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El sector afín a Puigdemont busca boicotear la lista cívica de la ANC de Dolors Feliu
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El sector afín a Puigdemont busca boicotear la lista cívica de la ANC de Dolors Feliu

Cerca de 140 dirigentes críticos denuncian en una manifiesto que la elección es poco democrática. Consideran que es un "chiringuito" manejado por la cúpula de la organización

Foto: La presidenta de la Assemblea Nacional Catalana, Dolors Feliu. (Europa Press/H.Bilbao)
La presidenta de la Assemblea Nacional Catalana, Dolors Feliu. (Europa Press/H.Bilbao)

La crisis en el seno de la Asamblea Nacional Catalana se agrava. Un total de 139 dirigentes de la organización han firmado un manifiesto rechazando la lista cívica que quiere presentar la presidenta de la ANC, Dolors Feliu, en las próximas elecciones autonómicas. Esta es rechazada por los críticos de la entidad, pero también por los grandes partidos independentistas, que opinan que puede atomizar el voto soberanista y les puede restar unos escaños vitales para seguir teniendo la mayoría parlamentaria.

La intención de Feliu es romper el mapa político catalán desbancando a los partidos políticos tradicionales porque considera que han "traicionado al movimiento". Por ello, ha prometido que su principal objetivo es "proclamar inmediatamente la independencia", incluso de manera unilateral y separarse de España. El proyecto es tan etéreo como inmaduro. Los críticos afean a Feliu y su círculo de confianza que la estrategia es deficiente y que la lista está pensada para rellenarla con acólitos, sin que haya un proceso democrático participativo en su confección y que, además, no ha sido confeccionada tras acuerdos con otras entidades o partidos.

Se trata, en definitiva, de una lista electoral más patrocinada por la ANC, una entidad cívica reconvertida en actor político. Nada nuevo bajo las estrellas, salvo que en esta ocasión nadie, excepto el núcleo que la impulsa, parece estar de acuerdo con el proyecto. El proyecto, no obstante, ha provocado una implosión en la ANC, que lleva camino de desangrarse a medio plazo en medio de una cruenta lucha fratricida.

Los firmantes del manifiesto no son desconocidos. Entre ellos, hay militantes con peso social específico y un sector muy cercano a Carles Puigdemont y a la CUP. Así, entre los firmantes se encuentra Lluís Llach, excantautor reconvertido en ministro del Consell de la República de expresident. También figura Joan Matamala, propietario de la Fundació Les Voltes, amigo personal de Puigdemont y hermano de Josep Maria Matamala, el empresario que acompañó al político durante los primeros meses y que luego fue premiado eligiéndole como cabeza de lista para el Senado en las elecciones de 2019.

Foto: La presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Dolors Feliu. (Europa Press/Lorena Sopêna)

Entre los firmantes destacan dos de los fundadores de la organización. Miquel Sellarès, exdirector general de Seguridad de la Generalitat y ex secretario del Govern, y Pere Pugès, un exsocialista que acabó aterrizando en las filas independentistas.

Nombres de peso

Entre los firmantes, hay figuras de peso: Jordi Pessarrodona, que dimitió como vicepresidente hace menos de un año; Jaume Marfany, que también fue vicepresidente de la entidad; Josep Cruanyes, exvicepresidente y responsable de la Caja de Resistencia; Toni Strubell, excoordinador de la Comisión de la Dignidad y exdiputado en las filas de Solidaritat per la Independència (SI); Carles Sastre, exactivista de Terra Lliure y miembro de la sectorial de Personas Represaliadas, además de ex secretario general de Intersindical, el sindicato de referencia del independentismo.

Luego está Blanca Serra, ex secretaria nacional; Elisenda Romeu, coordinadora de la sectorial de Personas Represaliadas; Jordi Alsina, uno de los más significados críticos; el activista Carles Castellanos, vinculado en los años 80 a Terra Lliure y hoy militante de Poble Lliure, el mayor partido de los que componen la CUP; el exdiputado de la CUP Julià de Jódar; su compañera de partido Mònica Batalla, ex secretaria nacional y coordinadora de Comunicación; y Marcel Guiu, ex secretario nacional que había ido en las listas de ERC.

placeholder Carles Puigdemont. (EFE/Ronald Wittek)
Carles Puigdemont. (EFE/Ronald Wittek)

Con esas credenciales, el impacto del cisma en el interior de la ANC se multiplica. Los sublevados explican en un manifiesto que la lista cívica que pretende Dolors Feliu es un proyecto personalista, que no representa al movimiento soberanista, que no prevé primarias y que todo el proceso de confección "es controlado por el Secretariado Nacional, que tiene la primera y la última palabra". En otras palabras, que todo es un pasteleo de Dolors Feliu y de sus acólitos, por lo que la candidatura derivará en un chiringuito político más.

