El PP enfría la renovación del CGPJ: "No podemos darle a Sánchez todos los comodines de la baraja"

Los resultados de las elecciones gallegas lo contaminan todo. Esteban González Pons acudió este lunes a su cita con Félix Bolaños en Bruselas con el ánimo de los ganadores. El PP interpreta la victoria como un refrendo a su estrategia de oposición, que incluye la negativa a pactar con Pedro Sánchez un nuevo Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). El balance de la segunda cita con el comisario de Justicia, Didier Reynders, fue el esperado. No hubo fumata blanca. “Hay avances lentos”, aseguraban los protagonistas. En privado, los populares reconocen que no cederán “ni un milímetro” en su exigencia de que el PSOE acepte tramitar en paralelo la renovación y un cambio en la elección del sistema de los jueces. El plan pasa por mostrar la voluntad de llegar a un consenso que en el fondo no se desea, según las fuentes consultadas por El Confidencial.

“No podemos darle a Sánchez todos los comodines de la baraja”, resume un alto cargo popular, que recuerda que hay pendientes más de 90 nombramientos que acabarían “copados por afines a la Moncloa”. Desde el partido conservador, entienden que la Justicia es el “último bastión” que les queda para frenar una ley de amnistía que catalogan de inconstitucional. La clave es ganar tiempo sin hacérselo perder al comisario europeo, al que desde el primer momento se le trasladó que sin cambio en la norma no habría acuerdo: “Sabe que esto es un pack”.

Los populares recurren a la hemeroteca para justificar su desconfianza. “Si no se cambian las reglas, Bolaños será el próximo fiscal general del Estado”, alegan en una muestra más de desconfianza hacia el interlocutor gubernamental. La falta de empatía entre González Pons y Bolaños es otra de las variantes que explican que se haya acabado tratando un asunto doméstico fuera de nuestras fronteras. El calendario tampoco ayuda al entendimiento. El actual comisario de Justicia solo podrá acompañarlos hasta marzo, dado que a partir del próximo mes se volcará en la campaña para ser secretario general del Consejo de Europa.

La Moncloa confía en que la premura de los tiempos sea un acicate, mientras en el PP ya tienen la vista puesta en las próximas citas electorales. Con la previsión de que las elecciones vascas se celebren en abril y con las europeas fijadas para el 9 de junio, no hay margen para que los de Feijóo justifiquen un apretón de manos con Sánchez. González Pons ya advirtió este lunes que el plazo hasta finales de marzo no es definitivo. “Si el comisario Reynders termina su mandato, pues estoy convencido de que la presidenta Von der Leyen designará a otro comisario para ocupar el puesto”.

TE PUEDE INTERESAR

La segunda reunión de Bolaños y Pons acaba sin acuerdo sobre el CGPJ: "Hay avances lentos"

Nacho Alarcón. Bruselas Beatriz Parera

Génova ha leído la derrota del PSOE en Galicia como un castigo a las cesiones de Sánchez a los independentistas y estirará el argumento de la amnistía a las próximas citas electorales. En el País Vasco, mantener la posición de defensa del constitucionalismo es la única baza para mejorar en un territorio en el que los populares son irrelevantes. Tampoco darán una coartada a Vox. Los de Santiago Abascal buscan asimilar a Feijóo con Sánchez y rubricar la renovación del CGPJ les daría argumentos. El análisis en la dirección nacional del PP es que la estrategia de confrontación con el sanchismo ha funcionado en las urnas.

Los barones aprueban aislar al PSOE. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha sido la más clara en mostrar su rechazo a llegar a acuerdos con Sánchez. “El PP no debe renovar el CGPJ en estas circunstancias”, manifestaba hace unos días en una entrevista en The Objective. La posición es compartida en privado por otros líderes territoriales que entienden que hay que mantener una “posición dialogante”, pero rechazan de plano desbloquear el CGPJ, que lleva caducado desde hace más de cinco años. En la etapa de Pablo Casado ya se intentó cerrar un acuerdo que, pese a estar redactado en varias ocasiones, nunca ha llegado a cuajar.

Si el PP se enroca, a la Moncloa le queda la opción de una reforma legislativa que permita cambiar las mayorías y renovar el CGPJ sin contar con los populares. “Creo que todos somos conscientes, tanto la Comisión como el PP y el PSOE, de la gravedad de la situación en la que está el CGPJ y que es imprescindible su renovación y, por tanto, se acabó ya el tiempo de excusas, de dilaciones, de retrasos”, advertía Bolaños para presionar a su interlocutor. Los socialistas han descartado, a priori, modificar la ley para desencallar el órgano de gobierno de los jueces contando con los socios de investidura. Son conscientes de que Bruselas no lo vería con buenos ojos. Génova también cuenta con ese comodín y, salvo giro de guion, la intención es no entregar posiciones.