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El exmilitar de la Royal Navy convertido en dandi y narco en la lujosa Sotogrande
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Pasaba completamente desapercibido

El exmilitar de la Royal Navy convertido en dandi y narco en la lujosa Sotogrande

Mark B., del que se piensa que llevaba 15 años traficando con drogas, destacaba por sus exquisitas formas y por huir de la imagen tradicional del narcotraficante

Foto: Un agente derriba el acceso a una de las casas registradas.
Un agente derriba el acceso a una de las casas registradas.

El reloj rondaba las 7:00 cuando la lujosa vida de Mark B. daría un giro de 180 grados. Agentes del Grupo de Respuesta Especial para el Crimen Organizado (Greco) de la Costa del Sol irrumpían en su villa de la urbanización de Sotogrande, en Cádiz, y lo detenían como presunto cabecilla de una importante red de tráfico de drogas a través del Estrecho. Caía así un escurridizo delincuente, exmiembro de la Royal Navy británica, con un gran patrimonio inmobiliario en el sur del país, “muy bien relacionado” y “unos modales exquisitos”, capaz de pedir a los investigadores que seguían su pista desde hace años que demoraran unos minutos su traslado al juzgado para poder calzarse unos caros náuticos.

La investigación que ha permitido su captura, realizada por la Policía Nacional y el Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA) de la Agencia Tributaria, en colaboración con la National Crime Agency, arrancó el año pasado, después de que los responsables del caso obtuviesen datos que lo situaban en la cúspide de una organización dedicada al transporte de hachís vía marítima.

Mark, exmiembro de la Royal Navy británica con extensos conocimientos náuticos, estaba en el radar policial desde hace años por su estrecha relación con el tráfico internacional de drogas y sus nexos con organizaciones criminales asentadas en países europeos como Reino Unido y Ucrania —previsible destino de los alijos—.

Foto: Munición de escopeta que impactó en uno de los furgones policiales durante los disturbios. (EC)

“Estamos ante un tipo singular, alejado de la imagen tradicional del narco autóctono que se va de fiesta a Pachá Ibiza. Es un tipo discreto, de unos modales exquisitos, educado, al que no le faltaba de nada. Un hombre con mucho poder, bien relacionado y que era muy bueno en lo que hacía”, según lo describieron a El Confidencial fuentes cercanas al caso, que apuntaron que “hace cuatro o cinco años fue investigado, pero no pudimos cazarlo”. “Ahora está muy bien cogido”, manifestaron con satisfacción.

El hecho de ser un individuo vinculado por las fuerzas de seguridad con el tráfico de drogas “desde hace al menos 15 años” no limitaba sus habilidades sociales, y se desenvolvía como pez en el agua en uno de los ambientes más exclusivos del país: la urbanización de Sotogrande, donde tenía fijada su residencia.

En sus perfiles de redes sociales, Mark, natural de Londres, se presenta como un empresario del sector inmobiliario que lleva casi tres décadas asentado en la Costa del Sol especializado en inmuebles del mencionado complejo residencial, algunos de los cuales alquilaba en verano por 7.000 euros al mes, según publicitó en uno de los anuncios.

Foto: Imagen de varias toneladas de hachís interceptadas por el Servicio de Vigilancia Aduanera. (EFE)

Las citadas fuentes señalaron que en esta urbanización había comprado varias casas y pisos “con vistas al mar y a pie de playa” cuyo origen se investiga, ya que una de las hipótesis es que se adquirieron con dinero procedente del narcotráfico. Esta cuestión no se puede desligar de que al arrestado, además de por tráfico de drogas y asociación ilícita, se le investiga por blanqueo de capitales.

El currículo de un "señor"

Además de su etapa como 'submariner' en la Royal Navy, sus biografías en internet están trufadas de supuestas iniciativas empresariales en las que su protagonismo es oscilante —a veces es socio, otras, propietario—. Llama especialmente la atención que en su currículo profesional aparece como mánager general del prestigioso Club de Golf de Valderrama, considerado el mejor campo de golf de España y sede de la Ryder Cup en 1997, aunque en la red no hay ningún rastro de esta relación laboral, más allá de sus referencias. Fuentes del club, no obstante, precisaron que esta persona únicamente fue relaciones públicas con los socios durante un periodo de tres meses y que “hace más de 20 años” que no tenían contacto.

