Elecciones en Andalucía | Moreno elude la oferta de gobierno de Olona en un debate marcado por la guerra cultural

Juanma Moreno logró salir del segundo debate de las elecciones andaluzas sin contestar sobre si pactará con Vox después de las elecciones. Macarena Olona y Juan Espadas se afanaron en que el presidente y candidato del PP se pronunciase, pero sin éxito. "Yo quiero un pacto con los ciudadanos andaluces", contestó el político malagueño, en una nueva versión de esa llamada al voto para tener una mayoría suficiente que le permita gobernar en solitario. El líder popular no contestó al socialista, que sacó la foto del acuerdo de investidura de PP y Vox en 2019. Pero tampoco se pronunció sobre el ofrecimiento de Macarena Olona, que le tendió la mano a Moreno a pesar de "las cositas que ha dicho en campaña", después de acaparar la atención durante la mayor parte del debate de Canal Sur con la guerra cultural que Vox plantea al resto del arco político.

Olona garantizó que si a Moreno "le hace falta un solo voto", el PP tendrá que llegar a un acuerdo para entrar en el Gobierno, algo que después confirmó su jefe de campaña. "Usted no sabe lo duro que es gobernar", dijo Moreno en un argumento que viene utilizando en los últimos días sobre la falta de experiencia de gestión que hay en Vox. También dijo no entender cómo Olona quiere "ser vicepresidenta de una institución que quiere destruir", en referencia al rechazo de Vox al Estado de las autonomías. Pero no rechazó la oferta, algo que le afeó Juan Espadas, candidato del PSOE, que aseguró que esa falta de posicionamiento es la "prueba" de que Moreno está dispuesto a pactar con la formación de Santiago Abascal si lo necesita para poder seguir en San Telmo. En el minuto final, Espadas aseguró que ese acuerdo de PP y Vox "se está ya incubando", por lo que insistió en llamar a la movilización con su lema —"si votamos, ganamos"—, consciente de que las encuestas ven posible que el político sevillano deje el listón del PSOE por debajo del que marcó Susana Díaz en 2018.

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"¿Tan pobres son sus argumentos que su campaña es Vox?", zanjó Moreno, que dejó ver un perfil más agresivo que en el primer debate, aunque sin grandes despliegues. No fue el único que cambió de estrategia. Olona, que en RTVE hizo una enmienda a la totalidad del Gobierno de Juanma Moreno, optó por centrarse en su guerra cultural en Canal Sur. La política alicantina es la única participante del debate que ha visto empeorar sus datos de valoración en las dos encuestas que ha hecho el CIS en esta campaña andaluza. Pasó de un 2,9 a un 2,85. Y conscientes, como son en Vox, de que sus votantes dan una alta valoración al presidente de la Junta, Olona ha centrado sus ataques en la batalla ideológica de Vox. Por eso sacó un libro de texto en el que, aseguró, "se habla de la masturbación a niños de cinco años". "Os habéis tragado su bazofia ideológica", insistió la candidata de Vox en alusión a Juanma Moreno, al que acusó de "achantarse ante la izquierda".

También cargó contra el resto de contendientes por ser "políticos progres que vienen a mirar por encima de hombro a los trabajadores" y criticar al Gobierno central de llevar una "tanqueta" a la huelga del metal de Cádiz. "Los que iban dentro eran suyos". En ese marco de debate, las provocaciones de Olona consiguieron atraer la atención del resto de candidatos. Sobre todo de los partidos de izquierdas, pero también del presidente —"señora, yo hago mi debate, haga usted el suyo", le dijo Moreno— y de Espadas y Marín. Espadas incluso le explicó que las ayudas sociolaborales del caso de los ERE fraudulentos se siguen pagando en los presupuestos de la Junta y las cobran trabajadores. A eso, Olona contestó preguntando si esos trabajadores son "las prostitutas de los burdeles", en alusión al caso de la Faffe.

Hubo un momento, en el bloque económico, en el que Teresa Rodríguez e Inma Nieto se quedaron casi sin tiempo en medio de esta pugna ideológica. El líder socialista y el presidente de la Junta aprovecharon para intercambiar propuestas y modelos económicos. Antes, Espadas aprovechó para atizar a Moreno por los conflictos laborales que hay en el seno de la Administración autonómica, con el caso de los bomberos del Infoca como ejemplo más claro. Sobre todo después de que, antes del debate, unas 300 personas se manifestaran a las puertas del plató con sonoras pitadas a Moreno. Además, como ya hizo en el primer debate, reiteró sus argumentos de que la gestión que el Gobierno central ha hecho de la crisis ha permitido que a Andalucía lleguen "más recursos que nunca". "¿No va a reconocer nada al Gobierno de España?", insistió. "Nos llega lo que los andaluces nos merecemos", le contestó Moreno, que aprovechó para desplegar su catálogo de datos en materia de gestión.

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En esta misma idea insistió Inma Nieto, la candidata de Por Andalucía, que en su segundo debate desechó las dudas del primero. La política algecireña sacó pecho de la reforma laboral de "mi compañera" Yolanda Díaz después de que la ministra de Trabajo se haya implicado de lleno en la campaña de su candidatura. Nieto y Rodríguez volvieron a ensayar su política de no agresión, pese a las guerras que han mantenido las izquierdas andaluzas en los últimos años. Hubo incluso gestos de complicidad entre las antiguas compañeras de bancada, que son conscientes de que compiten por un electorado muy similar. Por Andalucía lleva ventaja, pero las tripas de las encuestas publicadas en los últimos días indican que Adelante Andalucía puede haber recortado distancias.

Juan Marín, que sacó cabeza en el primer debate con una estrategia de escudero de Juanma Moreno, optó por tomar el mismo camino en el segundo, aunque sin el factor sorpresa. Sí volvió a confrontar con Macarena Olona, a la que preguntó sobre su habilidad de hacer torrijas después de una mofa de la candidata de Vox. Tras su intento de recuperar la polémica por el empadronamiento de la dirigente en la localidad granadina de Salobreña, Marín afeó también a la candidata de Vox que "se reparta los sillones" en su oferta a Juanma Moreno y comparó la situación con la que se dio en Castilla y León, donde el vicepresidente de la Junta, compañero de Olona, "se subió el sueldo y no tiene competencias".