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ELECCIONES EN ANDALUCÍA

La debacle del PSOE enciende la alarma en Moncloa y pone en guardia a los barones

El peor resultado de los socialistas en Andalucía amenaza con contagiar al Gobierno. Moncloa intenta levantar un muro y buscar un impulso de cara a las próximas autonómicas y municipales

Foto: Juan Espadas comparece tras el recuento electoral. (EFE/Julio Muñoz)
Juan Espadas comparece tras el recuento electoral. (EFE/Julio Muñoz)

Los peores presagios para el PSOE en las elecciones en Andalucía se han confirmado. Con 30 escaños -al 99,13% escrutado- y a 19 puntos del ganador Juanma Moreno, que logra la mayoría absoluta, los socialistas firman el peor resultado de su historia. A casi cuatro puntos del suelo de 2018 cosechado por Susana Díaz y tres escaños por debajo. En Ferraz, sin embargo, se firma el resultado al evitar una debacle que las encuestas preveían mayor. Suficiente, según entienden, para resistir al caer por debajo de la barrera psicológica de los 30 escaños, como pronosticaron los últimos sondeos. Eso sí, reconociendo la necesidad de ponerse ya a trabajar para contener la hemorragia e impulsar al partido en el año y medio que resta de legislatura. La vicesecretaria general, Adriana Lastra, ha evitado la autocrítica, más allá de reconocer que el candidato socialista Juan Espadas no ha tenido tiempo suficiente para consolidarse, y cargado contra la convocatoria electoral por "buscar la desmovilización".

Las expectativas se fueron diluyendo a medida que la campaña llegaba a su final para acabar limitándose a firmar el umbral de los 30 escaños. Sin embargo, el envite sufrido este 19-J, con tres diputados menos que en 2018 y lejos del millón de votos, amenaza con tener consecuencias imprevisibles al instalarse la sensación de cambio de ciclo. En la federación andaluza y en el Gobierno de Pedro Sánchez, para cuya reelección, es imprescindible contar con el respaldo en una comunidad en la que se reparten 61 escaños al Congreso y que ahora se ha teñido de azul.

Ni siquiera han logrado mantenerse como primera fuerza en Sevilla, una provincia donde nunca se había impuesto la derecha. Ahora lo hace con once puntos de ventaja. La continuidad de Juan Espadas al frente de la federación andaluza no se pretende poner en duda desde Ferraz, a menos de un año para las municipales y sin ánimo de reabrir otra guerra interna, pero los críticos tendrán argumentos para cuestionar su liderazgo y reclamar una catarsis. No será el mayor de los problemas para Pedro Sánchez, cuya hoja de ruta para la reelección queda tocada a un año y medio de las generales.

La siguiente cita con las urnas serán las municipales y autonómicas del próximo mes de mayo, y el 19-J pone en guardia a los territorios para aplacar un efecto contagio. También a Moncloa, pues el hito de las autonómicas y municipales delimitará el resto del camino para las generales. El partido está en tensión, ya desde las elecciones en la Comunidad de Madrid y después en las de Castilla y León, aunque la lectura de fuentes de la dirección socialista y lo que dicen sus 'tracking' territoriales es que todos los presidentes autonómicos salen reforzados de esta legislatura desde la gestión de la pandemia. Todos, menos el catalán Pere Aragonès.

Este reforzamiento generalizado de los presidentes autonómicos lleva a Ferraz a confiar en su capacidad para resistir y mantener los gobiernos socialistas. Con todo, en Comunidad Valenciana, Baleares, Aragón, La Rioja, Canarias y Navarra gobiernan en coalición y para revalidarlos es crucial que el proyecto de Díaz esté a punto en estos comicios y no haya dispersión de voto. Sin embargo, el primer test con las urnas de la vicepresidenta segunda, que se implicó en la campaña y logró reunificar a todo el espacio menos a Adelante Andalucía, no ha sido positivo.

