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Guía rápida para saber interpretar la información de tus análisis de sangre
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Guía rápida para saber interpretar la información de tus análisis de sangre

Aunque siempre ha de ser un médico quien valore e interprete los resultados, es interesante conocer qué significan los parámetros de salud que se recogen en una analítica

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Todos nos hemos hecho más de una vez, a petición del médico, un análisis de sangre más o menos completo. Se trata de una prueba básica que proporciona información muy valiosa sobre nuestro estado de salud y que es muy útil en aquellos casos en los que la historia clínica y la exploración física no son suficientes. Casos en los que, para poder llegar a un diagnóstico, valorar la evolución, modificar o no el tratamiento y, en definitiva, tomar una decisión clínica, se precisa información complementaria a través de pruebas de laboratorio, como los análisis de sangre.

Una analítica, explica la doctora Ester Mena Pérez, jefa de Laboratorio del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, “debe ir asociada siempre a una clínica. Lo más importante es que el médico que la ha solicitado la analice y que, con la información de tu historia, con su sospecha diagnóstica, la interprete. Cada paciente y cada clínica son diferentes; sin embargo, siempre es recomendable conocer a qué se refiere cada campo del informe de analítica”.

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Al mirar los resultados de los análisis, siempre tendemos a mirar primero los campos en los que hay un asterisco, que nos indica que el nivel que ha salido está por encima o por debajo de los parámetros recomendados. Sin embargo, aclara la especialista, “un valor fuera de rango en una persona puede no ser nada y en otro paciente tener unas implicaciones importantes”.

El hemograma

La primera información que nos aparece en la hoja de resultados es el hemograma. En él, se informa de varios parámetros:

  • Hematíes. Son las células que trasportan la hemoglobina a través de la sangre y la llevan desde los pulmones al resto del cuerpo. “Que la hemoglobina tenga valores por debajo de los recomendados puede indicar la presencia de una anemia”. Los valores aumentados nos orientan, en cambio, a una policitemia.
  • Leucocitos. Estas células, también conocidas como glóbulos blancos, forman parte del sistema inmune. Son de diversos tipos según su estructura, y pueden estar especializadas. “Se elevan o disminuyen en función de la agresión que esté recibiendo nuestro cuerpo. Cuando los niveles de leucocitos están altos, muestran que el cuerpo está sufriendo una agresión porque aumentan las dotaciones de los sistemas defensivos; cuando el número de leucocitos es bajo, puede indicar que tenemos el sistema inmune comprometido”.
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  • Plaquetas. Cuando se produce un daño en el sistema vascular, las plaquetas tienen la labor de taponar una posible hemorragia. “Unas plaquetas bajas indican que está disminuida la capacidad para detener una hemorragia”, explica la especialista, que añade que “el consumo de antiagregantes (como, por ejemplo, en pacientes con riesgo de trombosis) influye en la actividad de las plaquetas”.
  • Coagulación. Hay dos indicadores principales que nos muestran el estado de la coagulación: el tiempo de protrombina y el tiempo de tromboplastina. “Un tiempo de coagulación alto nos indica que, ante una lesión, va a aumentar el tiempo en que se coagule la sangre. Existen índices normalizados del tiempo de coagulación, como el INR (ratio internacional normalizada, por sus siglas en inglés), que está relacionado con el tiempo de protrombina, o el TTP, que es la ratio normalizada del tiempo de coagulación de la tromboplastina”.

Bioquímica

Otro aspecto destacado de una analítica es la bioquímica. Como nos explica la doctora Mena, “dentro de la sangre hay enzimas, nutrientes, proteínas… que viajan desde donde se sintetizan al resto del cuerpo para alimentarlo”. Los análisis nos darán información sobre:

