Barones del PP piden templar la euforia y alejan el fin de la legislatura: "Sánchez aguantará"

El contundente resultado en Galicia, tras varias semanas de nervios y tensión, dejó una imagen poco usual en la sede de Génova este martes. Alberto Núñez Feijóo y Alfonso Rueda se agarraron de la mano y a punto estuvieron de arrancarse a bailar una muñeira mientras decenas de dirigentes, simpatizantes y trabajadores del partido aplaudían y vitoreaban. El alivio dio paso a la euforia en el PP, que comenzó a agitar desde el fin del escrutinio la idea de un cambio de ciclo. Lo hizo la secretaria general, Cuca Gamarra, en la primera valoración tras confirmarse la quinta mayoría absoluta en el territorio. Y el propio Feijóo agitó esa misma idea durante el Comité Ejecutivo Nacional al nacionalizar lo ocurrido el 18-F y asegurar que, ahora, "España clama por una forma de gobernar distinta".

En el partido se llama, no obstante, a rebajar el triunfalismo y no abonar antes de tiempo la idea de un cambio de Gobierno. La voz de alarma la dan barones que arroparon al líder popular en la celebración de este martes y que advierten de los riesgos que implica "pecar de optimismo" ante una legislatura cuyo fin no está precisamente en las manos de Feijóo. "Es muy pronto para azuzar un cambio de ciclo", opina un presidente autonómico, que llama a "templar" los ánimos y rebajar la euforia porque, advierte, "Sánchez va a aguantar".

Pese a la alegría desmedida exhibida en público, el mensaje en el que coinciden distintos barones autonómicos en privado es que con el éxito de Alfonso Rueda en Galicia se ha ganado solo una batalla de las muchas que quedan antes de ganar la guerra. "Los batacazos electorales de Sánchez solo van a generarle tensiones internas, pero él se va a arrastrar como mínimo hasta las elecciones catalanas", azuza otro líder territorial, que llama al partido a mantener la "calma" tras el espaldarazo del 18-F y que duda incluso de que la legislatura pueda acabar aunque Sánchez no consiga aprobar la amnistía con Junts o se frustre también la tramitación de los presupuestos generales del Estado.

La tesis pasa por evitar echar las campanas al vuelo antes de tiempo y estar preparados para una larga temporada en la oposición para evitar el "desgaste". Digan lo que digan las urnas en Galicia, Euskadi e, incluso, en Europa, es el jefe del Ejecutivo el único que tiene la llave para encerrarse en el Palacio de la Moncloa. De hecho, como publicó El Confidencial, Sánchez está dispuesto a agotar el mandato del 23-J incluso aunque el pacto de legislatura que vendió con Junts salte por los aires. "Si te confías demasiado, puedes terminar palmando", ejemplifica otro barón del PP. El resultado en Galicia debilita el "proyecto sanchista" pero, advierten, está lejos de destruirlo.

Opinión

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La reunión de barones de este martes sirvió de "desahogo", según fuentes presentes en la cita, tras una campaña complicada en la que el partido ha contenido la respiración. Perder la Xunta, como poco, habría debilitado el liderazgo de Alberto Núñez Feijóo. Pero el PP logró mantener su base electoral intacta y firmar otro triunfo electoral para encarrilar el resto del año electoral. Desde el principio, Génova planteó las citas con las urnas de 2024 como parte de un todo. La mayoría absoluta en Galicia era necesaria para aspirar a crecer en Euskadi —los populares apuntan al 21 de abril como fecha más probable— y "arrasar" en las europeas del 9 de junio.

En la cita de este martes, todo el mundo quiso tomar la palabra. La mayoría de presidentes autonómicos, como Isabel Díaz Ayuso, empleó su tiempo para felicitar a Alfonso Rueda y cerrar filas con Alberto Núñez Feijóo, que también quiso acallar aquellas voces que habían aireado la posibilidad de una crisis interna si la Xunta caía en manos del nacionalismo. Fue, de hecho, la idea central de su discurso en el cónclave. "Si querían que las elecciones gallegas fuesen un plebiscito sobre mi liderazgo, ahí tienen el resultado del plebiscito", zanjó.

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Fuera de cámaras, también tomó la palabra la secretaria general, Cuca Gamarra, que reafirmó la "fortaleza" del PP tras el episodio gallego y afianzó la idea de que el partido está "unido" para afrontar próximos desafíos. El siguiente en el calendario son las elecciones en País Vasco, y el partido comienza ya a trabajar en ese escenario. Prueba de ello fue la intervención de Javier de Andrés, candidato del PP a la Lehendakaritza, que intervino también en el cónclave para presentar las claves sobre las que asentará su próxima campaña.

Las voces consultadas apuntan también a que no hubo ni rastro de autocrítica tras una campaña accidentada y marcada por el polémico off the record en el que altas fuentes de la dirección popular plantearon un indulto condicionado a Carles Puigdemont como vía para pacificar Cataluña, un extremo que ahora desmiente el propio Feijóo. Durante la campaña, el líder popular pasó de justificar esta información —habló en primera instancia de que no se daban las "condiciones" para estudiar la medida de gracia— a endurecer drásticamente su postura para calmar los ánimos en un partido desconcertado. "Ni acepto los indultos, ni los aceptaré", zanjó.

El resultado en Galicia ha apagado las suspicacias internas sobre la postura de Génova sobre los indultos, debate que, por si acaso, Feijóo se apresuró a apagar este martes vinculando las revelaciones a un intento de la "maquinaria del sanchismo" de "atacar" al PP y "atacarme a mí como presidente nacional". En privado, no hubo más referencias a la cuestión que las expuestas en público. El mensaje fue que, en efecto, "todas las campañas son mejorables", pero por el momento no habrá ajustes internos para reforzar la estrategia.