El PSOE de Málaga busca recomponerse tras el revolcón de Iceta con la Torre del Puerto

El PSOE de Málaga trata de recomponerse después de que el ministro de Cultura, Miquel Iceta, comprometiese su posición sobre su modelo urbanístico al bendecir la polémica Torre del Puerto, El partido busca obtener una victoria moral con un pronunciamiento simbólico del Pleno contra el polémico proyecto que le rearmaría de cara a su electorado. Una estrategia para la que necesitará que Ciudadanos, socio de Gobierno del PP, mantenga lo manifestado en los últimos días y con su voto haga buena la mayoría de la izquierda.

Los socialistas intentan contrarrestar el deterioro de su imagen elevando el tono del discurso e incluyendo en sus intervenciones términos como “intereses especulativos”. También avivando la lucha de clases con la crítica a promociones con “pisos a más de 400.000 euros y jóvenes en fuga de nuestra ciudad”. Todo después de que Iceta restara importancia al impacto del rascacielos en la ciudad.

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Su último intento para intentar de levantarse del revolcón ministerial es presentar una moción urgente con la que persigue retratar a las distintas formaciones. El movimiento es interesante desde el mismo momento en el que la concejala de Cultura y única edil de Ciudadanos, Noelia Losada, aseguró en una entrevista que no le gusta la Torre del Puerto y que preferiría que el proyecto se cayera en algún trámite. Declaración de especial importancia porque su voto es decisivo para decantar cualquier propuesta hacia el PP —y su aliado tránsfuga— o el bloque de la izquierda que conforman el PSOE y Unidas Podemos por Málaga.

Si la formación naranja finalmente mantiene su postura expresada recientemente, además de lograr un pronunciamiento simbólico por parte del Pleno municipal, los socialistas podrían provocar una división en la coalición de Gobierno que seguro que tratarán explotar en las próximas fechas. Y es esta circunstancia la que puede hacer dudar a la formación naranja, sobre todo porque uno de los tres puntos de la moción se entiende como una enmienda a la política urbanística del Consistorio, pues “aboga por una Málaga más sostenible frente al auge especulativo que vive la ciudad en materia de vivienda”.

Los socialistas apelan a la “valentía” de la edil de Ciudadanos para lograr una victoria simbólica

Las otras dos propuestas son las que podrían exponer la postura del alcalde, Francisco de la Torre, y el grupo municipal popular, ya que sí podrían arrancar el apoyo de Ciudadanos. La primera solicita a la corporación que “muestre su disconformidad con el proyecto de hotel rascacielos ubicado en el dique de Levante”; mientras que la tercera reclama “paralizar los trámites urbanísticos para la realización” de este equipamiento de lujo impulsado por un fondo qatarí.

El portavoz y candidato del PSOE, Daniel Pérez, interpelaba a la “valentía” de Ciudadanos y Losada porque “estamos a tiempo de parar la aprobación del Plan Especial del Puerto con el apoyo de la mayoría de los malagueños”. El dirigente socialista, curiosamente, no esgrimió la victoria que otorgarían los 16 concejales que sumarían junto a Unidas Podemos por Málaga y la formación naranja, y se agarró a una encuesta que arrojó que “más del 60% de la población de la capital estaba en contra de la construcción del rascacielos en el dique de Levante, mientras que sólo el 24 por ciento estaba a favor”.

Lo que sí puede esgrimir para reforzar su argumentación son los dictámenes contrarios de la Unesco, los informes y pronunciamientos —en el mismo sentido— de la Gerencia de Urbanismo y el Colegio de Arquitectos, así como el manifiesto Salvemos el puerto que secundaron centenares de personas. Entre los firmantes se encuentran los escritores Manuel Alcántara —ya fallecido—, Antonio Soler y Pablo Aranda; los arquitectos Ángel Asenjo, Salvador Moreno Peralta, José Seguí, Javier Boned Purkiss o Luis Machuca; el urbanista Damián Quero; el director del Parque Tecnológico de Andalucía (PTA), Felipe Romera; o los economistas José Luis González García y Vicente Granados.

“Esto no es un proyecto de consenso”, remarcó Pérez, para después insistir en el “rechazo de la ciudadanía a una edificación de 116 metros de altura”. “Nosotros exigimos que se hiciera una consulta ciudadana y que se rebajara en altura y basamento para reconciliarlo con la ciudad como líneas rojas”, agregó.

En el Pleno de este jueves tendrá la oportunidad de lograr un respaldo a su postura después de que administrativamente se hayan ido cerrando puertas. Una posible llave para tratar de impedir el rascacielos podría estar en la vía judicial, en una sentencia del Tribunal Supremo sobre un caso que afectaba a la Autoridad Portuaria de Baleares. En ella se cuestiona la utilización del denominado trámite de competencia para realizar concesiones en el dominio público. Este, precisamente, fue el utilizado por el puerto malagueño para adjudicar la construcción y explotación del hotel y el fallo judicial no duda en hablar de “arbitrariedad” y “discrecionalidad”.

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El proyecto de lujo —cuya altura se redujo con respecto a los planos iniciales— dibuja un basamento y una torre de 27 plantas que incluirán 378 habitaciones. El último piso se habilitará como un mirador accesible a la ciudadanía, tendrá un bar y también un centro de salud y belleza. En el subsuelo, se construirá un aparcamiento subterráneo. En total, 43.516,73 metros cuadrados construidos en los que, además, se distribuirán un comedor para desayunos, un casino, espacios comerciales, un salón de eventos y una zona ajardinada con una gran piscina sin bordillos, describen los promotores en su web, donde destacan el auditorio, en el que se podrán celebrar congresos.