Es noticia
El Chirbes que quiso ser valenciano: la ciudad del Turia en sus diarios
  1. España
  2. Comunidad Valenciana
el escritor antipático

El Chirbes que quiso ser valenciano: la ciudad del Turia en sus diarios

Voces como Paco Cerdà, Rafa Lahuerta y Mariola Cubells analizan el trasfondo valenciano de su obra, a partir de sus Diarios

Foto: Rafael Chirbes. (EFE/EPA/DANIEL REINHARDT)
Rafael Chirbes. (EFE/EPA/DANIEL REINHARDT)

Los Diarios de Rafael Chirbes (1 y 2, 3 y 4, 5 y 6), escritos desde 2007 hasta 2015, son uno de los mayores acontecimientos literarios en España en la última década. Por su carga, por su estilo y porque están escritos a partir de una combinación insólita: delicadamente y con una recortadora entre las manos. Son diarios repletos de víctimas, pero también de complicidades. La personalidad del autor de Crematorio, encerrado en sí mismo, encerrado en el tramo final de su casa de Beniarbeig (en la Marina Alta), transmite un cierto afán en el subtexto: entenderse como valenciano. Lo hace con levedad, a partir únicamente de algunos ramalazos, pero lo hace con evidencia: los dolores territoriales son espejo de sus afectos. Qué si no es Crematorio.

A pesar su apariencia de vivir en el no-lugar, su relación con lo valenciano (desde una distancia prudencial, desde una estima crítica) supura en episodios contados. Uno de los últimos momentos en los que bajó de sus pagos, para mostrarse públicamente, fue ante el cierre de Canal 9. Se personó en les Corts acusando a Alberto Fabra de "desmantelar la Comunidad Valenciana". Costaba imaginar a Chirbes frente a la pantalla de Canal 9, pero su reivindicación no tenía tanto que ver con la tele como con la tierra.

Foto: El Departamento. (Cedida)

Preguntado por la trascendencia valenciana de los textos de Chirbes, el escritor Paco Cerdà (14 de abril, El peón) entiende que obras como "Crematorio y En la orilla, las novelas que le aseguran un hueco de cuatro dedos en las bibliotecas, allá donde reposa el destilado literario pasado el tiempo del colorín de los rankings y el escaparate, son la anatomía de un instante de la sociedad valenciana. Yo diría que más que de un instante.

Ahí, y también en sus Diarios, Chirbes entona un fado triste y lleno de impotencia sobre una sociedad valenciana que fue capaz de bendecir –más incluso que de tolerar– la rapiña pública y privada de los años de la corrupción y el dinero fácil tras ese decorado llamado boom que se cayó a pedazos. En sus páginas puede verse una cierta –¿demasiada?– amargura determinista acerca del pueblo valenciano. De su autoodio y su indolencia. De su inconstancia provervial, quizá estereotipada, y su indefinición. De su menosprecio permanente por la cultura y el patrimonio histórico, natural y sentimental. De un cortoplacismo fenicio despojado de valores. De un pensat i fet en su peor versión".

Foto: Uno de los ninots que componen la muestra fallera de 2024. (Jorge Gil/Europa Press)

El escritor Rafa Lahuerta (Noruega) cree que en en los diarios de Chirbes “se percibe una voluntad de observar lo valenciano por encima de los lugares comunes habituales, con un bisturí muy afilado que levanta perlas en muchas de sus páginas. Es la mirada de un escritor mayúsculo, que amplía y mejora los canales de la percepción y rompe con la tendencia a las frases hechas y el manual de tópicos. Crea realidad. Enlaza con Fuster, con Max Aub, con Gil Albert, con Azorín, con Gabriel Miró, con Blasco Ibáñez. No cae en la banalidad y se le percibe una vocación por fijar con palabras los muchos matices que conforman la valencianidad”.

En esas páginas a Lahuerta le sorprendió el "trasfondo valencianista" que se percibe. "Le indigna el cierre de Canal 9, le enerva comprobar cómo ser valenciano es no ser nada en el conjunto del estado, y se le nota perfectamente informado de todo cuanto sucede. Lecturas como las de Boira, Piera, Sorribes, etc, así lo confirman".

Foto: El escritor valenciano Rafael Chirbes, durante la presentación de 'En la orilla', en 2013. (EFE)

"Nadie ha narrado mejor el expolio del territorio valenciano, cómo y de qué manera los especuladores, los políticos y su corrupción endémica pudieron conquistar la mente de tantos habitantes de esta tierra, y por qué lo hicieron", retoma la periodista Mariola Cubells. "Al explicarlo explica quiénes somos, nuestra proverbial indiferencia ante lo que de verdad es importante, nuestra desidia".

A su manera, su postura de denuncia -insisto, también plagada de gestos de aprecio- representa una petición de cambio, una ilusión algo callada por imaginar otra realidad valenciana. "De alguna forma abandera, sin pretenderlo, una especie de Tercera Valencia, tan alejada del modelo nacionalista de origen fusteriano como del modelo provinciano habitual de reminiscencias madrileñistas. Es una rara avis tan singular como necesaria con un dominio del lenguaje y una profundidad de pensamiento admirable", plantea Lahuerta.

"¿Es la sociedad valenciana como Chirbes la describió?", se plantea Paco Cerdà. "Probablemente no. Demasiado oscura. Pero su tesela es necesaria para entender este complejo e inefable trencadís".

Los Diarios de Rafael Chirbes (1 y 2, 3 y 4, 5 y 6), escritos desde 2007 hasta 2015, son uno de los mayores acontecimientos literarios en España en la última década. Por su carga, por su estilo y porque están escritos a partir de una combinación insólita: delicadamente y con una recortadora entre las manos. Son diarios repletos de víctimas, pero también de complicidades. La personalidad del autor de Crematorio, encerrado en sí mismo, encerrado en el tramo final de su casa de Beniarbeig (en la Marina Alta), transmite un cierto afán en el subtexto: entenderse como valenciano. Lo hace con levedad, a partir únicamente de algunos ramalazos, pero lo hace con evidencia: los dolores territoriales son espejo de sus afectos. Qué si no es Crematorio.

Noticias de Comunidad Valenciana