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El fiasco del 'camaleón' Olona, la candidata que se enredó en la bata de cola
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ELECCIONES EN ANDALUCÍA

El fiasco del 'camaleón' Olona, la candidata que se enredó en la bata de cola

La letrada se convirtió en la mente jurídica de Abascal en 2019 y alcanzó el grado de 'mujer fuerte de Vox' tras su paso por la judicatura en Euskadi. La fallida experiencia con las urnas desdibuja su futuro político

Foto: EC.
EC.

Los que la conocen aseguran que no acepta un no por respuesta, pero su primera experiencia con las urnas no le ha dejado otra opción. Macarena Olona Choclán (Alicante, 1979) ha hecho de la resistencia su marca personal. Su condición de recién llegada a la política andaluza y el desconocimiento que se le achaca de la realidad de la región han provocado recelos entre propios y ajenos, pero no es la primera vez a lo largo de su carrera como jurista y como política que la invitan a marcharse. En su etapa como abogada del Estado, fue purgada en dos ocasiones: una por Mariano Rajoy y otra por Pedro Sánchez. La candidata llegaba al 19-J con la máxima de condicionar el Gobierno de Juanma Moreno, pero nada más lejos de la realidad: Vox solo logra mejorar en dos diputados su marca de 2018, mientras que el líder popular alcanza la mayoría absoluta. Finalmente, el empuje de la 'soldado Olona' ha resultado responder más a un espejismo que a una realidad.

La alicantina fichó por Vox con confianza ciega en un proyecto que, cuatro años después, la ha enfundado en un traje de flamenca para intentar dar la 'campanada' en Andalucía. Pero Macarena "de Graná" ha terminado enredándose con la bata de cola. Abascal nunca apostó por perfiles políticos para su particular conquista nacional y siempre confió en que la marca del partido sería estímulo suficiente como para movilizar a los suyos e, incluso, crecer por encima del PP. No es una estrategia que le haya ido del todo mal. En Cataluña dio el sorpaso a PP y Cs con un candidato, Ignacio Garriga, sin apenas trayectoria nacional, mientras que el actual vicepresidente de Castilla y León se afilió al partido en 2020. Pero en Andalucía, Vox quiso apostar fuerte, aun a riesgo de abrir un agujero en su grupo parlamentario y en la propia estructura del partido, sin la garantía de acceder al que sería su segundo Gobierno autonómico.

Foto: La candidata a la presidencia de la Junta de Andalucía, Macarena Olona. (EFE/Antonio Paz)

El partido puso altas sus expectativas desde el principio. En la cúpula se instaló la idea de que el 'efecto Olona' podía impulsarles hasta los 26 escaños, el mismo resultado con el que Juanma Moreno se hizo con la Junta en 2018. Sin embargo, los últimos sondeos apuntaron a que al azote del Gobierno en el Congreso se le estaba complicando dejar su impronta en Andalucía. La demoscopia dibujaba un horizonte en que un 'pinchazo' de la alicantina era un escenario posible: Macarena Olona no restaba, pero tampoco sumaba a la marca. En el PP vinculaban esa pérdida de fuelle al exceso de triunfalismo que ha predominado en las filas verdes, así como a los "errores" de una candidata que ha enfocado la campaña andaluza desde una perspectiva nacional.

"Vox ha insistido en las cuestiones identitarias y culturales. Y ello solo obedece a la idea de una campaña orientada a resistir, y no a ensancharse y crecer", opina el politólogo Pablo Simón, profesor en la Universidad Carlos III. "Olona ha utilizado una visión de Andalucía muy folclórica, lo que ha provocado que se la perciba como una persona venida de fuera, que reproduce constantemente estereotipos de lo que cree que es la región por la que se presenta", analiza.

La 'granaína de adopción' se sacudió la demoscopia y mantuvo el timón firme hasta el final. "La mejor encuesta es la de la calle", insistían en su equipo, aún ajenos al primer golpe de realidad que iban a darle las urnas. A instancias del presidente nacional, Macarena Olona fió su futuro político a fiscalizar la acción del PP desde el Gobierno de la Junta. Pero las urnas han querido que ya no ocupe la primera fila ni en la política nacional ni en la regional. Aunque evitó dejar su acta en el Congreso, Olona ya ha confirmado que seguirá trabajando desde un puesto con un foco mucho menor: presidenta de Vox en el parlamento andaluz. Este domingo, Vox ha comprobado que sacrificar a una de sus principales espadas ha resultado un error que puede terminar pasándoles factura. "Vox pelea contra sus expectativas. Aunque mejore, se verá en una situación muy comprometida. Y eso afectará al conjunto del partido", concluye Simón.

Azote de 'abertzales'... y del PP

Macarena Olona ya era soldado antes de enfrentarse al Gobierno con voz dulce y mecha corta desde su asiento en el Congreso. La dirigente alicantina ejerció como látigo de la izquierda 'abertzale' y del PNV en el País Vasco. Se licenció en Derecho con premio extraordinario por la Universidad de Alicante en 2003 y, tras cinco años preparándose, aprobó las oposiciones del Cuerpo de Abogados del Estado en 2009. Entre 2013 y 2018, Macarena Olona desempeñó una intensa labor como máxima responsable jurídica de la Abogacía del Estado en País Vasco. No pasó precisamente desapercibida. Hostigó a la izquierda 'abertzale' con cientos de recursos por enaltecimiento del terrorismo, denunció la ausencia de la bandera española en cientos de consistorios y hasta impugnó una consulta popular en Donosti sobre corridas de toros.

