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Las dos razones que explican la fuga masiva de activistas independentistas a Suiza
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Las dos razones que explican la fuga masiva de activistas independentistas a Suiza

La cercanía de las elecciones y la necesidad de internacionalizar de nuevo el conflicto provocan la simulación de exiliados para evitar la detención por las causas contra ellos

Foto: Marta Rovira, fugada en Suiza, participa de forma telemática en un acto de ERC. (EFE/Alex López)
Marta Rovira, fugada en Suiza, participa de forma telemática en un acto de ERC. (EFE/Alex López)
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Suiza se ha convertido en la meca del independentismo catalán. No es una cuestión nueva. Comenzó a hablarse del país helvético como refugio de extremistas cuando la secretaria general de ERC, Marta Rovira, y la portavoz de la CUP, Anna Gabriel, anunciaron que se "exiliaban" por razones políticas. Las lideresas de la supuesta izquierda anticapitalista se acomodaban en el paraíso del capitalismo mundial, donde el secreto garantiza el anonimato de la propiedad de los capitales que se refugian en sus bancos. Luego llegaron el diputado Ruben Wagensberg y esta semana aterrizaron en el país alpino otros activistas más. La cercanía de las elecciones y la pérdida de peso del conflicto en la escena internacional tienen mucho que ver con esta fuga masiva.

En las verdes montañas y valles suizos tejió Carles Puigdemont lazos con determinados personajes de la Rusia de Vladímir Putin. Mantuvo reuniones y asistió a convenciones de una organización como Crans Montana, una entidad a la que se había pagado alguna fiesta con dinero público español, justamente antes del referéndum ilegal del 1-O.

Una institución como la Plataforma Pro Seleccions Esportives Catalanes aprovechó las subvenciones públicas para sufragar actos políticos de Crans Montana en apoyo del independentismo, mientras personajes como Xavier Vendrell (exsecretario de Organización de ERC y exconseller de Gobernación) facturaban también, con cargo a esas subvenciones, la invitación de determinados políticos sudamericanos para apoyar la separación de España. El independentismo hacía pagar al Estado español la fiesta antiespañola que alimentaba los sueños del procés.

Escenificación internacional

El año pasado, el expresidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, anunciaba que se trasladaba a vivir a Suiza. Hace poco más de dos meses, era el diputado Ruben Wagensberg, de ERC, quien se iba a vivir, asustado por si el juez Manuel García Castellón pudiera imputarlo por terrorismo por haber formado parte de la cúpula de la plataforma clandestina Tsunami Democràtic. Esta era la organizadora de los violentos episodios vividos en Cataluña en otoño de 2019 para protestar contra la sentencia del 1-O. Wagensberg se hacía llamar Konan en Tsunami. Según se desprende del sumario, su cometido era redactar los comunicados oficiales de la organización.

Foto: Oleguer Serra Boixaderas, de la junta de Òmnium Cultural.

Esta semana, tres miembros más de la cúpula de Tsunami se han ido a vivir a Suiza. El empresario gerundense Josep Campmajó, alias Canalla; el consejero ejecutivo de Òmnium Oleguer Serra, alias Pare Carbasser; y el periodista Jesús Rodríguez, alias Congestus. Correos internos, mensajes por las redes sociales y conversaciones delatan su participación en algunas de las violentas movilizaciones que tuvieron lugar en aquellas fechas de 2019. Campmajó era una persona de confianza de Vendrell.

La marcha en masa de varios activistas tiene más que ver con la escenificación de una situación que con otra cosa. En realidad, es una maniobra orquestada, como si fuese una obra de teatro cuyas motivaciones no son dejan de tener una esencia puramente política. De hecho, la cercanía de las elecciones autonómicas actúa como caja de resonancia de las decisiones. Los supuestos exiliados afirman que se van para evitar ser detenidos por motivaciones políticas. Con eso, sitúan al independentismo en general en el plano victimista en el que ha estado durante la última década. Son las últimas notas de una finiquitada revolución de las sonrisas que acabó como el rosario de la aurora, pero con la consecuencia de la quiebra de la convivencia civil en Cataluña.

