Jordi Cuixart se marcha a vivir a Suiza y pone distancia con el 'procés' en Cataluña

Jordi Cuixart se ha ido a vivir a Suiza. De manera discreta y sin publicitarlo en exceso, el que fuera presidente de Òmnium Cultural y que pasó más de tres años y ocho meses en prisión, da un paso atrás y marca distancias con el 'procés' independentista y todo lo que ha significado. Cuixart siempre fue el más intenso de los que encabezaron el movimiento que cristalizó en el 1 de octubre de 2017. Incluso tuvo un hijo mientras estuvo en la cárcel. Quien siempre se había mostrado inasequible al desaliento, ahora hace mutis por el foro.

En su círculo personal, Cuixart ha justificado su marcha por las necesidades de su empresa. Es propietario de Aranow Packaging Machinery, una firma situada en Sentmenat (Barcelona), dedicada a sistemas de envasado con película flexible de plástico y que facturó en 2020 más de siete millones de euros. Así, Cuixart se habría instalado allí para abrir una filial y hacer crecer la compañía, que ahora cuenta con 47 empleados.

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En cuanto fue indultado, Jordi Cuixart empezó a reclamar "nuevos liderazgos" para el movimiento independentista. El presidente de Òmnium se negó de manera rotunda a dejar la presidencia de la entidad hasta que no fue puesto en libertad. "El Estado no nombrará al presidente de Òmnium", repetía a los miembros de la organización que le iban a visitar a la cárcel de Lledoners. El pasado mes de febrero dejó el cargo y dio el relevo al filósofo Xavier Antich. Y pese a su protagonismo en la manifestación de la última Diada, sus apariciones públicas se fueron espaciando. A su manera, y en otro sentido que el PSC, Cuixart también estaba abogando por pasar página.

En la época más dura para el 'procés', fue el padre de la frase "Ho tornarem a fer" (Lo volveremos a hacer), pronunciada en su alegato final en el juicio, que arrastró al resto de condenados a decir lo mismo. Su pronunciamiento fue, como muchas de sus actuaciones, emotiva y poco reflexionada. Pero fue clave para que el independentismo pudiese dar la imagen de "juicio político" que buscaba. Las defensas más técnicas, como la del abogado Xavier Melero, naufragaron. Y eso que ese mismo tipo de estrategia legal triunfó en la Audiencia Nacional con la absolución del 'major' de los Mossos, José Luis Trapero.

Rechazo a los indultos

Cuixart nunca fue un estratega político. Los partidos se lo disputaban. La idea de convertirlo en el líder de una plataforma más allá de las formaciones tradicionales siempre estuvo presente, sobre todo mientras estuvo en la cárcel. Pero el presidente de Òmnium evitó este tipo de tentaciones.

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Otras no. Desde prisión rechazó siempre los indultos, aunque la realidad es que no hubiera podido cumplir íntegra la pena de nueve años, aunque hubiese querido, ya que no existe el internamiento voluntario. Pero ese fue siempre Jordi Cuixart y por eso conectaba con la gente, incluso con sectores intelectuales no independentistas.

De los tres miembros condenados por el Tribunal Supremo por intento de sedición, él siempre fue el más independiente. Carme Forcadell, que venía de presidir la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y que en aquellos días de octubre presidía el Parlament, también se ha alejado de la política y en buena medida de la vida pública, pese a que fue en las listas por ERC. Por el contrario, Jordi Sànchez sí que dio el paso. Primero presidió la ANC en sustitución de Forcadell y luego acabó como secretario general de JxCAT, cargo que ha tenido que dejar por las presiones del partido. Al contrario que Sànchez, Cuixart tenía una vida fuera, una empresa y una actividad profesional.