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Sin noticias del 4-M en el Ayuntamiento de Málaga, un oasis 'anticrispación'
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Sin noticias del 4-M en el Ayuntamiento de Málaga, un oasis 'anticrispación'

Todos los partidos con grupo municipal apoyaron el pasado jueves una moción contra las amenazas a representantes institucionales. Este alto grado de consenso se produce después de que los presupuestos se hayan aprobado con la abstención del PSOE

Foto: El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre (PP), y el ministro de Consumo, Alberto Garzón (UP). (EFE)
El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre (PP), y el ministro de Consumo, Alberto Garzón (UP). (EFE)

En un tiempo en que la crispación, los ataques zafios y los argumentos sin solidez intelectual marcan las relaciones políticas y dinamitan cualquier posibilidad de consenso, los partidos con representación en el Ayuntamiento de Málaga parecen haber creado un oasis en el que huir de tanto ruido. Desmarcándose de las formas exhibidas por sus direcciones nacionales, y dentro de la comprensible discrepancia ideológica, están llegando a acuerdos institucionales con los que marcar una postura común en cuestiones relevantes e impulsar proyectos que hagan evolucionar la ciudad. Dirigentes que se ceden la palabra, que se agradecen el apoyo a las iniciativas y que alejan los exabruptos cuando hablan entre ellos. Brotes verdes que hacen pensar que no todo está perdido.

El último ejemplo de este inusual ecosistema se produjo durante el pleno ordinario celebrado el pasado jueves, después de que todos los partidos —PP, PSOE, Adelante Málaga, Ciudadanos y el único edil no adscrito— apoyaran sin fisuras una moción institucional en la que se repudiaba la actual situación de "crispación absoluta" y “polarización insana”.

El texto, que censuraba por igual los actos violentos en eventos públicos —como los sufridos por Vox en sus mítines— y los ataques a sedes políticas —como el realizado contra la de Unidas Podemos—, recordaba los zarpazos de ETA a una ciudad que se convirtió en epicentro de sus terroríficas campañas de verano, que aún añora al concejal José María Martín Carpena y que “venció al miedo y el odio” con la unión de todos.

“No caben excepciones en este asunto, pues quien no rechaza la violencia está poniendo en tela de juicio los valores constitucionales”

Sin embargo, en los últimos tiempos, se han traspasado líneas que se creían inviolables, y por eso “todos los partidos debemos condenar, como exige una democracia adulta como la nuestra, cualquier tipo de violencia; provenga de donde provenga, y tenga el objetivo que tenga”. “No caben excepciones en este asunto, pues quien no rechaza la violencia está poniendo en tela de juicio los valores constitucionales que inspiran y garantizan una convivencia en paz”.

Tras condenar los episodios sufridos por el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, la actual directora general de la Guardia Civil, María Gámez —que fue concejala en el consistorio malagueño—, el exvicepresidente del actual Ejecutivo Pablo Iglesias, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, la moción rememoraba “las lecciones que la historia nos deja para no dar cabida a este comportamiento en nuestra sociedad” y resaltaba que es el momento de “arropar a los que hoy son amenazados por personas sin escrúpulos”.

Foto: El candidato de Unidas Podemos a la Presidencia de la Comunidad, Pablo Iglesias. (EFE)

Este pronunciamiento institucional, suscrito por los portavoces de todos los grupos, se produjo prácticamente una semana después de que la campaña autonómica madrileña saltase por los aires en el debate de la Cadena SER, que por unos instantes pareció el plató de un programa del corazón con tertulianos pasados de decibelios, con la espantada de un Iglesias escenificando su alerta antifascista y una desafiante Rocío Monasterio, candidata de Vox, revolviéndose contra todos lo que le afeaban su actitud.

Más consensos mayoritarios

Aunque no fue el único acuerdo global que alcanzaron en esa sesión plenaria todas las formaciones políticas del Ayuntamiento de Málaga. Junto a otra moción institucional para que la vacuna contra el covid-19 “esté libre de derechos de propiedad intelectual” y pueda llegar sin retrasos a los países subdesarrollados, PP, PSOE y Ciudadanos mostraron empatía y predisposición para impulsar una iniciativa defendida por Nicolás Sguiglia, edil de Adelante Málaga —la marca de Podemos en la ciudad—, que proponía poner en marcha una unidad de psicología que trate a las personas con problemas de salud mental. Una labor que es de competencia autonómica, pero que el Gobierno local formulará para que tenga encaje y sea complementaria.

