Una enfermedad letal, el laboratorio blindado y un científico muerto: "Es de haber tenido poca responsabilidad"

Hace un año, un científico murió en la Universidad de Barcelona aquejado de una enfermedad rara, el Creutzfeldt-Jakob. Desde entonces, en la institución intentan averiguar el origen de miles de muestras no autorizadas con las que pudo estar en contacto el bioquímico en sus dependencias y que pudieron desencadenar el caso. El laboratorio en cuestión, el 4141, se encuentra en la Facultad de Medicina de l’Hospitalet de Llobregat (Barcelona), un centro alejado de las otras dependencias de la Universidad, al lado del Hospital de Bellvitge, epicentro de pacientes graves. Allí se imparten los grados de Medicina, Enfermería, Odontología, Podología y Biomedicina.

Los estudiantes de estas disciplinas, sorprendidos por la noticia, explican que la circulación es libre por las diferentes facultades, pero cuando se trata de la zona de laboratorios no docentes, donde trabajan los investigadores como el fallecido, es necesario presentar una acreditación: "Hay puertas de seguridad con código, es una zona controlada, no puede acceder quien sea. O entras con tarjeta o te tienen que abrir desde dentro", apunta una alumna de Medicina. Teniendo en cuenta el hincapié que se hace en temas de seguridad en el ámbito sanitario, los alumnos se escandalizan ante un hipotético fallo en los protocolos a la hora de manipular unas muestras tan delicadas.

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"Si tienes muestras escondidas en un laboratorio sin registro, pueden acabar siendo manipuladas por alguien sin conocimientos y acabar en desastre", asegura la misma estudiante. "Todo el manejo de muestras debe tener un control muy exhaustivo. Nos insisten mucho en el riesgo biológico al tratar con sangre, órganos o sueros. No puedes hacer lo que te plazca, hay unas normas"; comenta Pablo C., estudiante de Enfermería de la UB, quien añade que "ha tenido que haber muchas negligencias hasta que ese material haya llegado al congelador".

En las informaciones publicadas por El País se habla de muestras sospechosas de líquido cefalorraquídeo de personas con enfermedades neurodegenerativas. El laboratorio 4141, donde trabajaba el fallecido, tenía un congelador lleno de material de este tipo conservado a 80 grados bajo cero. El Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) ha confirmado que se trata de muestras "no autorizadas" y "potencialmente peligrosas", un extremo que eleva el nerviosismo entre la comunidad estudiantil.

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"Da la sensación de que no hay garantías de seguridad. Si nadie sabía que eso estaba pasando, a saber si no es la única cosa en la que no se cumple la normativa de seguridad", clama un estudiante de la Facultad de Química de la misma Universidad, Martín B. "Es de tener muy poca responsabilidad no comunicar que estás trabajando con un material que puede ser peligroso para otros", añade Pablo C.

Críticas de los estudiantes

"Como estudiante vives continuamente la mala gestión de la universidad y esto pone en evidencia que incluso puede llegar a poner en peligro la salud las personas", lamenta Martín, que no oculta su malestar después de que trascendiera el fallecimiento el pasado año de un bioquímico de 45 años. Poco más se sabe más allá de que trabajó en el laboratorio hasta que en 2020 pidió la baja por enfermedad. Las informaciones apuntan que el científico ocultó sus síntomas hasta que le impidieron seguir con su trabajo.

Además, les habría comentado a sus colegas de laboratorio que sus síntomas eran compatibles con la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, que estudiaban. Es un trastorno cerebral degenerativo que puede causar la muerte en poco tiempo y entre los síntomas más comunes se encuentra la falta de coordinación muscular, la pérdida de memoria y confusión.