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Un mitin de Puigdemont: política pop en el sur de Francia solo apta para convencidos
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El puigdemontismo sueña con la remontada

Un mitin de Puigdemont: política pop en el sur de Francia solo apta para convencidos

Tocar a Puigdemont, ver a Puigdemont. La cola para hacerse una foto con él dura más que su discurso. Así son todos sus mítines en Argelès. Ayer recibía a sus votantes de Tarragona

Foto: Baño de masas de Carles Puigdemont en Argelès-sur-Mer. (EFE/David Borrat)
Baño de masas de Carles Puigdemont en Argelès-sur-Mer. (EFE/David Borrat)
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Mitin de Carles Puigdemont en el sur de Francia. “Esto no es Francia, es la Catalunya Nord”, advierte el 'speaker' que anima el cotarro antes de que empiece el plato fuerte. Han tenido que abrir las puertas a las 18.00 horas porque en cuanto han llegado los autocares, ayer tocaba Tarragona, se generaban grandes colas. El Espai Jean Carrère de Argelès se llena con más de 200 personas, perfil jubilado de la ANC pero entusiastas del 'expresident'. Puigdemont ha entendido como nadie que la nueva política pop y, por lo tanto, el partido, Junts, se desdibuja frente al hiperliderazgo de su candidato.

Como los autocares vienen de Tarragona este miércoles es el día fuerte de Albert Batet, el portavoz de JxCAT en el Parlament. Batet no tiene asegurado repetir en ese cargo, así que los diversos miembros de las listas compiten ante el líder para ver quién trae más autocares. Además de autocares, Batet aparece acompañado de una invitada sorpresa: Elsa Artadi. La gente la busca, la recuerda, la quieren. Fue portavoz del Govern, aspiró a la alcaldía de Barcelona. Le piden fotos. Horas después, Elsa Artadi será homenajeada por Batet. Aplauso cerrado y medio complejo en pie.

No han llenado las tres gradas, pero es miércoles. Es un éxito. ¿Qué le pediría a Puigdemont si hablase con él?, pregunta el animador a uno de los asistentes, cara de guardia forestal retirado de Riba-Roja. “La independencia, ya”, replica el interrogado. Este es el nivel. Como si fuese fácil. Uno se pregunta qué pensará Quim Forn, que se comió más de tres años de cárcel por cuatro meses de' conseller' de Interior con Puigdemont. Forn está presente en Argelers, pero la gente al que adoran es a Puigdemont. Cosas de la política pop.

Los ánimos están altos. La dirección de campaña ha vendido a los periodistas empotrados en la campaña que la remontada es posible. No ante Pere Aragonès, quien no es rival para Puigdemont. Sino ante Salvador Illa. Aseguran que tienen una encuesta que da empate a 36 diputados entre PSC y Junts + Puigdemont per Catalunya. La noticia del día es que JxCAT se compromete a no pactar con Aliança Catalana. Encaja con la idea del sorpaso a los socialistas. Aliança Catalana no hará falta. Y menos esa arrogante de Sílvia Orriols que en algunos carteles se califica de “candidata a presidir el Parlament”, como si ese fuese el precio con el que cobrará su apoyo a una hipotética investidura de Puigdemont.

Victoria asegurada

Puigdemont entra desde el fondo, a paso ligero. Si hubiese corrido un poco hubiese sido como un jugador de la NBA en el acto en que cuelgan su camiseta en lo alto del pabellón. Le sigue a cinco metros su amigo del alma Josep Maria Matamala, quien llegó a ser senador. El recinto se viene abajo. Hay que recordar que hay gente de Las Casas d’Alcanar, el último pueblo antes de llegar a Castellón. Es decir, se han metido en el cuerpo cuatro horas de autocar para dos horas de mitin y les quedan otras cuatro horas más para volver.

El entusiasmo entre los asistentes es enorme. Se da por sentado que se ganará a ERC sin problemas. Y que en los tres días que quedan se puede alcanzar a Illa, aunque ninguna encuesta publicada apunta en ese sentido.

