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Puigdemont pacta con Cuixart una pinza para presionar en la calle a Aragonès y ERC
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Puigdemont pacta con Cuixart una pinza para presionar en la calle a Aragonès y ERC

Òmnium pone en marcha una 'escuela' para enseñar "formación en democracia, derechos civiles y desobediencia"

Foto: El presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart. (EFE)
El presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart. (EFE)

El pasado viernes 29 de octubre, el expresidente catalán Carles Puigdemont recibía en su mansión de Waterloo (Bélgica) al presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, uno de los indultados tras ser condenado a nueve años de cárcel por sedición. La excusa de esa reunión era la entrega al político fugado de un ejemplar del libro ‘Aprendizajes y una propuesta’, escrito por el propio Cuixart a partir de algunos apuntes que había comenzado a recopilar durante su estancia en la cárcel, y que salió a la venta este martes 2 de noviembre.

Pero el objetivo último del encuentro iba mucho más allá: se trata de recoser alianzas y tejer acuerdos para empujar Cataluña hacia una independencia unilateral. Justamente cuando el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, hace encajes de bolillos para tender puentes con Madrid, los extremismos catalanistas se conjuran para evitar que haya un acercamiento entre Cataluña y España. De hecho, Puigdemont es considerado el ‘presidente del 1-O’ tanto por Òmnium como por la Asamblea Nacional Catalana (ANC), la otra gran entidad cívica que moviliza las calles. Ambas organizaciones desconfían del diálogo apadrinado por Aragonès y por ERC, al que consideran inútil y fracasado desde antes de iniciarse, y vuelven ahora la cara hacia Puigdemont, con quien comparten una visión unilateralista del ‘conflicto catalán’.

La salida que le queda al independentismo radical para no desaparecer como corriente política de peso es la movilización de la calle. Y en eso coinciden tanto Puigdemont como Cuixart. De hecho, el presidente de Òmnium publicó el mismo viernes una fotografía entregando su libro al mandatario en Waterloo. “Al lado del ‘president’ Puigdemont, con quien hicimos el 1 de octubre, hoy nos conjuramos de nuevo para que ni la cárcel ni el exilio nos hagan renunciar a las convicciones, a seguir ejerciendo nuestros derechos fundamentales hasta alcanzar la república catalana”, escribió en Twitter. No hizo más mención al encuentro, pero tampoco hacía falta.

El contrapoder de Aragonès

“Puigdemont quiere ser el contrapunto de Aragonès, convirtiéndose en el hombre que lleva el timón de la independencia”, reconoce un dirigente de JxCAT a El Confidencial. Para los ‘junteros’, es preciso que la calle marque la pauta al Govern. En realidad, el gabinete de Aragonès integra tanto a consejeros de ERC como de JxCAT, pero una cosa es la política de partido y otra la política institucional. Lo que no pueden hacer los consejeros del Govern —oponerse a las decisiones de Aragonès— sí lo puede hacer la calle.

Foto: Jordi Cuixart. (EFE)

Y ahí es donde Cuixart y Puigdemont acercan posiciones para lograr un mayor grado de movilización ciudadana y ejercer, al mismo tiempo, presión sobre el Gobierno de Aragonès. Se trata de una estrategia con doble objetivo: mantener encendida la llama del independentismo entre los activistas y desgastar a ERC en la presidencia de la Generalitat. “No es nada extraño. Los objetivos de Puigdemont y los de Òmnium son los mismos y, además, coinciden en la estrategia. La única que ha variado su posición es Esquerra, que hace cuatro años estaba alineada con los postulados de la unilateralidad e incluso provocó que Puigdemont proclamase la república en el Parlament el 27 de octubre de 2017. Ahora, sin embargo, con la Generalitat en sus manos, parece que les interesa más hablar con Madrid y perpetuar esa situación. Justamente lo contrario de su posicionamiento de hace cuatro años”, critican desde Junts a sus socios y rivales.