Foto: Ayuntamiento de Zaragoza. (EFE)


No obstante, la prueba del algodón que demuestra que Málaga capital es una ‘rara avis’ en el actual escenario político fue la aprobación de los presupuestos municipales después de que los dos principales partidos, PP y PSOE, acordaran un paquete de medidas sociales. “Hemos abandonado las trincheras políticas para acercarnos a la necesidad de lo que en estos momentos está demandando la ciudadanía malagueña”, declaró a mediados de mes el portavoz socialista, Daniel Pérez, quien valoró muy positivamente haber arrancado al alcalde, Francisco de la Torre, un plan de empleo, 11 millones destinados a políticas sociales y ayudas al alquiler. Medidas clásicas en el argumentario del PSOE, a las que se sumaron otras más propias de tendencias neoliberales, como la bajada de cargos de confianza o “la eliminación del impuesto a la muerte que suponen las plusvalías por herencia”.

El alcalde equilibrista

Buena culpa de este añorado consenso que están exhibiendo los grupos políticos malagueños en cuestiones troncales y de Estado, como la lucha contra la lacra de la violencia de género, la tiene De la Torre. El regidor más veterano que los populares tienen en una gran capital ejerce de equilibrista para llegar a acuerdos con ediles de distinta sensibilidad política.

Capaz de conservar el gobierno en un increíble triángulo de coexistencia con su socio declarado, Ciudadanos, y el apoyo externo de Juan Cassá, un exedil naranja declarado tránsfuga por el pleno, Francisco de la Torre —casi— siempre dispensa un buen trato a la oposición. Lo cual no impide que, al igual que los representantes de las otras formaciones, mantenga sus posturas en determinados temas, como el polémico hotel en el dique de levante del puerto y la reciente ordenanza de movilidad, y acabe imponiendo su mayoría para fijar la postura municipal.

Foto: Imagen recreada del hotel rascacielos de Málaga.

Aunque a veces, pocas, le hacen torcer el brazo, saborea la derrota, pero rápidamente trata de buscar una salida airosa. Algo así ocurrió el pasado jueves, cuando logró arrancar un periodo de debate sobre el desarrollo urbanístico de la zona de Cortijo de Torres y sacar adelante algunos puntos del proyecto tras ver cómo le tumbaban otros.

De la Torre es un veterano de la política, de esos que últimamente son expulsados o arrinconados por desmarcarse de las estrategias de las siglas a las que representan, lo que se suele llamar un verso libre. El dirigente aún no ha deshojado su futuro, a pesar de que todo apuntaba a que este sería su último mandato. ¿Seguirá siendo un unicornio o acabará convirtiéndose en un dinosaurio? Solo él lo sabe.

En un tiempo en que la crispación, los ataques zafios y los argumentos sin solidez intelectual marcan las relaciones políticas y dinamitan cualquier posibilidad de consenso, los partidos con representación en el Ayuntamiento de Málaga parecen haber creado un oasis en el que huir de tanto ruido. Desmarcándose de las formas exhibidas por sus direcciones nacionales, y dentro de la comprensible discrepancia ideológica, están llegando a acuerdos institucionales con los que marcar una postura común en cuestiones relevantes e impulsar proyectos que hagan evolucionar la ciudad. Dirigentes que se ceden la palabra, que se agradecen el apoyo a las iniciativas y que alejan los exabruptos cuando hablan entre ellos. Brotes verdes que hacen pensar que no todo está perdido.

El último ejemplo de este inusual ecosistema se produjo durante el pleno ordinario celebrado el pasado jueves, después de que todos los partidos —PP, PSOE, Adelante Málaga, Ciudadanos y el único edil no adscrito— apoyaran sin fisuras una moción institucional en la que se repudiaba la actual situación de "crispación absoluta" y “polarización insana”.

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