Es noticia
Dolors Feliu, la alta funcionaria del Govern que cobra 70.000€ y pide la dimisión de su jefe
  1. España
  2. Cataluña
PERFIL

Dolors Feliu, la alta funcionaria del Govern que cobra 70.000€ y pide la dimisión de su jefe

La presidenta de la ANC, con una extensa carrera en la Administración, es profesora de Derecho Constitucional, pero abomina de la Constitución. Su hoja de servicios está plagada de contradicciones

Foto: La presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Dolors Feliu. (Europa Press/Lorena Sopêna)
La presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Dolors Feliu. (Europa Press/Lorena Sopêna)

Hay un viejo refrán que dice que no debes morder la mano que te da de comer. A la presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Dolors Feliu, le importa más bien poco. Es funcionaria del Govern, depende de Presidencia y pide desde todos los atriles a los que se sube la dimisión de ese mismo Govern, que encabeza Pere Aragonès. Lo hace manteniendo un salario de 70.000 euros anuales y un laxo horario que le permite asistir a multitud de actos de la ANC en horario laboral o realizar conexiones con medios de comunicación para hablar de política y despotricar contra el Ejecutivo catalán y España desde su despacho.

El escenario alumbra una curiosa paradoja. La misma Administración que permite esa extraordinaria situación a su funcionara es calificada por ella misma como "represora" o "fascista" directamente. Pero Feliu es de todo menos una trabajadora pública al uso. El pasado 31 de mayo, el Diario Oficial de la Generalitat de Cataluña (DOGC) publicaba una resolución del departamento de Presidencia en la que se cesaban a "diversas personas funcionarias del cuerpo de la abogacía en puestos de libre designación del gabinete jurídico de la Generalitat". Una de ellas era Maria Dolors Feliu Torrent, la nueva lideresa del independentismo que quiere marcar las líneas rojas de JxCAT y de ERC en Madrid. Letrada de la Generalitat, donde ostentó importantes cargos, es profesora de Derecho Constitucional, pero abomina de la Constitución.

Foto: El presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès. (EFE/Quique García)
TE PUEDE INTERESAR
Aragonès para los pies a la ANC: "Una DUI no serviría de nada ahora"
Antonio Fernández. Barcelona

En realidad, Feliu ya había sido cesada por el decreto 136/2021, con fecha de 8 de junio. Fue un decreto escueto en el que se la cesaba como directora general de Derechos y Asuntos Constitucionales, un escrito firmado por Pere Aragonès y por la consejera de Presidencia, Laura Vilagrà. La actual presidenta de la ANC había sido nombrada para tal cargo el 5 de marzo de 2019 por el entonces president Quim Torra, con un decreto que también firmaba la titular de Presidencia, Elsa Artadi.

La lideresa del independentismo ha vivido toda su vida de lo publico, en su cargo de funcionaria o alto cargo del Govern. Desde 1989 es técnica superior en la Generalitat y entre 1990 y 1994 fue jefa de la sección de Recursos de la Asesoria Jurídica de la consejería de Industria y Energía. Según la ANC, en cambio, es funcionaria del Departamento de Presidencia de la Generalitat desde 1994.

Acumulando méritos

Tras la época de Jordi Pujol, continuó acumulando méritos, hasta que en 2006 fue una de las letradas que participó en la defensa del Estatuto de Autonomía de Cataluña ante el Tribunal Constitucional. De hecho, fue nombrada coordinadora de los asuntos constitucionales, pese a su militancia en Convergència Democràtica de Catalunya (CDC). Tuvo, por ello, responsabilidades políticas en el partido originario de Junts, puesto que formó parte del núcleo dirigente de sus sectoriales de justicia y de igualdad.

La llegada de Artur Mas a la Generalitat le supuso una patada hacia arriba: fue elegida directora general de Servicios Consultivos y Coordinación Jurídica del gabinete jurídico de la Generalitat, cargo que dependía directamente de Presidencia. Era el 11 de enero de 2011 y, por tanto, uno de los primeros cargos nombrados por el entonces líder de CiU.

