Seguridad Nacional eleva el riesgo de campañas de desinformación en los procesos electorales

El nuevo informe sobre los riesgos para la seguridad a los que se enfrenta España sitúa las campañas de desinformación en los procesos electorales como una de las principales amenazas, incrementada ahora con la irrupción de la IA (Inteligencia Artificial), que permite la creación de contenidos falsos con un alto grado de calidad. Esta "diseminación de información falsa, orientada a polarizar la opinión pública, obliga a adoptar medidas de protección".

La celebración de las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo y las generales del 23 de julio ya han puesto de relieve esta circunstancia con la constatación de una "creciente difusión de campañas desinformativas, que tratan de crear desconfianza en estos procesos y en el sistema democrático, en general". Hubo además ciberincidentes, con intentos de interrumpir el tráfico normal de servidores o redes de entidades implicadas en los comicios, como partidos políticos y medios de comunicación.

Estos peligros, que acechan también a los países de nuestro entorno, llevaron al Ministerio del Interior a activar la Red de Coordinación para la Seguridad en Procesos Electorales, con un grupo dedicado a la lucha contra las campañas de desinformación coordinado por el Departamento de Seguridad Nacional.

Pero en 2024, con más de 70 elecciones en países de todo el mundo y en la Unión Europea, la amenaza sigue presente, según recoge el Informe Anual de Seguridad Nacional de 2023, aprobado este martes en la reunión del Consejo de Seguridad Nacional, con la asistencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

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El estudio refleja que la principal preocupación son las campañas de desinformación, el empleo del ciberespacio para fines irregulares y flujos migratorios irregulares. Riesgos tipificados como de "intensidad muy alta" para España. En el siguiente rango, de impacto "alto", aparece la tensión estratégica y regional, el terrorismo y la radicalización violenta, los efectos del cambio climático y la degradación medioambiental, la inestabilidad económica y financiera, la vulnerabilidad energética, el espionaje y las injerencias desde el exterior y las emergencias y catástrofes.

A lo largo de 2023, han aumentado "las narrativas antioccidentales, antieuropeas, y también antiespañolas, en foros multilaterales, en particular en el seno de Naciones Unidas" como consecuencia de la guerra en Ucrania y del conflicto en la Franja de Gaza, según refleja el informe. "Rusia continúa impulsando campañas de desinformación de manera oportunista". Y "ha manipulado el apoyo de España a Ucrania para lanzar campañas de desinformación destinadas a introducir en el debate público dudas sobre la pertenencia de España a la OTAN".

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Además, prosigue el documento, "cualquier apoyo a Israel en el conflicto con Palestina ha sido utilizado por Rusia para proyectar a Occidente como un colectivo que respalda acciones con fines imperialistas y neocolonialistas". Un relato, que después reproduce en África y América Latina, para "desplazar la influencia occidental" y presentarse como un aliado fiable.

En el caso de España, el Kremlin "se centra en tratar de difundir una imagen distorsionada de la migración en el Mediterráneo y de la situación en Ceuta y Melilla". Las campañas de desinformación, advierten, no deben confundirse con la información falsa (fake news) o con la errónea (misinformation).

El estudio, elaborado por el Departamento de Seguridad Nacional del Gabinete de la Presidencia del Gobierno desde el año 2013, refleja que en el marco del discurso antiespañol difundido en América Latina, durante el 12 de octubre, se utilizaron las redes sociales (principalmente, TikTok) "para emitir mensajes contrarios a España y su historia". Estos contenidos, prosigue, "fueron amplificados mediante el uso de bots, lo que evidencia una estrategia coordinada a la hora de difundir esta narrativa".

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"Las tensiones globales están llevando a un incremento de la difusión de campañas de desinformación, entendidas como acciones llevadas a cabo por actores extranjeros, tanto de ámbito estatal como no estatal, con la intención de desestabilizar y polarizar a la sociedad y socavar su confianza en las instituciones". Algo, subrayan, de lo que ya ha alertado el Foro Económico Mundial de 2024, que sitúa la desinformación y la información errónea en el corto plazo (horizonte de dos años) en el primer puesto de la lista de diez riesgos globales, y la ciberinseguridad en el cuarto puesto.

La amenaza afecta también a las misiones militares españolas y civiles desplegadas en el extranjero, que "están expuestas" a campañas foráneas de desinformación, que ha obligado a actuar a las Fuerzas Armadas. España se prepara frente al desarrollo de tecnologías como la inteligencia artificial generativa, que "plantean serios desafíos para la seguridad" y "hacen más difícil discernir lo auténtico de lo falso". La cooperación internacional, sostienen, sigue siendo esencial para poder abordar este peligro.

Este año también se ha constatado un aumento en el número, frecuencia, sofisticación y severidad de impacto de los ciberataques. Los atacantes, apunta el informe, tienen cada vez tienen mayores capacidades técnicas y operativas y se aprovechan de la alta dependencia de la sociedad de las tecnologías de la información y las comunicaciones, así como de la gran interconectividad entre sistemas y actores, para explotar vulnerabilidades tanto de carácter técnico como humano. El Centro Criptológico Nacional ha gestionado 107.777 incidentes (55.695, en 2022) y el Instituto Nacional de Ciberseguridad, 83.517 (111.197 el año pasado).

En el contexto de la crisis de Ucrania, el grupo hacktivista prorruso Noname056 y sus aliados señalaron a España como objetivo de sus acciones y se ha confirmado un incremento de ciberataques a infraestructuras críticas contra países de la OTAN y sus aliados por parte de actores prorrusos.