El reverso tenebroso del soldado imperial que guardaba varios teras de material pedófilo

Una gran vitrina dedicada a Star Wars presidía la sala gaming que el joven había habilitado en casa de sus padres. Lo más parecido a un altar friqui en el que sobresalía un traje completo de soldado imperial que estaba rodeado por múltiples maquetas de la saga de George Lucas. Y a su lado, un sistema informático multipantalla y numerosos dispositivos de almacenamiento de archivos informáticos. Este era el centro de operaciones de un presunto pedófilo al que la Policía Nacional intervino “varios teras” de imágenes comprometidas que guardaba en su domicilio de Almería. Uno de los 121 arrestados en una de las investigaciones más importantes realizadas en nuestro país contra este tipo de delitos.

Fuentes cercanas al caso explicaron a este periódico que la captura de este individuo fue el desenlace de un largo periodo de trabajo que arrancó con un aviso de la unidad de enlace del FBI en la embajada de Estados Unidos en Madrid. Los agentes recibieron datos de su central de datos que fijaban en España a un número importante de personas que estaban “compartiendo, subiendo o descargando de internet” material audiovisual pedófilo.

Esta información, que había sido recopilada y puesta a disposición de las autoridades por una ONG norteamericana contra la explotación infantil, supuso el inicio de una cacería mundial a la que se sumó el Grupo VI de Delitos Tecnológicos de la Brigada de Policía Judicial de la Comisaría Provincial de Almería. La información derivada a los agentes de esta unidad apuntaba hacia una persona que presuntamente había distribuido cuatro archivos. “En ese mundillo, cuando alguien ha subido cuatro vídeos, lo más probable es que realmente sean 400.000”, comentan las fuentes consultadas, que añadieron que se solicitó a las operadoras datos que permitiesen la ubicación exacta del sospechoso.

Las pesquisas policiales condujeron hacia un inmueble situado en la zona de La Rambla de la capital almeriense. En él residían un matrimonio y su hijo, que al parecer había regresado al hogar paterno tras una temporada viviendo solo. El tipo no hacía mucha vida social. Se sabía que tenía un trabajo vinculado a la informática y que “pasaba gran parte del tiempo en la casa”. Un estilo de vida que complicaba las indagaciones.

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Cuando los agentes entraron en la vivienda con una orden judicial, el sospechoso mostró cierta sorpresa porque “no se lo esperaba”. Es algo que no extrañó a los investigadores. Es más, es una respuesta habitual. “Se creen más listos que nosotros y piensan que nunca van a ser descubiertos”. Pero se equivocan.

El registro de la casa se centró en la habitación gaming en la que el individuo —al parecer— pasaba muchas horas del día. Allí, entre caros objetos de coleccionista, como un casco de Nazgûl de El Señor de los Anillos, o un vehículo AT-AT como los que se vieron por primera vez en El Imperio contraataca, descubrieron una serie de dispositivos de almacenamiento que sumaban “varios terabytes” en los que se descubrió material pedófilo extremadamente duro. “Agresiones sexuales a bebés y grabaciones de menores con animales”, describen.

A pesar de que el investigado era ordenado a la hora de guardar el material pedófilo, los agentes tardaron meses en analizarlo por su volumen

Estas grabaciones sirvieron para que la autoridad judicial decretase el ingreso en prisión preventiva del investigado, aunque los responsables del caso tardaron “varios meses” en analizar todo el material que se le incautó. Era tal la cantidad de archivos que acumulaba, que no supuso un alivio que fuese “meticuloso” y lo hubiese ordenado por carpetas y claves para su identificación según la temática.

El resultado de este trabajo de estudio fue un informe judicial que se remitió el juzgado. Las citadas fuentes recuerdan que el arrestado se “apagó” cuando se vio detenido, pero “nunca se rompió”. “Guardó silencio”.

La operación Cíclope, como se denominó este caso, ha sido una de las decenas y decenas llevadas a cabo por la Policía Nacional dentro de una investigación general que —después de años de pesquisas— se ha sustanciado en la captura de 121 pedófilos en distintas partes del país.

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En los 125 registros efectuados se intervinieron 368 discos duros, 114 memorias USB, 100 DVD, 60 ordenadores y otro material informático. 500 terabytes de contenido pornográfico de gran dureza protagonizado por menores de edad.