  • Glucosa. Es la principal fuente de energía rápida del cuerpo humano. “Una glucosa baja (hipoglucemia) provoca que el cuerpo no tenga energía suficiente para realizar sus funciones básicas. La glucosa alta (hiperglucemia) puede indicar una diabetes, del tipo que sea”.
  • Creatinina. Es una sustancia que se elimina por el riñón. “Es un indicador (mejorable, pero sirve) del funcionamiento del riñón. Si el riñón falla y no elimina la creatinina, esta se empieza a acumular”.
  • Bilirrubina. Es un indicador del metabolismo de la hemoglobina. "Normalmente, la bilirrubina se eleva cuando el hígado no puede eliminar la hemoglobina como debe, algo que se puede dar en las obstrucciones hepáticas. En bebés también se puede dar debido a la inmadurez del hígado".
  • Albúmina. Es la proteína mayoritaria. “Nos indica el estado nutricional. Una albúmina baja indica problemas de absorción o que no estamos alimentándonos bien”.
  • Proteínas totales. También muestran el estado nutricional, aunque además se pueden elevar por algunas enfermedades. “Ante unas proteínas altas debemos seguir estudiando; si son bajas, indican que no hay buen estado nutricional”.
  • Calcio. No solo está relacionado con la formación de los huesos, sino con otras funciones importantes, como la contracción muscular. “Un calcio bajo puede ser debido a una deficiencia en la alimentación o a un funcionamiento defectuoso de la paratiroides; produce tetania, que provoca que no se sea capaz de realizar las contracciones de forma correcta”, continúa la jefe del laboratorio del citado hospital madrileño, que añade que, si el calcio sale alto, “es necesario estudiarlo más”.
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  • Iones (sodio, potasio, cloro). “Los iones realizan muchas acciones en el organismo y una descompensación da lugar a diversas patologías”. Así, por ejemplo, en una insuficiencia renal o en un caso de deshidratación van a subir; en cambio, si se sufren vómitos o diarreas pueden bajar.
  • Función del hígado. Una de las pruebas para evaluar la función hepática es la gamma-glutamil transferasa (también conocida como gamma-glutamiltransferasa o GGT). “La GGT es una enzima que está en todo el cuerpo, principalmente en el hígado. Cuando este órgano está dañado, la GGT se puede filtrar a la sangre. Los niveles altos de GGT en la sangre pueden ser un signo de enfermedad del hígado o de daño en las vías biliares”.
  • Metabolismo del hierro. El hierro forma parte de la molécula de hemoglobina. Cuando el aporte de hierro de la dieta es insuficiente, su concentración en sangre puede disminuir y empiezan a utilizarse y disminuir las reservas del organismo. Esto puede ocurrir por diferentes causas: dieta pobre en este mineral, dificultad para absorber el hierro de la dieta (por ejemplo en la enfermedad celiaca), o en situaciones donde se produce un aumento de las necesidades de hierro (embarazo, la infancia o la adolescencia), o una pérdida crónica de sangre (como en la úlcera péptica o el cáncer de colon).
  • Metabolismo lipídico. Nos ayuda a ver los niveles de colesterol. Se distingue entre HDL (el llamado colesterol bueno) y LDL (colesterol malo). El LDL viaja desde el hígado hasta los órganos para reparar las membranas de las células, pero por el camino deja pequeños depósitos de colesterol en las paredes arteriales. “Cuanto más alto tengamos el LDL, más probabilidades habrá de que se acumule en nuestras arterias”. En cambio, el HDL viaja desde los órganos hasta el hígado, recogiendo el LDL sobrante que ha quedado en las arterias, “y así nos ayuda a mantener nuestras arterias en buen estado”.
  • TSH. Es la hormona que generamos en la hipófisis y nos regula la tiroides. Si la TSH está bien, te está diciendo que tu función tiroidea tiroides está correcta. Si la TSH está alterada es que nuestra tiroides no está funcionando de forma correcta.

*El Confidencial, en colaboración con Quirónsalud, presenta una serie de artículos con información práctica, consejos y recomendaciones para practicar deporte que mejore nuestra salud y bienestar. Si tienes alguna duda sobre esta temática o quieres más información, puedes contactar con el Hospital Universitario Quirónsalud Madrid​.

Todos nos hemos hecho más de una vez, a petición del médico, un análisis de sangre más o menos completo. Se trata de una prueba básica que proporciona información muy valiosa sobre nuestro estado de salud y que es muy útil en aquellos casos en los que la historia clínica y la exploración física no son suficientes. Casos en los que, para poder llegar a un diagnóstico, valorar la evolución, modificar o no el tratamiento y, en definitiva, tomar una decisión clínica, se precisa información complementaria a través de pruebas de laboratorio, como los análisis de sangre.

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