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Sanlúcar de Barrameda: viaje al epicentro del agotamiento del socialismo andaluz
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Elecciones andaluzas 19-J

Sanlúcar de Barrameda: viaje al epicentro del agotamiento del socialismo andaluz

El PSOE ha ganado 16 de las 20 elecciones de este siglo en la ciudad gaditana de Sanlúcar, pero el descontento y la 'normalización' del Gobierno de Moreno dan señales del debilitamiento del socialismo

Foto: Un hombre pasa por delante de la flota pesquera de Sanlúcar, atracada el pasado marzo en protesta por la subida de combustibles. (EFE/Román Ríos)
Un hombre pasa por delante de la flota pesquera de Sanlúcar, atracada el pasado marzo en protesta por la subida de combustibles. (EFE/Román Ríos)
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Ninguno de los agricultores que toman el aperitivo en el bar El Piti, en la colonia de la Algaida, habla de las elecciones andaluzas del 19 de junio. Tampoco las madres y padres que esperan a sus niños mientras salen del colegio de esta zona agrícola de Sanlúcar de Barrameda. "La gente aquí está más preocupada por el precio que le pagan por sus tomates", explica Rafael, vendedor de cupones de la ONCE que deambula por la zona. "Les dan 50 pesetas por el kilo y luego lo ven a 1,50 en el supermercado de al lado de su casa", abunda el hombre, con la piel curtida por el sol, entre venta y venta a los conductores que circulan por esta colonia fundada a principios del siglo pasado. José Manuel es técnico de la comunidad de regantes de la zona y le da la razón al cuponero en la desafección que detecta entre los agricultores que van a hacer gestiones a su oficina. "Los políticos vienen aquí una vez cada cuatro años, pero este año todavía no han venido", apunta. La Algaida es una zona de alta abstención en una localidad donde no es habitual ver participaciones superiores al 50% en las elecciones municipales o autonómicas.

En las andaluzas de 2018, votó el 46,82% del censo sanluqueño, casi 12 puntos menos que en el conjunto de la comunidad. Después de 15 años, el PSOE perdió en esta ciudad gaditana de casi 70.000 habitantes que sirve como paradigma del descontento que en Andalucía se tradujo en un castigo al socialismo, al partido hegemónico. Tres años y medio después, la sensación es que la marca del puño y la rosa todavía no ha logrado recuperarse. Nadie mostró intención de votar al PSOE en la veintena de personas que charlaron con El Confidencial para elaborar este reportaje. El dato, sin validez demoscópica, es llamativo si se tiene en cuenta que los socialistas se han impuesto en 16 de las 20 elecciones que se han celebrado en este siglo. La duda es si existe un voto oculto que acabará por dar al PSOE su decimoséptima victoria el próximo 19 de junio o si también Sanlúcar ha vivido un cambio sociológico como el que se atisba en Andalucía atendiendo a los datos de ubicación ideológica del CIS preelectoral. Por primera vez desde que hay datos, los andaluces se autocolocan en el centro derecha (5,15 sobre 10), mientras que el dato más alto de la serie histórica fue el 4,76 de octubre de 2011, en plena debacle del PSOE de Zapatero.

Foto: Alberto Núñez Feijóo, junto a Juanma Moreno, en un mitin. (EFE/Julio Muñoz)
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Ángel Cazorla, profesor de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Granada, habla de un "socialismo familiar, de clanes, de esos alcaldes de toda la vida" que "se está empezando a romper o se ha roto". Se refiere así a esas familias en que el voto al PSOE era casi una tradición que se empezó a resquebrajar en las elecciones de 2018. "Yo he votado socialista toda la vida, pero la cosa está fatal", cuenta Dolores mientras se acaba el desayuno en el bar Pinocho, en un barrio popular de Sanlúcar donde los socialistas suelen ganar sin complicaciones. Su compañera de mesa, Carmen, siempre ha votado en blanco, pero critica al PSOE porque "se preocupa más por dar pagas" que por cambiar la situación económica. Sanlúcar de Barrameda es la octava localidad de más de 20.000 habitantes con la renta media más baja del país, 8.686 euros anuales. El dato, aunque alude a 2018, es de la estadística de indicadores urbanos que el INE difundió a finales de mayo y que también incluye datos sobre el paro. En esta clasificación, la ciudad gaditana ocupa el undécimo lugar, con un 24,8% de desempleados (dato de 2021).

