Tortazo a la cúpula 'indepe': los militantes de la ANC rechazan ir al 12-M con una lista cívica

La dirección de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) se llevó este sábado un revolcón de sus bases, que rechazan que la entidad soberanista por excelencia de Cataluña se presente con una ‘lista cívica’ a las próximas elecciones autonómicas del 12 de mayo. La lista cívica era auspiciada por la presidenta, Dolors Feliu, y por su mano derecha, Uriel Bertran, que realizaron en las últimas semanas un auténtico maratón de explicaciones en asambleas territoriales para convencer a su militancia de la bondad y necesidad de una lista cívica con un programa radical y unilateralista que pusiese en aprietos a los partidos políticos tradicionales.

La votación fue muy ajustada: de las 7.599 personas que votaron desde el 1 al 14 de marzo, 3.758 votos fueron en contra de presentarse a las elecciones y 3.660 votos a favor, mientras que 181 votaron en blanco. En términos porcentuales, el no ganó con el 49,45% frente al 48,16% del sí. Los resultados se hicieron públicos en una asamblea que la ANC celebró este sábado en Taradell (Girona), a la que asistieron unas 700 personas.

Así pues, solo 98 votos separaron la pasión de la gloria. “Lo que deciden los socios es vinculante y, por tanto, el proyecto no se presentará a las próximas elecciones”, dijo Dolors Feliu una vez conocido el resultado de la consulta interna. Justificó su apuesta diciendo que “el debate y el proyecto han reactivado a la entidad y el coraje para plantearlo abiertamente y trabajar. Hemos puesto la independencia en el centro de nuestra acción y en el centro del debate del país. Pero es estos momentos, la lucha está más viva que nunca. Hoy no se acaba nada”.

Dicho de otra manera, no tirará la toalla y seguirá insistiendo: “Esta diferencia mínima entre el no y el sí entendemos que quiere decir que es un no por ahora, un no para estas elecciones del 12 de mayo de 2024. Pero es un claro aviso a los partidos”. Dejó caer también que “seguramente, el hecho de coincidir con el avance de las elecciones ha influido en el resultado final”. Sin embargo, el anuncio de elecciones anticipadas se produjo a solo 24 horas de cerrar la consulta interna de la ANC: los socios habían tenido ya 13 días para depositar su voto, por lo que la influencia de esa cuestión es mínima.

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Pese al revolcón, la cúpula de la ANC mira para otro lado. Feliu introdujo en la hoja de ruta que todavía está en vigor el punto de que era preciso plantear “nuevas iniciativas como la lista cívica para levantar la declaración de independencia”. Esa lista detalla el documento de la hoja de ruta, es “independiente de los partidos, para defender la voluntad de los electores independentistas en las próximas elecciones al Parlament y hacer efectiva la declaración de independencia”. Para la dirección, esa cuestión, aprobada el año pasado por los socios, continúa vigente. Tan vigente como el sonoro no que la militancia le acaba de dedicar a través de las urnas en la consulta interna.

La movilización de los críticos

El motivo del tortazo de la militancia a la dirección de la ANC se debe a la dura oposición interna que existe en la organización. Feliu y Bertran han gobernado la entidad con mano de hierro. La presidenta no dudó en despedir por las bravas a todo un símbolo como Pep Cruañes, un veterano y respetado activista que, además, había llevado pleitos gratuitamente a la ANC y había sido su vicepresidente. Cruañes, que también fue el responsable de la caja de resistencia, fue despedido tras conocerse la sentencia de la Audiencia que condena a la ANC por abrir una web denominada Consumo Estratégico, que no era sino un llamamiento al boicot a empresas españolas.

Pero lo cierto es que Cruañes se había posicionado clara y públicamente en contra de la lista cívica, lo que le acarreó dificultades y una gran tensión con la cúpula de la asociación. De hecho, en una carta a la militancia se denunciaba un cúmulo de irregularidades en el proceso de confección de la lista cívica por parte de Feliu y encabezaba un reciente manifiesto contra la lista, que también fue firmado por otros tres exvicepresidentes: Carles Castellanos, Jordi Marfany y Jordi Pesarrodona, que dimitió hace algunos meses descontento con la manera de hacer de Feliu.

La movilización de los críticos fue crucial en el desenlace de la cuestión. Además de una intensa campaña en las redes sociales, los contrarios a la lista realizaron encuentros con las asambleas locales y dieron conferencias a diestro y siniestro alertando de que la irrupción de una lista de estas características podía tener consecuencias muy negativas: por un lado, porque la ANC es una entidad no política en la que militan activistas de diferentes partidos. “No se le puede pedir a un miembro de un partido que no vote a su formación y que nos vote a nosotros”, era la teoría de los críticos. Además, afirmaban que la presentación a unas elecciones choca con los fundamentos de la propia ANC, que nació precisamente para movilizar a la sociedad civil y no para actuar como una opción política más.

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Por otro lado, advertían del gran peligro de atomización del voto independentista, lo que provocaría el debilitamiento del sector parlamentario soberanista, ya de por sí muy débil. Los críticos también echaban en cara que no se puede presentar un programa sin contenido, solo con la intención de proclamar la independencia. “Ningún ciudadano con dos dedos de frente puede comprar un programa que tenga un único punto que es la proclamación de la independencia. Un programa es mucho más complejo y ha de tener contenido político, económico y social. La lista cívica no tenía programa”, explicó a El Confidencial un miembro del sector crítico.

Por otra parte, Solidaritat per la Independència, el pequeño partido que apoyaba la lista cívica de la ANC (y en el que milita Uriel Bertran, mano derecha de la presidenta Feliu), se ha quedado sin cobertura para concurrir a los comicios. En 2010, esta formación obtuvo 4 diputados, que no revalidó en la siguiente legislatura. Ahora, abrirá una consulta interna para decidir si se presenta a los comicios del 12-M o apoya otra candidatura. De momento, es la primera víctima del varapalo que la militancia ha dado a la cúpula de la ANC.