Ahí se aposentó hasta 2018: el 20 de diciembre de ese año, Torra la cesó en ese cargo, pero unos días más tarde, el 10 de enero de 2019, la nombró miembro del consejo asesor para el Foro Cívico y Social para el Debate Constituyente, un órgano tan vacío de competencias como de contenido. Duró poco. Fuue apartada nuevamente, pero el mismo día de su salida, el 5 de marzo, fue nombrada directora general de Derechos y Asuntos Constitucionales. Paradojas de la vida, una anticonstitucionalista era la responsable de estos asuntos en el Govern. Finalmente, en junio de 2021, con ERC ya en el poder, fue destituida de ese cargo.

Foto: El líder de ERC, Oriol Junqueras (d), y el expresidente catalán Carles Puigdemont, en un encuentro en Waterloo. (EFE/EPA/Stephanie Lecocq)

En otoño de 2022, siendo presidenta de la ANC, opositó a una nueva plaza y ganó. Ella misma publicitó por Twitter que había optado a una plaza en el gabinete jurídico de Presidencia. "Es una plaza con menos dedicación y menos nivel que la que ocupaba, para poder dedicar más tiempo a la ANC y al voluntariado activista", dijo. Esa información es corroborada por la ANC. Y desde ese puesto, es desde donde pide la dimisión de Aragonès, es decir, de su jefe en la consejería.

Su carrera política corría paralela a sus ambiciones profesionales. En las elecciones plebiscitarias del 27 de septiembre de 2015, fue de número 46 en las listas de Junts pel Sí (JxS), la candidatura auspiciada conjuntamente por ERC y Convergència. En esa lista figuraban, entre otros, el exmiembro de la Trinca Josep Maria Mainat; la actual presidenta del Ateneu de Barcelona, Isona Passola; el periodista y empresario Miquel Calzada, Mikimoto; el sociólogo Salvador Cardús; el escritor Jaume Cabré o el entrenador Pep Guardiola. Pese a los augurios, la lista no pudo alcanzar la mayoría absoluta y supuso, a la postre, la defenestración de Artur Mas en su carrera política.

Dos libros poco efectivos

Feliu nació en Roda de Ter en 1964. El 21 de mayo de 2022, se convirtió en la presidenta de la ANC por decisión política: era la candidata preferida de Junts y de Carles Puigdemont. Su trayectoria vital incluye también la afiliación a diversas plataformas, como el Collectiu Praga, Juristes per la Independència o Sobirania i Justícia, una de las primeras entidades sectoriales extremistas creada en la primera década de este siglo.

Uno de sus libros se titula Manual para la independencia. ¡Ahora es la hora, catalanes!. Editado en el 2013, su tesis podría trasladarse sin problemas a la Cataluña del 2023, una década más tarde, porque apenas nada ha variado políticamente. Plantea posibles caminos (echando mano de leyes o tratados internacionales) para alcanzar la secesión de Cataluña. Justifica el independentismo radical por el hecho del "difícil encaje en una España que niega las naciones que la componen, el expolio fiscal permanente, la negación constante de la realidad y las aspiraciones catalanas y el desprecio, los agravios y la confrontación habituales hacia Cataluña". Feliu afirma, aún hoy, que hay instrumentos legales que hacen posible la independencia y que no son inconstitucionales. Y afirma que el principio democrático exige al Estado dar una solución a la demanda de una consulta si la pide la Generalitat.

La presidenta de la ANC lleva años pronosticando la independencia de Cataluña. Cuando en 2013 presentó su libro, ya avanzó que todo iba "por buen camino". En cambio, contrariamente a las prisas que exige ahora para hacer efectiva la secesión, en aquel momento aseguraba que no había prisa que más vale esperar porque "no vale buscar atajos que no estén lo suficientemente maduros". Era partidaria entonces de que "la misma situación de crisis crea la oportunidad, los tiempos convulsos llevan a las soluciones de cambio".