En la edición de esta misma estadística publicada hace cuatro años, antes de las elecciones de 2018, Sanlúcar era la séptima ciudad con la renta más baja y la tercera con más paro, por lo que es cierto que hay una leve mejora. ¿Cómo concuerda eso con una sensación de descontento que se proyecta casi exclusivamente sobre el Gobierno central en los grandes asuntos económicos? La queja del agricultor que ve cómo sube el precio de los productos fitosanitarios es paralela a la que tiene una dependienta del mercado de abastos de la localidad. "Hemos tenido que subir el precio del 70% o el 80% de las mercancías", admite esta joven, que detecta que "la vida ha dado un cambio a peor". No revela a quién suele votar, pero sí que se está planteando seriamente cambiar de voto. En una cafetería junto a La Calzada, la gran explanada que da a Doñana y donde se acaba de celebrar la Feria de la Manzanilla, un grupo de señoras alarga el café y una de ellas se erige en portavoz. "Va a salir el que está", contesta cuando se le pregunta por las elecciones del 19 de junio. Se refiere, sin ser capaz de acordarse de su nombre, a Juanma Moreno.

El PP ha gobernado en Sanlúcar de Barrameda, y en las elecciones municipales de 2003 alcanzó incluso la mayoría absoluta. Pero en las cuatro últimas convocatorias las dos generales y las locales de 2019 y las autonómicas de 2018 los populares quedaron cuartos. Esta tendencia está cerca de cambiar si se atiende, por ejemplo, al CIS preelectoral que coloca al PP como primera fuerza en la provincia de Cádiz a una distancia de casi 13 puntos del PSOE, que sería la segunda opción. "Moreno ha normalizado en Andalucía un Gobierno de derechas bajo el presupuesto de que las grandes decisiones se tomaban arriba", explica Ángel Cazorla, que otorga "un gran valor" al logro del presidente de la Junta. "Se ha sentido cómodo con una cierta falta de responsabilidad en la gestión de la pandemia", insiste este politólogo. La encuesta del CIS le da argumentos, ya que más del 50% de los participantes en el sondeo, realizado a partir de 8.000 entrevistas, afirma que la decisión sobre su voto estará influida por la gestión que los gobiernos han hecho de la crisis del coronavirus.

placeholder Romeros de la hermandad de Chipiona en el cruce hacia Doñana desde Sanlúcar, el pasado martes 31 de mayo, camino de la aldea del Rocío. (EFE/Román Ríos)
Romeros de la hermandad de Chipiona en el cruce hacia Doñana desde Sanlúcar, el pasado martes 31 de mayo, camino de la aldea del Rocío. (EFE/Román Ríos)

Esa "normalización de algo que parecía imposible", según Cazorla, "cala más en poblaciones desmovilizadas". Y no hay mejor caldo de cultivo para la "desafección" que el paro y el desempleo. Las encuestas indican que ese voto del descontento optará por el PP de Juanma Moreno el próximo 19 de junio, pero en el pasado ciclo electoral no fue así. La victoria de Ciudadanos en 2018 dio una pista, aunque hay que tener en cuenta que el candidato naranja entonces (y ahora) es el sanluqueño Juan Marín. "Se ha cambiado muchas veces de chaqueta, pero no lo ha hecho mal del todo", apunta la misma señora que tomaba café en La Calzada y veía a Juanma Moreno como ganador. Pero igual que nadie confiesa su voto al PSOE, tampoco nadie se acuerda del vicepresidente de la Junta a menos que el periodista pregunte por el político.

Como ocurre a nivel regional, el partido naranja pasa por una crisis en la ciudad gaditana y hay dos facciones, una alineada con Marín y otra con el exportavoz en el Parlamento, el también sanluqueño Sergio Romero. Y todo ello a pesar de que gobiernan en coalición con el PSOE con competencias en limpieza, turismo o infraestructuras, entre otras. Estas áreas son precisamente las más relevantes para un Gobierno local y las que más quejas generan entre los ciudadanos que atendieron a este medio. En las generales de abril de 2019, el desgaste de Ciudadanos se hizo notar, aunque conservó el segundo puesto. En las municipales de mayo, pasaron a ser tercera fuerza, por detrás del PSOE e IU. Y en noviembre de 2019, en plena hecatombe de Albert Rivera, cayeron hasta la quinta opción. En aquellos comicios, Vox se convirtió en segunda fuerza, para preocupación de los socialistas, que temen que la situación en el campo y la fuerte campaña de los de Abascal con agricultores y ganaderos hagan mella en una ciudad donde el sector primario es muy relevante.