A principios de 2018, cuando aún era una desconocida para la opinión pública, Olona fue galardonada por la Fundación Hay Derecho por su lucha contra la corrupción vasca. Pese al "coste personal extraordinario" que reconoció en algunas de sus actuaciones, a la jurista se le atribuyen investigaciones que afectaron a cargos del Gobierno de Juan José Ibarretxe, como el controvertido cierre de la planta de purines de Carranza que se tragó más de 10 millones de ayudas públicas y que condenó a varios excargos locales del PNV. Más notoriedad ganó su actuación en el puerto de Pasaia, donde denunció irregularidades contables por supuestos sobrecostes en la construcción de la lonja.

La letrada dejó también su sello en el recurso contra la ley vasca de abusos policiales que capitalizó el Gobierno de Mariano Rajoy, pero su presencia en Euskadi se hizo incómoda para algunos sectores del nacionalismo regional. El expresidente popular puso fin a su etapa en País Vasco para colocarla como secretaria general de Mercasa en agosto de 2017, justo en el momento en que el Gobierno popular negociaba sus cuentas públicas con el nacionalismo vasco. Olona participó en la investigación de una trama de corrupción en el seno de la empresa pública que salpicaba a exdirigentes colocados tanto por el PP como por el PSOE. La dirigente llevó el caso que investigaba presuntas mordidas ilegales de hasta 20 millones de euros a la Audiencia Nacional. Fue en ese momento, en octubre de 2018, cuando el Gobierno de Pedro Sánchez decidió fulminarla como secretaria general de Mercasa para obstaculizar su declaración.

Foto: La secretaria general y del consejo de administración de la firma española Mercasa, Macarena Olona Choclán (c-i). (EFE)

Mano de hierro en el Congreso

La abogada del Estado no tardaría en ganarse el apodo de 'mujer fuerte' de Vox. Tras irrumpir en 2018 en Andalucía, Santiago Abascal estaba convencido de que conquistaría el Congreso. Pero para ello debía armar un equipo. El 'camaleón' Olona demostró que sabía mimetizase con cualquier ambiente, y en marzo de 2019 aparcó la judicatura y se incorporó a las filas de Vox. Iván Espinosa de los Monteros y Santiago Abascal revisaron su perfil en LinkedIn y decidieron contactar con ella. La letrada declinó otras ofertas políticas, pero se interesó especialmente por el proyecto 'verde', donde no tardó en convertirse en la mente jurídica de Santiago Abascal y en uno de sus principales activos políticos en el Congreso.

Aunque no tenía ninguna vinculación con la provincia, Abascal decidió colocarla como diputada por Granada para arrancar su trayectoria política, y accedió a la Cámara Baja en las generales de abril. Desde el principio hizo tándem político con Iván Espinosa de los Monteros, y no tardó en enseñar su discurso afilado a sus rivales políticos. En octubre de 2019 protagonizó un tenso enfrentamiento con la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, que concluyó con la expulsión de Macarena Olona de la Sala Constitucional, donde tenía lugar una reunión de la Diputación Permanente. La diputada intentó incluir en el orden del día la tensa situación que golpeaba Cataluña tras el fallo del 'procés' y, una vez más, no aceptó un no por respuesta. La bronca llegó a tal nivel que una ujier del Congreso tuvo que acompañar a la alicantina a la salida.

Al igual que durante su etapa en País Vasco, sus intervenciones en la Cámara Baja no pasaron precisamente inadvertidas. Nunca fue una más en las filas de Vox. Olona exhibió el fuerte carácter que habían curtido años al frente de la jefatura de la Abogacía del Estado en el mismo territorio en que Santiago Abascal arrancó su carrera política. En sus múltiples intervenciones, la dirigente llegó a opacar en ocasiones la dureza de su jefe de filas. Durante la pandemia, acusó a Sánchez de aplicar la eutanasia "por la vía de los hechos" y se dirigía al presidente con apelativos como "Pedro el sepulturero". Sus enfrentamientos con Yolanda Díaz también reunían todos los focos semana tras semana. Sus intervenciones eran las más reproducidas, sus mensajes, los más compartidos, y su popularidad crecía como la espuma.

Cuando los tambores de un adelanto electoral en Andalucía comenzaron a sonar, Vox ya sabía que crecería en el territorio impulsado por la ola de victorias que había cosechado en los últimos procesos electorales. Pero la creencia que se instaló en la cúpula del partido era que un perfil como el de Macarena Olona auparía a la marca hacia un resultado histórico que les permitiría convertir su acceso a las instituciones en una norma, sobre todo tras la experiencia en Castilla y León. La decisión fue objeto de arduo debate en el seno del partido durante meses. Pero Abascal apostó todo a una carta. Y, esta vez, ni la suerte ni los andaluces estaban de su parte.

Los que la conocen aseguran que no acepta un no por respuesta, pero su primera experiencia con las urnas no le ha dejado otra opción. Macarena Olona Choclán (Alicante, 1979) ha hecho de la resistencia su marca personal. Su condición de recién llegada a la política andaluza y el desconocimiento que se le achaca de la realidad de la región han provocado recelos entre propios y ajenos, pero no es la primera vez a lo largo de su carrera como jurista y como política que la invitan a marcharse. En su etapa como abogada del Estado, fue purgada en dos ocasiones: una por Mariano Rajoy y otra por Pedro Sánchez. La candidata llegaba al 19-J con la máxima de condicionar el Gobierno de Juanma Moreno, pero nada más lejos de la realidad: Vox solo logra mejorar en dos diputados su marca de 2018, mientras que el líder popular alcanza la mayoría absoluta. Finalmente, el empuje de la 'soldado Olona' ha resultado responder más a un espejismo que a una realidad.

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