El narco amplía la ruta inversa de la droga: MDMA 'español' destino Sudamérica

Un kilo de hachís por un kilo de cocaína. Esta es la sorprendente transacción que detectaron los cuerpos policiales cuando comenzaron a observar que Sudamérica y Europa intercambiaban roles en el negocio de la droga y quien antes era exclusivamente productor pasaba a convertirse en consumidor y comprador. Y una de las principales razones de este cambio de tendencia fue que el chocolate se ha puesto de moda en países como Brasil, Argentina o Colombia, donde es muy demandado entre los chicos de bien.

Para satisfacer su demanda, veleros cargados de fardos parten con cierta regularidad desde el litoral sur de España o las costas africanas hasta puertos cariocas, principalmente. Es lo que se ha bautizado como la ruta inversa del hachís. Una vía que los narcos están aprovechando para introducir otras drogas. Es lo que ha constatado la operación Conjura, una investigación en la que han participado la Policía Nacional, el Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA) y grupos policiales de Reino Unido o Portugal, y que ha abortado el envío y distribución de 56 kilogramos de éxtasis en tierras argentinas.

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La operación se inició a finales de octubre de 2022, cuando los responsables del caso tuvieron conocimiento de que existía una gran cantidad de drogas sintéticas que estarían siendo ofrecidas a diversas organizaciones criminales de la Costa del Sol, con intención de ser vendidas en época navideña. Posteriormente, supieron que el alijo iba a ser enviado por mar desde Europa hasta Sudamérica. Un dato que fue confirmado por la Gendarmería Nacional Argentina, que informó sobre la llegada a España —vía Brasil— de un ciudadano de su país que tenía intención de hacerse cargo de un velero que sería usado para este transporte internacional de drogas.

Los agentes observaron que el investigado, con el apoyo de otros cuatro argentinos, se hizo cargo de un barco, ya relacionado con un envío de cocaína en 2020, que se saldó con 20 detenidos y la incautación de casi 1.500 kilogramos de esta sustancia, que había quedado abandonado en Puerto Banús. Entre fuertes medidas de seguridad, reformaron tanto el exterior como su interior de la embarcación para que no fuera vinculado con la operación policial anterior. No mantenían contacto con terceras personas, nunca dejaban vacío el velero y realizaban cargas de material y herramientas a horas intempestivas, coordinando algunos de sus movimientos más sospechosos con los horarios de los partidos de la Selección Española en el Mundial de Qatar.

Los cuatro investigados reformaron la zona interior de la embarcación, mientras un quinto argentino, asentado en Marbella, mantenía contacto constante con ellos, observando los responsables del caso cómo proveía de herramientas y planchas de aluminio y madera a los ocupantes del velero. A finales de noviembre, los detenidos renombraron el velero, "lo matricularon en Polonia" y dos de los investigados iniciaron la navegación. Partieron de Sotogrande, pero rápidamente tuvieron que refugiarse en el puerto de Tarifa al sufrir una avería. Una vez finalizada la reparación, iniciaron la navegación dirección Canarias, donde pretendían avituallarse para navegar posteriormente hasta Argentina.

Se estima que los traficantes habrían obtenido al menos 24 millones de dólares por el alijo

Fuentes consultadas por El Confidencial tildaron de "locura" la travesía que pretendían realizar debido al deficiente estado de la embarcación y porque la tripulación —dos personas— era ridícula para gobernar un velero de esas dimensiones. Su gran baza para completar el trayecto era tratar de aprovechar las corrientes atlánticas para reducir los días de navegación.

La motivación para asumir tanto riesgo era clara: el impresionante beneficio que podían obtener si la operación salía bien. "Más que si vendiesen un kilo de coca en España". Las citadas fuentes detallaron que "en Argentina se está vendiendo la pastilla de éxtasis —MDMA— por entre 30 o 40 dólares". Si tenemos en cuenta que los 56 kilos interceptados podrían convertirse en entre 800.000 y 1.200.000 de dosis, "dependiendo de la pureza que buscaran los distribuidores", el alijo podía proporcionar un mínimo de 24 millones de dólares.

Las pesquisas de los agentes del Grupo de Respuesta Especial contra el Crimen Organizado (Greco) Costa del Sol y de la Unidad de Droga y Crimen Organizado (Udyco) Costa del Sol pusieron de relieve la implantación de organizaciones de narcotraficantes argentinas en territorio español y advirtieron la utilización por primera vez de un velero par transportar metanfetaminas a Sudamérica. "Había operaciones e informaciones de incautaciones en aeropuertos por paquetes ocultos en maletas, pero no del uso de una embarcación" que hacía la ruta inversa.

Las fuentes consultadas señalan que —probablemente— el plan de la organización era aprovechar el viaje de vuelta transportando cocaína y completar un carrusel de la droga. "Pero no nos podíamos arriesgar", así que, en el momento en que la embarcación abandonó Tarifa, el patrullero Fenix V del SVA de la Agencia Tributaria interceptó el velero y sus agentes detuvieron a los dos tripulantes. Tras varias horas de registro, los investigadores y los integrantes del Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas (GOIT) detectaron un compartimento secreto, creado con planchas de aluminio, que se encontraba debajo de un mueble de la cocina. Una vez que accedieron a su interior, los agentes localizaron 28 paquetes que contenían 56 kilogramos de MDMA, perfectamente sellados y cubiertos de gasoil para enmascarar su olor. Los agentes procedieron entonces a la detención de las tres personas que se habían quedado en Marbella y que habían colaborado con el acondicionamiento del barco.

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La información que manejan los responsables del caso es que el destino de esta droga era Argentina, donde los presuntos implicados pretendían transformar el cristal en pastillas para su distribución.

Esta operación ha vuelto a poner el foco sobre la ruta inversa, siendo el origen del estupefaciente el territorio europeo, y el destino, los países latinoamericanos. Las redes de narcotráfico abren así las puertas de un nuevo mercado con millones de potenciales consumidores. En la operación Conjura, en el marco del proyecto Empact, se contó con la colaboración de la Policía Judiciaria de Portugal, Europol y de la National Crime Agency de Reino Unido.