En aquellas fechas, la ANC la paseó por diferentes territoriales para dar charlas sobre su obra y explicar a los vecinos independentistas las diversas opciones para llegar al a independencia. Sus recetas para la independencia pasan por imitar los procesos de Escocia o Quebec, en Canadá, aunque la lectura que hace es más voluntariosa que realista: ambos procesos descarrilaron. Y eso sin contar que las realidades, la historia y las circunstancias de los territorios son muy diferentes.

Foto: Manifestación constitucionalista en Barcelona. (EFE/Alberto Estévez)

La obra fue profusamente publicitada por el Govern. El propio Artur Mas la recomendó y en Barcelona fue presentada por el entonces consejero de Presidencia Francesc Homs y por la presidenta de Òmnium, Muriel Casals. El Institut d'Estudis Catalans, uno de los organismos del Govern, llegó a publicitarle en sus blogs y a animar a asistir a su presentación en una de sus salas oficiales.

En 2018, volvió a la carga y publicó el libro Octubre a la calle, una oda al referéndum ilegal con prólogo de Magda Oranich. En él, ofrece una visión de la realización del referéndum y los hechos posteriores. Feliu tiene una máxima que ha dejado caer en alguna ocasión: "Los centralistas o unionistas justifican la vulneración de derechos fundamentales por un principio que no es un derecho fundamental: la unidad de España. Un Estado que no respeta los derechos de libertad ideológica i de expresión no es de derecho ni democrático". Una afirmación tan paradójica y contradictoria como la que lanzó en la última Diada: "No aceptaremos imposiciones. A partir de ahora, esta plaza ya no se llamará España, sino Primer d'Octubre". Mientras, un grupo de activistas tapaba las placas con el nombre de España para hacer constar la nueva denominación, la que desea la cúpula de la ANC.

El gran cambio

Quienes la conocen afirman que "hasta hace cinco o seis años, fue una razonable catalanista, moderada, una activista que no decía sandeces". "Hoy se ha convertido en una irracional, que no tiene sentido de la realidad", dice a El Confidencial un alto dirigente independentista que la conoce desde hace tiempo. Otro destacado soberanista la exculpa en parte diciendo que "ha de cumplir con su labor, que es espolear a los partidos para que no se duerman en el camino, llevarlos por el camino de la independencia. Dentro de su rol de presidenta de la principal entidad cívica independentista, desempeña su tarea con exactitud, porque la radicalidad es lo que se espera de ella".

Feliu, por otro lado, es una de las grandes avaladoras del Consell de la República de Carles Puigdemont. Ambos fueron militantes destacados de la antigua Convergència y ahora se apoyan con simpatía mutua en todas las iniciativas. La presidenta de la ANC se ha cansado de reivindicar la labor del Consell de la República, opaco chiringuito de Puigdemont del que ERC o la CUP, por ejemplo, no quieren saber nada. El talante de Puigdemont y de Feliu es parecido. En las redes sociales, ha sido tachada de dictatorial y de tomar decisiones arbitrarias.

Por eso, hace un año un numeroso grupo de miembros del secretariado de la ANC dimitió en bloque. Es el principio del fin de la organización. La Asamblea era una potente entidad que aglutinada a todos los espectros soberanistas. Hoy es un reducto donde domina un pequeño grupo de personas que quiere imponer su estrategia a los demás. La caída de afiliados y el poco poder de convocatoria que tiene la ANC en estos momentos (fuera de la Diada, apenas convoca a algunos centenares de activistas en sus actos) son un síntoma de que la entidad que un día movía masas es sólo un residuo poco esplendoroso de la organización inicial.

Hay un viejo refrán que dice que no debes morder la mano que te da de comer. A la presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Dolors Feliu, le importa más bien poco. Es funcionaria del Govern, depende de Presidencia y pide desde todos los atriles a los que se sube la dimisión de ese mismo Govern, que encabeza Pere Aragonès. Lo hace manteniendo un salario de 70.000 euros anuales y un laxo horario que le permite asistir a multitud de actos de la ANC en horario laboral o realizar conexiones con medios de comunicación para hablar de política y despotricar contra el Ejecutivo catalán y España desde su despacho.

Noticias de Cataluña
El redactor recomienda