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Asesores a sueldo de la Generalitat diseñaron en la sombra Tsunami Democràtic y el Catalangate
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Asesores a sueldo de la Generalitat diseñaron en la sombra Tsunami Democràtic y el Catalangate

Las últimas grandes campañas de propaganda del independentismo catalán contaron con el respaldo directo del Govern y con individuos que hasta ahora se mantenían en un segundo plano

Foto: Una de las protestas de Tsunami Democràtic. (EFE/Andreu Dalmau)
Una de las protestas de Tsunami Democràtic. (EFE/Andreu Dalmau)
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Las dos últimas grandes campañas de propaganda del independentismo catalán, Tsunami Democràtic y Catalangate, están separadas por una distancia de tres años y fueron supuestamente diseñadas en la clandestinidad por individuos anónimos. Pero ya hay evidencias de que ambas operaciones de marketing están conectadas por decenas de hilos conductores y que, como en episodios anteriores, contaron con el respaldo de personas a sueldo de la Generalitat.

Uno de los secundarios clave en Tsunami Democràtic fue Pere Cardús, un antiguo redactor del medio ultra Vilaweb que se convirtió en 2019 en coordinador de la Gestión de la Información y Atención a la Ciudadanía del entonces presidente Quim Torra. En la práctica, Cardús, hijo del sociólogo Salvador Cardús, ejercía como su jefe de gabinete y también como uno de sus mayores fieles, militando en la línea más dura del secesionismo. Tras la inhabilitación de Torra en junio de 2021, se confirmó como su mano derecha al convertirse en el responsable de su oficina de expresidente. Por esa labor recibe un sueldo público de 106.000 euros.

Cuando Cardús saltó a la fama cobraba una cantidad similar. Fue el 20 de octubre de 2019, seis días después de la sentencia del Tribunal Supremo contra los líderes del 1-O y de que comenzaran las primeras movilizaciones de Tsunami Democràtic, como el bloqueo del aeropuerto de El Prat de Barcelona y el corte de la AP-7 a la altura de la frontera con Francia. El Govern difundió un vídeo en el que se veía a un empleado de la Generalitat informando a Torra de que estaban intentando llamar a Pedro Sánchez, pero este no coge el teléfono. "Quins collons...", respondía Torra en las imágenes. Cardús es el individuo que salía comunicando a Torra el desplante del presidente del Gobierno.

La secuencia recordaba a un gag del programa de humor de José Mota, pero, solo seis semanas antes, Cardús había desempeñado en secreto un papel menos cómico. Según ha podido confirmar El Confidencial, el experiodista de Vilaweb fue el encargado de poner en contacto a los cerebros de Tsunami Democràtic con Torra para que el Govern se sumara a la campaña contra la sentencia del 1-O. El presidente de la Generalitat dio su visto bueno a la estrategia de movilización y, a finales de agosto de 2019, se produjo una cumbre en Ginebra a la que asistieron representantes de Junts per Catalunya, ERC, la CUP, la Asamblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural. También acudieron los fugados Carles Puigdemont, Marta Rovira y Anna Gabriel. En realidad, eran los mismos que habían preparado en la sombra durante meses el referéndum de 2017. Pero en esa ocasión, contaban con otros expertos.

Cardús fue uno de los individuos que engrasó la máquina política independentista para lograr que las convocatorias contra el dictamen del Supremo fueran un éxito de asistencia. Como reveló este diario el miércoles, otro secundario, el empresario y publicista Sergi Miquel i Gutiérrez, contable de la delegación de Puigdemont en Waterloo, se encargó de reclutar a tres ingenieros informáticos y de telecomunicaciones para poner en marcha la infraestructura tecnológica de Tsunami Democràtic, en especial, la aplicación que se utilizó para difundir el calendario de protestar en tiempo real y el sistema de generación de códigos QR imprescindibles para ingresar en la aplicación de la plataforma.

Esos ingenieros eran Jordi Baylina, Pau Escrich y Elíes Campo. Este último se ha encargado tres años después de liderar la investigación de Citizen Lab sobre el supuesto espionaje masivo al movimiento independentista con el programa Pegasus, la base de la campaña de propaganda del Catalangate, otra operación de marketing ideada planificada cuidadosamente desde hace meses para rearmar socialmente al mundo secesionista y poner de nuevo en aprietos al Estado.

Foto: Imagen: EC

El nombre de Campo y los de Baylina y Escrich figuran como teóricas víctimas de Pegasus. Los tres han asegurado públicamente que no había ningún motivo para que sus teléfonos fueron espiados y han encuadrado la operación en un ataque contra la disidencia. Campos fue entrevistado la semana pasada por el diario 'Ara'. El periodista, Antoni Bassas, le preguntó si tenía alguna explicación al hecho de que el presunto espionaje se hubiera producido entre 2019 y 2020, cuando los condenados por el 1-0 ya estaban en la cárcel y ya habían pasado los momentos más tensos del 'procés'.

Campo era consciente de que ese periodo, 2019 y 2020, coincide con su labor en la sala de máquinas de Tsunami y de otras aplicaciones de la llamada República Digital Catalana, como el sistema de voto Vocdoni, pero decidió dar otra respuesta. "Nosotros nos hemos dedicado a encontrar y documentar la evidencia tecnológica. El análisis político creo que es un trabajo periodístico que espero que se haga. Sobre todo cuando podamos publicar la lista completa de los SMS, porque la fecha de recepción es muy significativa para poder hacer una correlación de los acontecimientos que estaban pasando en aquel momento y encontrar una explicación de por qué se intentaba atacar a aquella persona", contestó.

Foto: Ilustración: Laura Martín.
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Otros individuos con sueldo público han sido determinantes en la gestación y desarrollo del Catalangate. En febrero de 2020, Torra contrató como asesor en Relaciones Internacionales, con un salario superior a los 80.000 euros, a Eduard Peris Deprez, un experto en geopolítica que se declara conflictólogo y ha estudiado durante años los movimientos revolucionarios y la no-violencia. En 2017, coincidiendo con el referéndum, ya publicó varios artículos en los que se mostraba convencido de que España terminaría desmoronándose como lo había hecho décadas antes la Yugoslavia de Milosevic si se sentaban las bases de una alianza de contestación social muy similar a lo que luego acabaría siendo Tsunami Democràtic.

Peris acabó incorporándose a los despachos del Govern en la última fase del 'procés', pero su aportación no fue por ello menos relevante. Fuentes cercanas a la Generalitat aseguran que fue el encargado de trazar la estrategia que ha usado Catalangate para convertir en el supuesto espionaje con Pegasus en otro agravio a Cataluña y activar en paralelo una campaña de comunicación internacional para proyectar otra vez fuera de España que el movimiento secesionista se encuentra bajo una persecución continua. Su apellido no aparece entre los supuestos 65 espiados del informe de Citizen Lab, pero fue clave en las noticias que están saliendo de Cataluña desde hace dos semanas. Nada es gratuito ni tampoco un accidente. Se diseña concienzudamente sobre la moqueta del Palau de la Generalitat.

Las dos últimas grandes campañas de propaganda del independentismo catalán, Tsunami Democràtic y Catalangate, están separadas por una distancia de tres años y fueron supuestamente diseñadas en la clandestinidad por individuos anónimos. Pero ya hay evidencias de que ambas operaciones de marketing están conectadas por decenas de hilos conductores y que, como en episodios anteriores, contaron con el respaldo de personas a sueldo de la Generalitat.

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