Foto: Marta Rovira junto a Oriol Junqueras. (EFE/Marta Pérez)

Lo que pretenden los dirigentes soberanistas es proyectar en plena campaña electoral una imagen de persecución del independentismo que de manera abyecta ejecuta la justicia española. Pero la otra razón de peso es la “internacionalización del conflicto”. En los partidos políticos independentistas han saltado las alarmas por el peso que el conflicto ha perdido en la escena internacional. La consecuencia lógica es que “sin internacionalización del procés, el procés está muerto”, como escenificaba un activista.

Una herramienta de primera

Una de las prioridades de los partidos, así como de las organizaciones cívicas, léase Asamblea Nacional Catalana u Òmnium Cultural, es recuperar protagonismo internacional. Y en ese escenario, el desembarco masivo de exiliados en Suiza es un instrumento al que sacar partido y utilizar como munición contra España. “En las instituciones internacionales en España, Europa y el mundo, es preciso reflejar la realidad nacional catalana, internacionalizar la lucha por la independencia y evidencias las carencias democráticas del Estado español”, reza la hoja de ruta de la ANC 2023-2025.

Escenificando supuestos exilios, el independentismo tiene una herramienta que considera de primera magnitud para alcanzar sus propósitos. “Es preciso difundir la causa catalana en el mundo. Activar el frente internacional para que, cuando sea el momento, disponer del reconocimiento diplomático o algo parecido a un acuerdo de paz con mediación internacional”, dice la hoja de ruta de la ANC. Al independentismo le faltaban mártires y ahora los quiere fabricar bajo el manto del ‘exilio’ de activistas que ni siquiera están siendo buscados por la justicia. Esa misma hoja de ruta advierte que una de las prioridades es “colaborar y generar sinergias con el Consell de la República, de importancia cabal en el ámbito internacional, así como con otros actores independentistas significativos”.

Foto: La secretaria general de ERC, Marta Rovira, durante un acto del partido celebrado en 2022. ( EFE / Quique García)

El Consell de la República que preside Carles Puigdemont ha dado su apoyo este jueves a los tres últimos "exiliados". “Constatamos que la represión del Estado no se para. La lucha legítima y democrática para hacer efectivo el mandato del 1-O requiere, en cualquiera de los escenarios políticos, mantener siempre la carta de la confrontación, pacífica y democrática, ante el Estado represor”, alerta el Consell, que además, amenaza a los jueces: advierte “a la judicatura española que con la reciente aprobación de la Ley de Amnistía, todas estas causas deberán quedar archivadas. Si no es así, los magistrados que van en contra de la norma podrían cometer un delito de prevaricación”.

En realidad, nada ha cambiado respecto a la semana pasada, aunque la escenificación de la fuga del extesorero de Òmnium Cultural, del empresario Campmajó y del periodista Rodríguez da pie al independentismo en general a hacer una causa contra España ante la campaña electoral. En otras palabras, es una cortina de humo. Y, al mismo tiempo, sirve de altavoz en el exterior para insistir en el déficit democrático de España. Se trata de una causa general del independentismo contra España. Ningún partido está detrás de esta maniobra de reinternacionalización, pero a la vez están todos.

No habrá capitalización de la fuga de activistas hacia Suiza, pero todos los contendientes soberanistas esperan sacar tajada. Por un lado, quieren tensar a su electorado y movilizarlo al máximo. Por otro, visualizar la persecución independentista por parte de España. En esta guerra, todo vale.

Suiza se ha convertido en la meca del independentismo catalán. No es una cuestión nueva. Comenzó a hablarse del país helvético como refugio de extremistas cuando la secretaria general de ERC, Marta Rovira, y la portavoz de la CUP, Anna Gabriel, anunciaron que se "exiliaban" por razones políticas. Las lideresas de la supuesta izquierda anticapitalista se acomodaban en el paraíso del capitalismo mundial, donde el secreto garantiza el anonimato de la propiedad de los capitales que se refugian en sus bancos. Luego llegaron el diputado Ruben Wagensberg y esta semana aterrizaron en el país alpino otros activistas más. La cercanía de las elecciones y la pérdida de peso del conflicto en la escena internacional tienen mucho que ver con esta fuga masiva.

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