Doble vía de ERC: pactos en Madrid y enroque en Cataluña por culpa de Pegasus
Ernest Maragall ha abierto un herida profunda con los Comunes a cuenta del espionaje a políticos y ahora se hace muy difícil a los republicanos lograr pactos alternativos para legislar
ERC se ha enrocado en Cataluña con el tema de Pegasus lo que está provocando inesperadas derivadas políticas, tanto en el Ayuntamiento de Barcelona como en el Parlament. En el primero, Ernest Maragall ha acusado a Ada Colau de connivencia con los servicios secretos para arrebatarle la alcaldía. En el segundo, parece más difícil que los republicanos acaben firmando un acuerdo con Comunes y PSC para cambiar la Ley de Política Lingüística ahora que se ha demonizado a ambos. Por tanto, todo apunta a que ERC se enroca en Cataluña, donde tiende a la parálisis al mismo tiempo que se abre a pactos puntuales en el Congreso en Madrid para no forzar un final abrupto de la legislatura de Pedro Sánchez, con quien Pere Aragonès tiene pendiente una reunión para los próximos días.
Fuentes de ERC matizan que el hermano mayor de Pasqual Maragall va por libre y encima no sale muy beneficiado en las encuestas, donde Colau está remontando contra todo pronóstico. De hecho, el propio Ernest Maragall ha matizado sus acusaciones iniciales. Pero sí que hay un esfuerzo por parte del independentismo de considerar a los Comunes el tonto útil que se deja utilizar por el Gobierno español, que además estaría operando al margen de la ley y utilizando escuchas telefónicas ilegítimas. Y eso dificulta que se puedan construir futuros acuerdos.
És una catàstrofe -democràtica- que un Estat intervingui en un procés electoral per influir-hi. Ara, al govern de Barcelona.
— Ernest Maragall i Mira (@ernestmaragall) May 16, 2022
La ciutadania n'és la gran afectada.
Desclassificar-esclarir-depurar ha de ser la sortida de l'Estat si vol tornar a la ‘via democràtica’.#BarcelonaGate pic.twitter.com/pi22zi9TXH
La teoría de que las escuchas a Ernest Maragall a través de Pegasus fuesen para arrebatarle la alcaldía resultan muy forzadas. Ernest Maragall fue incapaz en su día de aceptar que lo que hacía falta con Colau era un reparto de la alcaldía de la capital catalana de dos años y dos años y eso es lo que le acabó enviándolo a la oposición. Eso y la flexibilidad que mostró Manuel Valls.
Extrapolando esta minicrisisis de política municipal al Parlament, la posición de ERC queda más aislada. JxCAT ya se ha desmarcado por completo del acuerdo para reformar la Ley de Política Lingüística como manera de esquivar la sentencia del 25% de castellano en las asignaturas vehiculares. Eso deja a los republicanos con el enroque como única opción en política catalana.
El hueco rápidamente lo ha visto la CUP, que exige ahora a Pere Aragonès que se someta una cuestión de confianza, como se pactó para el acuerdo de investidura. Para Aragonès el pacto quedó roto cuando la CUP se descolgó de la negociación de los Presupuestos. Desde marzo, la CUP está intentando recuperar su rol de socio preferente de ERC. Y en la actual demonización de los Comunes, ha encontrado su hueco para para volver a llamar a la puerta.
Dos caras
Mientras en Madrid, ERC espera lo contrario: poder dar apoyos puntuales al Gobierno español allí donde no le resulte muy costoso: como la modificación de la conocida como ley mordaza, el nuevo proyecto sobre memoria democrática o los proyectos de audiovisual y la ley de vivienda. Esperan que esto sea suficiente para que el Gobierno español no acabe cayendo y que el inminente encuentro entre Pere Aragonès y Pedro Sánchez acabe de engrasar esta vías.
Al perder a los Comunes, ERC se queda sin aliados estables en el Parlament
La vía fluida en Madrid contrastaría con el bloqueo de facto en Cataluña. Sin poder apoyarse en los Comunes de Jèssica Albiach en la práctica los republicanos se quedan sin margen para una política de geometría variable en la Cámara catalana. Y todas las fuentes consultadas descartan que Aragonès vaya ahora a ceder a las pretensiones de los anticapitalistas. Así, ERC se ha quedado sin la CUP, sin los Comunes y tiene en la Cámara autonómica a Laura Borràs, que más que de presidenta del Parlament ejerce como jefa de la oposición.
Guerra de trincheras
En Cataluña, por tanto, todo apunta a una larga guerra de trincheras. ERC, tal y como ha anunciado Marta Vilalta, mantiene la necesidad de cambiar la Ley de Política Lingüística, lo que implicar que JxCAT vuelva a suscribir el pacto que ha abandonado. Vilalta invoca el “respeto y la lealtad” pero resulta dudoso pensar que vaya a tener éxito.
Y más cuando el portavoz de JxCAT, Josep Rius, ha asegurado que ha remitido a la Generalitat un decreto para blindar el catalán ante la sentencia del 25%. El debate es jurídico: “el decreto ley evitaría que el TSJC pudiera reaccionar porque una vez validado en el Parlament sólo podría ser recurrido ante el Tribunal Constitucional”, argumentó Rius. Por tanto, guerra de posiciones, cuestiones jurídicas que el votante ni entiende ni empatiza con ellas y una situación en ERC de bloqueo que dificultará gobernar en Cataluña.
ERC se ha enrocado en Cataluña con el tema de Pegasus lo que está provocando inesperadas derivadas políticas, tanto en el Ayuntamiento de Barcelona como en el Parlament. En el primero, Ernest Maragall ha acusado a Ada Colau de connivencia con los servicios secretos para arrebatarle la alcaldía. En el segundo, parece más difícil que los republicanos acaben firmando un acuerdo con Comunes y PSC para cambiar la Ley de Política Lingüística ahora que se ha demonizado a ambos. Por tanto, todo apunta a que ERC se enroca en Cataluña, donde tiende a la parálisis al mismo tiempo que se abre a pactos puntuales en el Congreso en Madrid para no forzar un final abrupto de la legislatura de Pedro Sánchez, con quien Pere Aragonès tiene pendiente una reunión para los próximos días.