Puigdemont, 'president'

Puigdemont, 'president'! es el grito más jaleado. Son creyentes. No quieren promesas. Quieren viajar en el tiempo y que octubre de 2017 sea la victoria que no fue. En comparación, los mítines de carril de ERC son como una visita a la gestoría. Había gente tan entusiasmada que ya habían venido el primer día, desde Reus. Y hoy habían vuelto a repetir.

Se habla de “victoria-retorno”, como lo define una de las alcaldesas que le hace de telonera a Puigdemont. Referencias a la Guerra Civil, a los exiliados de entonces en Francia. La revancha está en el aire, como en esas películas en las que durante la pelea final el héroe recibe un severo castigo… hasta que se recupera gracias a un golpe final e inesperado. Política pop. Puigdemont ya está en el panteón de los grandes en este campo como Berlusconi, Sarkozy o Tony Blair

Batet es el penúltimo de hablar antes de Puigdemont. “Ya tiene miga que este sea el mitin de cierre en Tarragona con mayor asistencia que hemos hecho, y lo celebramos en Argelès”.

Salvador Illa recibe todas las críticas. A Aragonès ni se le menciona

“Con el día de hoy ya superamos las 10.000 personas que han subido a Catalunya Nord y esta es la organización que nos hará ganar estas elecciones”, ha dado por sentado Batet.

Como en cualquier misa laica pero misa, no se habla de nada real. Ni siquiera de la amnistía, la gran victoria del independentismo sobre España en los últimos meses. En Trapero ya ni pensamos.

El futuro será mejor

Puigdemont no aparece hasta cerca de las 20.00 horas. No lleva corbata. En un momento de lapsus colectivo, los asistentes gritan “presidente, presidente”, en castellano. “Esto que estáis haciendo se estudiará como un caso de éxito, esta ilusión no se ve en la mayoría de nuestros adversarios”, advierte Puigdemont.

Salvador Illa es el hombre a abatir. “Illa no necesita el 155. Ya lo lleva encima. Y lo primero que hace es olvidar su lengua, que no hay manera más humillante”, asegura Puigdemont. “Illa es un sucursalista que hasta españoliza los topónimos”, ha denunciado la número 1 por Tarragona Mònica Sales.

“Tenemos al alcance de la mano la oportunidad de volver a ser la primera fuerza política de Cataluña, podemos dar la campaña de quedar la primera fuerza del Parlament de Cataluña”, asegura el líder de JxCAT.

El reto organizativo no es mitin sino la cola para hacerse una foto con Puigdemont

Y para acabar, una amenaza a Pedro Sánchez :“Si no acabamos con el déficit fiscal, tumbaremos los presupuestos”. Al final se busca al líder para fotos, abrazos. La gente hace cola para saludarle. Momento selfi. Yo estuve allí. El gran problema de la organización no es organizar el mitin, el gran reto logístico es ordenar la cola de más de la mitad de los asistentes que dentro del pabellón lo rodean y esperan a sus segundos de gloria con el candidato.

Puigdemont también busca su 'momentum'. Si Taylor Swift no tiene discos malos, Carles Puigdemont no declaró la independencia y se fue de fin de semana a Girona, como pasó en 2017. Política pop. Hay miles de catalanes que creen en él. Y un puñado de ellos estaban ayer en Argelès. Como ese final con Bruce Springsteen a todo trapo mientras la gente sale para saludar al líder: “No surrender”, canta The Boss.

Mitin de Carles Puigdemont en el sur de Francia. “Esto no es Francia, es la Catalunya Nord”, advierte el 'speaker' que anima el cotarro antes de que empiece el plato fuerte. Han tenido que abrir las puertas a las 18.00 horas porque en cuanto han llegado los autocares, ayer tocaba Tarragona, se generaban grandes colas. El Espai Jean Carrère de Argelès se llena con más de 200 personas, perfil jubilado de la ANC pero entusiastas del 'expresident'. Puigdemont ha entendido como nadie que la nueva política pop y, por lo tanto, el partido, Junts, se desdibuja frente al hiperliderazgo de su candidato.

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