El agua dejará de ser "muy barata": Andalucía y Cataluña son solo el principio

Ningún alcalde quiere hacerlo, pero cada vez son más los que se ven obligados. Málaga y Sevilla comunicaron tras el verano un incremento del precio del agua a sus ciudadanos. Las tarifas subirán en las dos principales localidades de Andalucía, la comunidad más seca de España, un 41,5% y un 30% respectivamente. En las últimas semanas, numerosos municipios han anunciado actualizaciones al alza en sus tarifas, aunque es sintomático que sea en el sur, donde más se está sufriendo la sequía, donde arrancara un fenómeno que se extiende poco a poco por toda España.

Los ayuntamientos de Zaragoza, Salamanca, Valencia, Toledo o León también han planteado subidas de precio en las últimas semanas. Incluso la Generalitat de Cataluña, que recientemente anunció un aumento del 33%. Son administraciones gobernadas por distintos partidos, aunque han vivido polémicas parecidas tras el verano. Todos afrontan anuncios impopulares, rechazados por la oposición, pero obligados por la sequía y sus consecuencias. Las empresas públicas de abastecimiento argumentan la decisión en la necesidad de invertir en una mejora del suministro y en obras que hagan más eficiente el consumo. Si no, explican, sufrirán perdidas inasumibles. Casi todas llevaban años cobrando lo mismo.

El agua venía siendo desde hace años "muy barata" en España, como recordó hace unas semanas el portavoz del Gobierno andaluz, Ramón Fernández-Pacheco. Tras conocer las subidas de precio de los principales ayuntamientos andaluces, gobernados por el PP, defendió la medida y recordó que el agua es un "bien escaso". Eran unas declaraciones impopulares, pero los datos le dan la razón. España, pese a ser el país más árido de Europa, tiene una de las aguas más baratas del continente. De hecho, con una media de 1,88 euros por metro cúbico, el precio está casi un 48% por debajo de la media europea, según un informe de la Federación Europea de operadores de servicios de agua.

El precio del agua apenas se había actualizado en los últimos años en la mayor parte del país, donde la gestión (casi siempre) depende de los ayuntamientos y los alcaldes, centrados en las convocatorias electorales, tienden a evitar por todos los medios el tener que comunicar a sus vecinos una subida en el precio del agua, por pequeña que sea. Es otro de los motivos detrás de los tarifazos en numerosas ciudades. Tras años de estabilización de precios, en los que las subidas mínimas del IPC llevaban a descartar una actualización de las tarifas, la inflación a raíz de la Guerra de Ucrania ha obligado a muchas empresas a dar el paso. Los precios se habían adaptado en la mayor parte de los sectores, pero los efectos aún no habían llegado al de las empresas públicas de agua, que no se han librado del incremento de costes en los últimos años, desde el aumento de los salarios hasta el encarecimiento de los materiales.

En los países nórdicos, donde el agua es mucho más abundante, el precio es cuatro veces mayor

"Nadie quería hacerlo. Al tratarse de un servicio ofrecido por los municipios, tendemos a interpretar que es el alcalde quien sube las tarifas, y ellos intentan evitarlo. Pero es como si pensamos que el presidente es quien sube el precio del petróleo", resume Pascual Fernández, presidente de la Asociación Española de Abastecimiento de Aguas y (AEAS). Esta entidad, que engloba a los servicios municipales y entidades que prestan servicios de abastecimiento y depuración, defiende que las subidas son inevitables.

Políticas medioambientales

Las entidades que gestionan el abastecimiento del agua, además, se han visto obligadas a emprender actuaciones como consecuencia de la sequía, un problema que ya afecta directamente a economías como la andaluza. En general, cada vez son más los países que deciden aplicar sus políticas medioambientales a las tarifas para reducir el consumo. Un precio más caro para penalizar el despilfarro y obligar al ciudadano a ahorrar. En los países nórdicos, donde el agua es un recurso mucho más abundante, el precio por metro cúbico es cuatro veces mayor al de España. También ocurre en gran parte de Estados Unidos, donde la ciudadanía que reside en territorios áridos está acostumbrada a afrontar un precio muy elevado. "Sería razonable que poco a poco la tarifa en España vaya siendo más alta", resume Fernández.

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Sin embargo, hay voces que piden la intervención de lo público para evitar que el aumento de precios repercuta directamente en el ciudadano. La organización de consumidores Facua entiende la necesidad de adaptarse al nuevo escenario climático, aunque reclaman que sean las administraciones las que asuman gran parte del coste. Además, en el caso de Andalucía, recuerdan que la Junta ha suprimido el canon autonómico del agua, un impuesto que grava la utilización del agua de uso urbano con el fin de posibilitar la financiación de las infraestructuras hidráulicas en pueblos y ciudades.

En ciudades como Sevilla, el aumento anunciado dependerá del consumo de agua de cada persona. La empresa metropolitana de aguas (Emasesa) ha acordado que los hoteles y pisos turísticos soporten una subida de "más del 40%". Sin embargo, a los consumos domésticos más eficientes se les aplicará solo una subida del 15%, sin contar las bonificaciones a las familias más vulnerables. Por su parte, los ciudadanos que más gasten sufrirán una subida del 18%. La intención es recaudar más penalizando el despilfarro. "Que el que menos ahorra, más pague".