La mayoría absoluta de Moreno entierra la lectura más prudente en Moncloa y Ferraz, al considerar que su dependencia de Vox acabaría por generar dificultades al nuevo líder del PP y contribuir a pinchar el 'efecto Feijóo' antes de las generales. La estrategia de estirar la legislatura tenía que ver también con la esperanza de Moncloa de que los gobiernos autonómicos del PP con Vox acabasen pasando factura. Tras la coalición en Castilla y León, fuentes del Ejecutivo señalaban que la acción de Feijóo se vería dificultada si en Andalucía se replicase un Gobierno de la derecha con la ultraderecha, sustituyendo a Ciudadanos por Vox como socios de coalición. No ha ocurrido, y los populares no solo engullen a Ciudadanos, sino que frenan a los de Santiago Abascal.

El otro varapalo indirecto en clave nacional para Sánchez se visualiza en los pobres resultados del espacio a su izquierda. Por Andalucía, la coalición de las formaciones de Unidas Podemos junto a Más País y Equo, apenas suma cinco escaños. En conjunto, con Adelante Andalucía, la candidatura liderada por Teresa Rodríguez, este espacio se queda a una decena de escaños de los 17 que obtuvieron en 2018. En Ferraz son conscientes de que para revalidar precisan de un espacio fuerte a su izquierda para revalidar el Gobierno en las próximas elecciones.

Efecto contagio

En Ferraz, la máxima pasa por aplacar el contagio a nivel nacional. Levantar un muro que proteja al Gobierno de Pedro Sánchez y hacer control de daños. Pasar página cuanto antes, para lo que ya se está preparando una intensa agenda legislativa y política. Antes de cerrarse las urnas, en el cuartel general de los socialistas ya ponían la mirada en "coger impulso" para lo que resta hasta el final de mandato. De las expectativas de mejorar resultados se pasó a firmar con repetir para, finalmente, asumir el análisis de que Moreno convocó estando consolidado y el PSOE acudió a las urnas con un líder recién nombrado y un proyecto sin asentar, según reconocía un alto cargo del partido.

La fórmula para paliar el duro impacto del 19-J en el Ejecutivo de coalición, más allá de los cambios orgánicos o, incluso, una crisis de Gobierno, cuya decisión depende únicamente del presidente, se orienta a revitalizar el paquete de medidas sociales y económicas para paliar la crisis económica. Sánchez no tendrá agenda institucional este lunes y se concentrará en Ferraz, donde está convocada la ejecutiva del partido, para redefinir estrategias y contener el golpe de este domingo en las urnas.

El calendario electoral no se pretende tocar, cerrando la puerta a un superdomingo electoral que haga coincidir las generales con las municipales y autonómicas de mayo de 2023. El "vamos a gobernar hasta el final" se ha convertido en una de las frases más recurrentes. Los socialistas buscan ganar tiempo para templar el efecto Feijóo, tener un mayor margen de maniobra para contrarrestar el cambio de ciclo tras el 19-J y corregir la situación económica antes de acudir a las urnas.

Los peores presagios para el PSOE en las elecciones en Andalucía se han confirmado. Con 30 escaños -al 99,13% escrutado- y a 19 puntos del ganador Juanma Moreno, que logra la mayoría absoluta, los socialistas firman el peor resultado de su historia. A casi cuatro puntos del suelo de 2018 cosechado por Susana Díaz y tres escaños por debajo. En Ferraz, sin embargo, se firma el resultado al evitar una debacle que las encuestas preveían mayor. Suficiente, según entienden, para resistir al caer por debajo de la barrera psicológica de los 30 escaños, como pronosticaron los últimos sondeos. Eso sí, reconociendo la necesidad de ponerse ya a trabajar para contener la hemorragia e impulsar al partido en el año y medio que resta de legislatura. La vicesecretaria general, Adriana Lastra, ha evitado la autocrítica, más allá de reconocer que el candidato socialista Juan Espadas no ha tenido tiempo suficiente para consolidarse, y cargado contra la convocatoria electoral por "buscar la desmovilización".

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