianistas una cuadratura del círculo. "Cuentan con un hándicap extra, que es la desvertebración y la ausencia de símbolos comunes entre alguien de Alacant y alguien de Valencia, por ejemplo. Será clave si las formaciones con sensibilidad valencianista son capaces de dar esta batalla por los símbolos y, lo que es más importante, si son capaces de calar en el imaginario colectivo y derribar algunos de los muros identitarios y mentales que separan a los valencianos de diferentes ubicaciones geográficas", señala Sarrión-Carbonell.

Foto: Uno de los ninots que componen la muestra fallera de 2024. (Jorge Gil/Europa Press)

Si justo en su despedida del Ayuntamiento Joan Ribó apelaba esta semana a Sorolla para desear una Valencia luminosa, Sarrión-Carbonell cree que "todo valencianismo ganador tiene que partir de la concepción de valencianía existente. En este sentido, creo que aglutinar referentes castellanoparlantes y otros valencianoparlantes y refrescar su imaginario colectivo con personajes como Blasco (Ibañez), Sorolla o Berlanga es crucial".

Foto: Una persona asiste a la exposición 'Sorolla a través de la luz' en Valencia. (Rober Solsona/Europa Press)

Frente a los vaivenes tácticos, Alex Comes recomienda posiciones más estructurales: "Siendo conscientes de la liquidez de la sociedad en la que vivimos, el mejor consejo que pueden seguir las formaciones políticas valencianas es que sean plenamente conscientes de: 1) cómo afecta esta liquidez en los posicionamientos políticos en los diferentes estudios que se hacen y 2) tener claro cuáles son los pilares de su posicionamiento como formación y no caer en el error de ir variando los mensajes según los resultados que los estudios puedan ofrecer".

Entronca con una tentación en algunas salas de pensamiento político: tomar el tablero no como un escenario fijo, sino como un punto de partida para transformarlo.

Entre dirigentes y analistas políticos valencianos hay una pregunta del CIS que ha acabado cobrando peso mitológico. ¿Intención de voto?, ¿desempeño electoral? Nada de eso. La pregunta clave dice así: ¿se siente usted más de su comunidad autónoma o más español?

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