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El Partido Popular ve la legislatura "en caída libre" y se prepara para un 'superdomingo' electoral
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FEIJÓO MIRA A MAYO DE 2023

El Partido Popular ve la legislatura "en caída libre" y se prepara para un 'superdomingo' electoral

Los populares resaltan que la crisis por Pegasus ha abierto un "punto de inflexión" en el mandato de Sánchez, que se agravará tras el 19-J. Feijóo ordena no caer en "triunfalismos", pero también alienta el adelanto electoral

Foto: El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Lavandeira)
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Lavandeira)
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En la última semana, Alberto Núñez Feijóo ha evocado hasta en dos ocasiones un adelanto electoral. No ha sido una petición directa, sobre todo porque el jefe de la oposición ha dado orden a los suyos de no entrar en el ataque frontal contra Pedro Sánchez por la crisis del espionaje. "Ya se hunden ellos solos. Nosotros a lo nuestro", sentencian en la cúpula de la formación. Pero en las filas populares, alentados por su líder, se ha producido un cambio evidente de discurso. Hace solo un par de meses, en plena crisis del partido, la psicosis se apoderó del PP por el temor a que Sánchez aprovechase su debilidad para adelantar comicios. El aterrizaje de Feijóo mejoró las expectativas, pero la tesis predominante era que los socialistas, pese a su evidente debilidad parlamentaria y la brecha con Podemos, agotaría el mandato. Pero ahora la teoría es otra, y la impresión que se mueve es que el caso Pegasus ha abierto un "punto de inflexión" en el Gobierno. La legislatura, dicen, está "en caída libre".

El espionaje reconocido por el CNI a casi una veintena de líderes independentistas, entre ellos el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha abierto una brecha casi sin precedentes entre el PSOE, Podemos y la mayoría parlamentaria que sustenta a Sánchez en La Moncloa. Y no solo eso. El "caos" en el Ejecutivo, como lo denominó el propio Feijóo, ha tensado la relación de varios ministros socialistas por el ataque perpetrado en el teléfono de Pedro Sánchez, también con Pegasus, en mayo de 2021. Margarita Robles, Félix Bolaños y Fernando Grande-Marlaska son algunos de los ministros salpicados por el 'Catalangate', mientras el presidente del Gobierno trata de reconducir las relaciones con el independentismo, de momento sin éxito.

Foto: Pedro Sánchez, junto a Pere Aragonès, a la entrada del Cercle d'Economia (EFE/Quique García)

Tal es la magnitud de la crisis, que en el PP empiezan a frotarse las manos, y eso que el nuevo líder apenas lleva cinco semanas en Génova. El "escándalo" de las escuchas —"ilegales" según el independentismo— se produce en una coyuntura especialmente delicada para el PSOE. En junio Sánchez deberá afrontar el debate sobre el estado de la nación y, además, los andaluces irán a las urnas el próximo 19 de junio. Si se confirma el fracaso de la izquierda, dicen en el PP, al jefe del Ejecutivo podría quedarle como única salida hacer coincidir las próximas elecciones generales con las autonómicas y municipales, previstas para mayo de 2023. Un 'superdomingo' electoral para intentar salvar su asiento en Moncloa.

Esa es la teoría que comienza a cobrar fuerza en las filas del primer partido de la oposición y que Feijóo, lejos de evadirla, alienta. El PP atraviesa por una luna de miel demoscópica que le permite jugar la baza del adelanto electoral, lo que aporta "seguridad" al electorado, ya que transmite la imagen de que el gallego, pese a ser un recién llegado a la política nacional, está "preparado" para coger las riendas del Gobierno tras trece años de irrefutable liderazgo en Galicia. Los populares han comenzado a engrasar la maquinaria electoral de cara a 2023, pero el puntal de esa estrategia pasa por el 19-J. Andalucía será el primer examen de la 'era Feijóo', conscientes de que solo les valdrá como victoria un resultado similar al de Ayuso en Madrid, y no al de Mañueco en Castilla y León.

Aunque se reconoce un cambio de ciclo, el Partido Popular no "hiperbolizará resultados" y ordena no caer en "triunfalismos"

Las fuentes consultadas abonan la teoría de que "el Gobierno está roto" y reconocen que si la crisis de Moncloa hubiese llegado con Pablo Casado aún en Génova, el Ejecutivo estaría en disposición de "seguir fuerte" por la ausencia, dicen, de un liderazgo claro en la derecha. "Eso ha cambiado", sostienen. No hay nadie en el PP que niegue que la llegada de Alberto Núñez Feijóo, con el aval de Isabel Díaz Ayuso, ha supuesto un revulsivo interno que no solo ha vuelto a insuflar oxígeno a un partido malherido, sino que lo ha posicionado en tiempo récord en el primer puesto del tablero. Aunque salvando las distancias, algunas voces trazan incluso un paralelismo con la situación actual de Sánchez y lo que sucedió en 2011, cuando Zapatero no repitió como candidato del PSOE en las elecciones generales y Rajoy logró una mayoría histórica de 186 escaños.