Lo que sí reflejan sus galerías de fotos es su alto nivel de vida, con numerosas instantáneas en villas y embarcaciones de lujo, celebraciones, restaurantes y jornadas practicando deportes. El mar es una de sus grandes pasiones y realizaba largos viajes en veleros, aunque también se desplazaba a Ucrania. También le gustaba ir a esquiar a Sierra Nevada y habitualmente practicaba tenis y golf.

Foto: Avión de inspección pesquera Sancti Petri. (Ministerio de Agricultura)

Pero siempre con un “perfil bajo”, “sin llamar la atención”, en compañía de su pareja, una mujer “unos cuantos años más joven que él”. Una premisa que le permitió sortear las distintas investigaciones policiales que surgían en torno a su figura y la de algunos de sus socios, como un empresario de la restauración ceutí que ha sido arrestado junto a él.

Importantes medidas de seguridad

La detención de Mark B. comenzó a fraguarse después de que los investigadores constatasen que estaba detrás de varias empresas dedicadas a la compraventa y alquiler de embarcaciones que supuestamente utilizaba para realizar los transportes de droga. “Igualmente, creó sociedades pantalla —en España y Gibraltar— para introducir en el circuito económico legal dinero procedente del tráfico de estupefacientes”, informó la Policía Nacional.

Las primeras indagaciones revelaron la presunta relación del investigado con diferentes individuos afincados en la ciudad autónoma de Ceuta, integrantes de la organización criminal suministradora del hachís, con los cuales organizaba los transportes de droga utilizando embarcaciones tipo velero y de recreo.

Foto: Fotografía de la operación. (Guardia Civil)

Durante la investigación, los agentes se enfrentaron al alto grado de profesionalidad de la organización, cuyos miembros adoptaban estrictas medidas de seguridad, tanto en lo que respectaba a sus comunicaciones como a la hora de realizar cualquier tipo de desplazamiento.

Este control se incrementaba en los momentos de llevar a cabo las reuniones en que planificaban las operaciones delictivos. Dichos encuentros se producían en lugares que dificultasen la labor policial y, para acudir a los mismos, los arrestados utilizaban embarcaciones particulares, desplazándose incluso en varias ocasiones durante un mismo día, tratando de evitar los medios de transporte público y, de esta manera, no dejar rastro de sus datos personales en las compañías de transporte.

La primera fase de la investigación, coordinada en su totalidad por la Fiscalía Antidroga del Campo de Gibraltar y el juzgado de Instrucción número 1 de San Roque (Cádiz), se desarrolló en el mes de agosto de 2020, cuando la organización criminal preparaba el envío de droga a bordo de una embarcación. Este alijo, de 600 kilos de hachís, fue intervenido en el puerto deportivo de Ceuta cuando los integrantes del grupo lo habían cargado.

Foto: Foto: Guardia Civil.

Tres meses más tarde, los investigados planificaron un nuevo transporte. En esta ocasión, emplearon una embarcación de recreo, la cual fue interceptada en el puerto deportivo de Sotogrande cargada con una tonelada de hachís.

La pasada semana, finalmente, se llevó a cabo la fase de explotación del caso con la detención de 10 personas: seis en Ceuta, dos en la localidad malagueña de Manilva y otros dos en la provincia gaditana, entre las que se encontraba Mark B. El principal acusado, finalmente, ha ingresado en la prisión algecireña de Botafuegos tras ser puesto a disposición de la autoridad judicial.

En los registros practicados, los agentes han intervenido más de 5.800 euros en efectivo, una pistola simulada, una pistola eléctrica, armas blancas y un dron, además de cinco vehículos de alta gama, dos yates y un velero.

El reloj rondaba las 7:00 cuando la lujosa vida de Mark B. daría un giro de 180 grados. Agentes del Grupo de Respuesta Especial para el Crimen Organizado (Greco) de la Costa del Sol irrumpían en su villa de la urbanización de Sotogrande, en Cádiz, y lo detenían como presunto cabecilla de una importante red de tráfico de drogas a través del Estrecho. Caía así un escurridizo delincuente, exmiembro de la Royal Navy británica, con un gran patrimonio inmobiliario en el sur del país, “muy bien relacionado” y “unos modales exquisitos”, capaz de pedir a los investigadores que seguían su pista desde hace años que demoraran unos minutos su traslado al juzgado para poder calzarse unos caros náuticos.

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