El frutero de la calle Paloma, que prefiere no dar su nombre, asegura que optará por Macarena Olona, aunque admite que en su negocio se habla más de fútbol que de política. Un proveedor que para en la tienda procedente de Jerez asiente con la cabeza. Al salir, confiesa que votará a Vox el 19-J, como lleva haciendo desde que la formación irrumpió en 2018, precisamente en las elecciones andaluzas. "Si los políticos, al final, hacen todos lo mismo, ¿por qué no les vamos a dar una oportunidad a estos de que se equivoquen?", argumenta este jerezano, que con una semana de antelación aseguró que estaría el domingo en el mitin que Olona y Santiago Abascal dieron en la plaza de Doña Blanca de la ciudad más poblada de Cádiz.

El CIS preelectoral otorga a Vox un 15% en la provincia, cuatro puntos más que en 2018. El crecimiento es relevante, pero no apunta necesariamente a que la formación de Abascal vaya a acaparar el grueso del voto de descontento con el PSOE. "Vox casi siempre funciona cuando hay un sustrato ideológico afín", apunta Ángel Cazorla, aunque admite que después se ha sumado más gente por sus prácticas "populistas". El politólogo cree que los números de Vox serán, probablemente, más abultados en territorios donde el peso de la derecha ha sido mayor históricamente, como ocurre por ejemplo en Almería.

placeholder Dos turistas pasean por la calle Banda Playa, junto a la bodega de la manzanilla La Gitana, en el centro de Sanlúcar de Barrameda. (C. R.)
Dos turistas pasean por la calle Banda Playa, junto a la bodega de la manzanilla La Gitana, en el centro de Sanlúcar de Barrameda. (C. R.)

En el trayecto en autobús que une Sanlúcar con Sevilla —que atraviesa otras dos ciudades con la renta más baja del país, como Lebrija y Los Palacios—, hay quien habla de la Romería del Rocío, que todavía estaba por celebrarse. Una pareja que ha echado el día en la ciudad habla de las papas aliñadas de Barbiana, uno de los bares señeros de la céntrica plaza del Cabildo, junto con Casa Balbino y sus tortillitas de camarones. Las papas que sirven en esa plaza suelen llegar desde los campos de la Algaida, y con ellas, los langostinos y la manzanilla, el ayuntamiento sanluqueño consiguió que la ciudad fuera nombrada capital gastronómica de España en 2022. Nadie habla de las elecciones en ese autobús entre campos de girasoles que aún no han amarilleado. Nadie recuerda cómo, en 2018, Sanlúcar fue capital electoral de Andalucía durante un par de horas. Un retraso en la apertura de sus centros de votación provocó que los resultados provisionales no se hicieran públicos en toda la región hasta las 22:15. Para entonces, el cambio se había consumado y seguro que alguien, en algún despacho del PP o Ciudadanos, brindó con manzanilla criada en una de esas bodegas que impregnan de olor dulzón las calles de la ciudad gaditana.

Ninguno de los agricultores que toman el aperitivo en el bar El Piti, en la colonia de la Algaida, habla de las elecciones andaluzas del 19 de junio. Tampoco las madres y padres que esperan a sus niños mientras salen del colegio de esta zona agrícola de Sanlúcar de Barrameda. "La gente aquí está más preocupada por el precio que le pagan por sus tomates", explica Rafael, vendedor de cupones de la ONCE que deambula por la zona. "Les dan 50 pesetas por el kilo y luego lo ven a 1,50 en el supermercado de al lado de su casa", abunda el hombre, con la piel curtida por el sol, entre venta y venta a los conductores que circulan por esta colonia fundada a principios del siglo pasado. José Manuel es técnico de la comunidad de regantes de la zona y le da la razón al cuponero en la desafección que detecta entre los agricultores que van a hacer gestiones a su oficina. "Los políticos vienen aquí una vez cada cuatro años, pero este año todavía no han venido", apunta. La Algaida es una zona de alta abstención en una localidad donde no es habitual ver participaciones superiores al 50% en las elecciones municipales o autonómicas.

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