El libro de Cuixart trata, precisamente, de una “estrategia de lucha no violenta organizada, cada día más extensa y decidida”, cuya finalidad es la deslegitimación de España. Como reflexiona el presidente de Òmnium en el libro, “hemos de estar organizados para encarar la estrategia ‘noviolenta”. Y anuncia, lo mismo que hace Puigdemont desde Waterloo, que “hemos de volver a votar. Es preciso comprometerse con celebrar un nuevo referéndum sin más adjetivos”. De ahí el título del libro: pone negro sobre blanco los aprendizajes del independentismo tras estos convulsos años y hace una propuesta: independencia sí o sí. En realidad, más de lo mismo. Más ‘procés’. O más ‘procés 2’, que es la confirmación del fracaso de la ruta soberanista y la apertura de un nuevo ciclo.

Foto: Carles Puigdemont. (Reuters)

El problema es que la estrategia de ERC y de Aragonès pasa por otros derroteros: primero, por ampliar la base favorable a la autodeterminación, y segundo, por un pacto de Estado para celebrar la consulta. En ambos puntos difieren Puigdemont y Cuixart, quien deja claro en su libro que “ahora mismo no hay posibilidad de hacer un referéndum pactado, unilateral o una declaración unilateral de independencia (DUI) si antes no hemos asumido que será preciso llevar a cabo grandes actos masivos en el marco de la lucha no violenta”.

Agitación en la calle y desobediencia

Esa estrategia no es otra cosa que la agitación de la calle y, para ello, “es preciso subir un escalón”. En otras palabras, añadir tensión al ambiente social y político, justamente lo que propugnan por su parte amplios sectores de JxCAT, que acusan a Esquerra de pactista, cuando no directamente de ‘botiflera’ (traidora). Y justo lo contrario de lo que propone ERC, que quiere 'pragmatizar' la política catalana y volver a la senda del diálogo.

Foto: Carles Puigdemont. (EFE)

El pacto de Puigdemont y Cuixart se debe traducir, según la intención de Òmnium, en “tejer una estrategia unitaria que permita avanzar y que desborde la política partidista”. En ese escenario, Carles Puigdemont maniobra con sus principales herramientas, que son el partido JxCAT y el Consell per la República, tratando de tejer alianzas fraternales con las entidades cívicas independentistas que le proporcionen músculo político frente a ERC y Pere Aragonès. Su meta es que los herederos de Convergència, ahora mayoritariamente en las filas de JxCAT, recuperen el Gobierno de la Generalitat.

El puente tendido por Òmnium es uno más de una ofensiva de esta entidad cívica que no solo prepara una estrategia para recuperar protagonismo en la calle (tanto el que le arrebató la ANC como el que le arrebató el propio cansancio de la militancia), sino que el próximo 20 de noviembre pondrá en marcha otra herramienta de propaganda con el primer debate organizado por la Escola Guillem Agulló, una nueva entidad dirigida por el propio Cuixart que tiene como objetivos la “formación en democracia, los derechos civiles y la desobediencia”. La creación de esta ‘escuela’ entra dentro de una gran campaña que lleva por lema ‘Fem-nos lliures’ (hagámonos libres). Esa campaña tiene como base ideológica el “volver a las calles para reclamar nuestros derechos, la libertad y para denunciar los poderes del Estado, acompañando desde la calle a las instituciones de este país, pero también empujándolas, ejerciendo presión, siempre que sea necesario”. Con Puigdemont como aliado en esta tarea, Òmnium se suma a la operación ‘pressing ERC’ que denuncian con la boca pequeña desde la cúpula de la formación republicana mirando de reojo a Waterloo.

El pasado viernes 29 de octubre, el expresidente catalán Carles Puigdemont recibía en su mansión de Waterloo (Bélgica) al presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, uno de los indultados tras ser condenado a nueve años de cárcel por sedición. La excusa de esa reunión era la entrega al político fugado de un ejemplar del libro ‘Aprendizajes y una propuesta’, escrito por el propio Cuixart a partir de algunos apuntes que había comenzado a recopilar durante su estancia en la cárcel, y que salió a la venta este martes 2 de noviembre.

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