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El pueblo de Valencia donde Calatrava sí es hijo predilecto
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El pueblo de Valencia donde Calatrava sí es hijo predilecto

En Benimàmet nació y se crió el arquitecto. Ahora es el único lugar que lo reivindica, por lo que de llegar una gran reconciliación, empezará por esta localidad

Foto: Santiago Calatrava, en una imagen de archivo. (EFE)
Santiago Calatrava, en una imagen de archivo. (EFE)

La contradicción de Valencia (o de toda España) con Calatrava lleva a ese imaginario solapado por el que, mientras que el arquitecto es posiblemente una de las figuras españolas más internacionales, su figura se ha transformado en ese meme asociado a los sobrecostes, los puentes resbaladizos y las arquitecturas imperfectas. De ahí, a la disonancia: un Premio Príncipe de Asturias de las Artes (1999), un Premio Nacional de Arquitectura (2005), un Premio Europeo de Arquitectura (2015), que, sin embargo, es tabú en Valencia.

Solo parece existir un lugar valenciano donde Calatrava se reclama desde el deseo. En su pueblo, Benimàmet, entidad pedánea al oeste de la ciudad, a orillas del Palacio de Congresos de Valencia y encajado entre las fronteras de Paterna y Burjassot. En Benimàmet nació y se crio Calatrava, de Benimàmet (que tiene 1.500 vecinos), su padre fue alcalde pedáneo. A Benimàmet dona dinero, y a su colegio le pusieron el nombre del arquitecto (aunque luego se lo quitaron). En Benimàmet quieren aprovechar la marca Calatrava para posicionarse turísticamente y reivindicarse ante la ciudad. Calatrava y Benimàmet, el reencuentro.

Aunque de Benimàmet al cantón de Zürich (donde está radicada la compañía Calatrava) hay cerca de 1.100 kilómetros, la distancia entre ambos puntos se ha ido acercando en los últimos años. Especialmente cuando el arquitecto le ganó al juicio a Esquerra Unida por el caso calatravatelaclava, el portal con el que la formación política denunciaba irregularidades ligadas a sus edificios. Calatrava recibió una indemnización de 30.000 euros en concepto de intromisión al derecho del honor.

Foto: Grecia cierra su Estadio Olímpico por problemas de estabilidad con la cúpula de Santiago Calatrava (Reuters/Stamos Prousalis)

En 2015 los donó al colegio público que lleva su nombre, ubicado en Benimàmet, y al que ya previamente, en 2009, había donado 10.000 euros cuando su directora, Cristina Sánchez, le envió una carta explicándole que era un colegio formado por alumnos provenientes de entornos difíciles, para los que Calatrava era un gran ejemplo. El colegio, sin embargo, dejó en 2020 de llevar el nombre de su hijo pródigo. Como fruto de un proceso de renovación pedagógica, y tras un cambio en la dirección, pasó a llamarse Camí de L'Horta.

Apenas unas semanas después, el alcalde pedáneo de Benimàmet le pidió una escultura. Desde la “enorme admiración” le preguntaron si podía donar una obra para el nuevo parque del pueblo. “Muchos son los vecinos y familiares que nos recuerdan las innumerables ocasiones que usted es noticia mundial, sus inicios como niño y joven en Benimàmet. Su padre, también alcalde pedáneo, me precedió en el cargo y sabía de la realidad de Benimàmet como un barrio más de Valencia y todas sus desventajas”.

placeholder Vista de la estructura en forma de red puntiaguda y acero blanco se eleva, abandonada, en la periferia romana. Es la 'Vela' de Santiago Calatrava, una obra inacabada. (EFE)
Vista de la estructura en forma de red puntiaguda y acero blanco se eleva, abandonada, en la periferia romana. Es la 'Vela' de Santiago Calatrava, una obra inacabada. (EFE)

Algunos vecinos, como Jesús Hernándiz (autor de Visit Benimamet), reclaman que la población aproveche a Calatrava para ganar visibilidad y reclamar más atención por parte de Valencia. “Calatrava tiene un gran potencial en Benimàmet, pero hace falta personas con capacidad e imaginación para saber aprovecharlo. Su marca tiene un gran valor a nivel mundial”, dice Hernándiz.

Junto a otro vecino, Vicente Benlloch, crearon por el 70 cumpleaños del arquitecto una exposición homenaje. Ahora Benlloch ha puesto en marcha una ruta turística a través de la vida y obra de Calatrava: desde Valencia hasta Benimàmet, “el origen. Aquí se puede visitar la casa natalicia, el Casino Cervantes, el origen agrícola familiar…”, explican. La Ruta de Calatrava ya se ha desarrollado para grupos especializados. “Los extranjeros envidian la gran oportunidad de ver el nacimiento de Santiago Calatrava en Benimàmet”.

“Hace un par de años [indica a Hernándiz] contacté con su hija Sofía y le ofrecimos una ruta guiada por el pueblo de su padre y la disfrutó junto a sus amigos. En Navidad el señor Calatrava suele mandar un vídeo para felicitar las fiestas y desear un buen año a todos los vecinos. Mantiene aún correspondencia con algunos y manda algunos libros delicados. Tenemos la ilusión de que venga pronto”.

Foto: Calatrava, visitando una de sus obras en 2008. (EFE)
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Quienes reivindican la huella de Calatrava en el pueblo denuncian el poco acompañamiento de las iniciativas. “Se propuso pintar un mural homenaje y de momentos los alcaldes hacen oídos sordos”. Creen que a través de su nombre pueden posicionar a Benimàmet dentro de los circuitos turísticos, para un entorno que, a pesar de su apariencia de pueblo, parece en tierra de nadie, entre Feria Valencia, el Velódromo Luis Puig o el Palacio de Congresos.

“Somos un grano de arroz dentro de un paquete de un kilo”, resume Hernándiz. “Es inaceptable que el mayor artista valenciano de quizá todos los tiempos no tenga un legado aquí (museo, fundación...), ni existan relaciones o se puedan conseguir algunas esculturas”. Es la expresión de la gran contradicción entre Calatrava y Valencia. Si algún día tiene lugar la gran reconciliación, comenzará por Benimàmet.

La contradicción de Valencia (o de toda España) con Calatrava lleva a ese imaginario solapado por el que, mientras que el arquitecto es posiblemente una de las figuras españolas más internacionales, su figura se ha transformado en ese meme asociado a los sobrecostes, los puentes resbaladizos y las arquitecturas imperfectas. De ahí, a la disonancia: un Premio Príncipe de Asturias de las Artes (1999), un Premio Nacional de Arquitectura (2005), un Premio Europeo de Arquitectura (2015), que, sin embargo, es tabú en Valencia.

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