En todo caso, las órdenes que llegan desde la nueva dirección de Génova al resto del partido es que pecar de "triunfalismo" puede ser una jugada que se les vuelva en contra. "Unas elecciones no se ganan hasta la misma tarde en que se cierran las urnas", sostienen en el entorno del líder gallego. Es uno de los errores que el 'nuevo PP' atribuye a la anterior etapa. La cautela se ha instalado en la dirección nacional: aunque se reconoce un cambio de ciclo, no se "hiperbolizarán resultados". Tampoco en Andalucía.

Gira territorial para buscar a "los mejores"

El PP se ha puesto en modo preelectoral. En el partido miran a mayo de 2023 como una fecha clave para el crecimiento de la marca, sin descartar que Sánchez aterrice las generales justo dentro de un año. Es por eso que el PP ha diseñado una gira territorial que comenzó hace un par de semanas y que ha llevado al coordinador general, Elías Bendodo; y al secretario de Organización, Miguel Tellado, a diferentes puntos del país para "peinar el territorio" y encontrar "los mejores perfiles" de cara a los comicios autonómicos y municipales del próximo año. Los dos dirigentes, de la máxima confianza del gallego, han mantenido diferentes reuniones con comités de dirección regionales para comprobar el estado de salud del partido tras la 'mano de hierro' que implantó en los territorios Teodoro García Egea, y han pisado Asturias, Castilla-La Mancha o la Comunidad Valenciana. El objetivo es completar un recorrido "por toda España", aunque las elecciones andaluzas retrasarán ese cometido: Bendodo deberá atender en los próximos días su papel como coordinador de campaña de Juanma Moreno para revalidar la Junta.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (c); y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (d). (EFE/Raúl Caro)

Feijóo tiene otra gran tarea pendiente, cuya resolución resulta vital para la confección definitiva de las listas de mayo de 2023: la celebración de los congresos autonómicos pendientes. Por el momento, el líder nacional solo ha fijado dos cónclaves: el de Madrid y el de Galicia en el fin de semana del 20 al 22 de mayo. Prioritarios son La Rioja, Extremadura, Asturias, Cantabria, Navarra y Murcia, con mandatos caducados, aunque los de País Vasco y Cataluña entran también en las cuentas del gallego. Génova sigue sin fijar una fecha para los congresos, aunque la norma de la dirección de Pablo Casado, que se negó a celebrar cónclaves territoriales en período electoral, ha desaparecido.

En todo caso, las elecciones andaluzas han ajustado el calendario. Según los estatutos del PP, los congresos regionales deben convocarse con al menos 45 días de antelación, por lo que todo apunta a que estos cónclaves se celebrarán de forma 'exprés' después del 19-J, al menos los que se esperan más tensos: en Extremadura, Murcia y La Rioja, según varias fuentes del partido, podrían aparecer varias candidaturas para confrontar por el liderazgo. Además, varias fuentes del partido apuntan a que los cambios que Feijóo tiene pendientes en Congreso y Senado serán mínimos si se mantiene en el horizonte unas elecciones generales adelantadas. "La verdadera revolución vendrá después", apuntan, en alusión a la confección de las listas para las generales. "Va a cambiarlo todo de arriba a abajo", zanjan.

En la última semana, Alberto Núñez Feijóo ha evocado hasta en dos ocasiones un adelanto electoral. No ha sido una petición directa, sobre todo porque el jefe de la oposición ha dado orden a los suyos de no entrar en el ataque frontal contra Pedro Sánchez por la crisis del espionaje. "Ya se hunden ellos solos. Nosotros a lo nuestro", sentencian en la cúpula de la formación. Pero en las filas populares, alentados por su líder, se ha producido un cambio evidente de discurso. Hace solo un par de meses, en plena crisis del partido, la psicosis se apoderó del PP por el temor a que Sánchez aprovechase su debilidad para adelantar comicios. El aterrizaje de Feijóo mejoró las expectativas, pero la tesis predominante era que los socialistas, pese a su evidente debilidad parlamentaria y la brecha con Podemos, agotaría el mandato. Pero ahora la teoría es otra, y la impresión que se mueve es que el caso Pegasus ha abierto un "punto de inflexión" en el Gobierno. La legislatura, dicen, está "en caída libre".

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