En el texto denuncian que el proyecto "es contrario a la declaración fundacional de la ANC, a sus estatutos y a la hoja de ruta vigente. Esta transgresión compromete su carácter transversal y activista, es altamente divisiva y amenaza nuestra unidad en un momento muy delicado de nuestra historia". Por ello, piden que los militantes de la ANC voten que no a la lista cívica en la consulta interna convocada por Feliu entre el 1 y el 14 de marzo para decidir si la organización concurre a las elecciones para romper el mapa político catalán.

Los críticos han distribuido también un decálogo entre la militancia en el que argumentan las diez razones por las que rechazar la candidatura urdida por Feliu y su cúpula. Entre esas razones, figura que es un proyecto que divide a los miembros de la entidad, ya que sus activistas militan en otros partidos políticos y con la irrupción del plan se les pondría en un compromiso. También afirman que "el actual proyecto de lista no nos acercará a la independencia. No está integrada en una estrategia previa de confrontación enmarcada en la desobediencia civil, como señala la hoja de ruta. Para hacer efectiva la República Catalana, se necesitan los millones de personas que la ANC sacó a la calle a partir de 2012, no una campaña electoral".

Un proyecto personalista

Una de las principales razones es la atomización del voto. "La lista cívica debería buscar la unidad independentista y no ser un elemento de fragmentación. El proyecto que se pone a votación es exclusivo de la ANC y no se acordó con el resto de entidades del movimiento civil por la independencia. No se ha trabajado ni por la unidad de las asociaciones independentistas ni, evidentemente, con los partidos políticos".

Reprochan a Feliu que para integrar el equipo no se realice un procedimiento de primarias, sino que haya que inscribirse en una web de la ANC y que "los miembros de los cuatro grupos promotores nombrados por el secretariado decidirán qué candidato o candidata tiene más méritos. Este poder discrecional permite favoritismos a la hora de confeccionar las listas. El proceso propuesto es poco participativo y contrario a la práctica democráticamente contrastada de las elecciones primarias". También denuncian objetivos contradictorios, pues una cosa es hacer una declaración de independencia en el Parlament y otra cosa es hacer efectiva la República Catalana.

El plan de la ANC, si gana, es apartar a los funcionarios del Parlament de sus responsabilidades para publicar la declaración unilateral de independencia en el diario oficial, exigiendo a los Mossos que desobedezcan a los jueces españoles. Prevén utilizar la Agencia Tributaria Catalana como ventanilla única de recaudación de impuestos y "se negociará el acceso a los mercados internacionales de financiación en la etapa de transición". Paralelamente, pretende realizar "un plan de movilización sostenida para controlar el territorio, una potente estrategia diplomática" para conseguir el reconocimiento internacional.

Foto: Clara Ponsatí, el pasado mes de julio. (EFE/Marta Pérez)

Lo malo, según los críticos, es que "no explica cómo realizar esos pasos, lo que hace perder toda credibilidad. Tampoco se explican en ningún lado las características y duración de la etapa de transición posterior a la declaración de independencia. Todas estas son cuestiones que los electores valorarán antes de votar la lista cívica y el proyecto actual no proporciona respuestas que inspiren confianza".

Peligro de desplome

Aseguran los críticos que los tres escenarios previstos por la estrategia política "no prevén una ruptura, sino la normalidad institucional autonomista". Solo figura la investidura de un presidente independentista, pero "no se contempla qué harán los diputados de la lista en el caso de una victoria del PSC sin mayoría alternativa". Y, por si fuera poco, "tampoco prevé qué hará la ANC si no consigue representación parlamentaria".

Asimismo, elude plantear una estrategia en el caso de que se aplique otro artículo 155 para controlar el Gobierno catalán desde Madrid. En definitiva, ponen a la cúpula de la ANC ante un espejo ideológico en el que se pueden observar las lagunas de la estrategia de la mayor organización cívica independentista catalana. Los críticos alertan en su manifiesto que la entidad "continúa siendo una herramienta imprescindible para hacer efectiva la República Catalana. También somos conscientes del delicadísimo momento que atraviesa la organización.

Estamos seguros de que la aprobación del proyecto de lista cívica generará una profunda división en muchas asambleas de base. La pérdida de su transversalidad puede comportar la desaparición de muchas de ellas". No les falta razón: según fuentes independentistas, las asambleas territoriales de la ANC son ahora la quinta parte de las que eran hace un lustro. El suflé independentista se ha ido desinflando con el paso del tiempo. Pero la ANC, aunque lo oculta por miedo a acelerar su deterioro, está en caída libre y perdiendo cada vez más peso en la sociedad catalana.

La crisis en el seno de la Asamblea Nacional Catalana se agrava. Un total de 139 dirigentes de la organización han firmado un manifiesto rechazando la lista cívica que quiere presentar la presidenta de la ANC, Dolors Feliu, en las próximas elecciones autonómicas. Esta es rechazada por los críticos de la entidad, pero también por los grandes partidos independentistas, que opinan que puede atomizar el voto soberanista y les puede restar unos escaños vitales para seguir teniendo la mayoría parlamentaria.

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