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ELECCIONES EN GALICIA

Sánchez se estrella contra Feijóo en Galicia y deja al PSOE como subalterno del nacionalismo

El 18-F desmonta el relato de la Moncloa de que con el PSOE retrocede el independentismo. El líder del PP sale reforzado y ve un respaldo a su plebiscito sobre la amnistía. El BNG copa la izquierda y muestra las carencias de Sumar

Foto: Rueda celebra su victoria electoral en Galicia. (Europa Press/Álvaro Ballesteros)
Rueda celebra su victoria electoral en Galicia. (Europa Press/Álvaro Ballesteros)
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Galicia era el primer examen tras el 23-J y Alberto Núñez Feijóo ha infligido una dura derrota a Pedro Sánchez. Los 40 escaños que Alfonso Rueda ha logrado para el PP son aire fresco para su antecesor. En la Moncloa, desde hoy, el argumentario dicta que el presidente no se "jugaba nada", pero hasta que cerraron los colegios se alimentó la posibilidad de asestar un "golpe letal" al adversario. La campaña se planteó en clave nacional y así se lee el resultado en las filas populares, donde el balance unánime es que Feijóo sale reforzado como líder tras cosechar el partido la quinta mayoría absoluta consecutiva. A diferencia del PSOE, que perdió Andalucía, los populares conservan su feudo histórico pese a retroceder dos diputados —a falta de que se contabilice el voto extranjero— respecto a 2020. Rueda es el presidente autonómico más votado, con 647.000 sufragios, 40.000 más que hace cuatro años.

Feijóo se echó la campaña a la espalda rompiendo sus propias reglas y le funcionó. Quiso que el debate de la amnistía fuera un eje principal, pese a los recelos de los barones autonómicos y el traspié de los contactos con Junts. El plan era dejar en evidencia que los españoles desaprueban las cesiones de Pedro Sánchez a Carles Puigdemont. Cómo ha condicionado el peso de la medida de gracia a los independentistas el voto de los gallegos es un intangible, pero será la punta de lanza del PP contra el presidente y su modelo de España plurinacional. El PSOE ha vuelto a firmar un nuevo mínimo histórico. Es cierto que las expectativas eran quedar terceros, pero no sumar con el BNG, el otro ganador de la noche con una mejora de seis escaños, deja a la Moncloa sin argumentos.

Entre los socialistas, cundía anoche el desánimo tras pasar de 14 a nueve diputados. Altos cargos han trasladado a El Confidencial que se impone la idea de que el precio para que Sánchez mantenga el Gobierno es "demasiado alto" para el partido: "La imagen de querer gobernar a toda costa ha calado". La estrategia de apuntalar a la candidata Ana Pontón ha supuesto una sangría para los de Ferraz. El BNG se ha hecho con el 32% de los sufragios, mientras los socialistas no han llegado al 15%. El malestar por acabar como muleta de los partidos nacionalistas crece dentro de una formación que asume que Sánchez no hará autocrítica. "¿Qué partido?", se lamentaba un barón autonómico tras las elecciones en Galicia, al ser preguntado por el futuro de las siglas.

El resultado desmonta el relato de la Moncloa de que con el PSOE gobernando en España están retrocediendo los nacionalismos. La izquierda ha sido suplantada por el BNG. El escenario se repetirá previsiblemente en el País Vasco en la cita prevista para el mes de abril. Los sondeos dibujan una dura pugna entre el PNV y Bildu por la primera posición. Los socialistas tendrán un papel de árbitro ante dos de sus socios preferentes de investidura. Una nueva tercera posición, ya que en la Comunidad de Madrid están por detrás de Más Madrid.

Foto: Alfonso Rueda, el ganador de las elecciones, celebrando el triunfo del PP. (EP/Álvaro Ballesteros)
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Pablo López. Vigo Lorena Bustabad. A Coruña

Pedro Sánchez colocará su reválida en Cataluña. Si Salvador Illa logra presidir la Generalitat, el presidente lo venderá como un espaldarazo a sus planes. Hasta ese momento, intentará pasar página. La próxima pantalla es cerrar la ley de amnistía con Junts tras el silencio autoimpuesto por la campaña de las gallegas. No habrá ruido a nivel interno, aunque sí se espera que el viejo PSOE se reivindique en sus advertencias de que las prebendas a los soberanistas pasarían factura. El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, también podrá sacar pecho, pero no es su intención, al menos a corto plazo. "Que hable quien tiene que hablar", se reflexionaba este domingo desde el entorno del barón díscolo.

Desgaste de la izquierda

La noche electoral también ha evidenciado que a la izquierda del PSOE cada vez hay menos. La pugna entre Yolanda Díaz y Pablo Iglesias está dejando sin opciones a ambas formaciones. Para la vicepresidenta primera, el no lograr representación en su tierra es un duro varapalo. Ana Pontón ha aglutinado el voto anti-PP, acabando con las previsiones de los de Díaz de hacerse con representantes en Pontevedra y A Coruña. Sumar solo ha logrado un exiguo 1,8% de los sufragios (25.195 papeletas), muy por detrás del 5% necesario para lograr representación y lejos del 4% que anotó Galicia en Común en 2020.

La vicepresidenta no pasa por su mejor momento a nivel interno. Galicia era su primer test electoral y ha suspendido. En el grupo parlamentario de Sumar, las aguas también bajan revueltas. La portavoz, Marta Lois, dio el salto para ser candidata en Galicia. Ahora, el puesto lo ocupará Íñigo Errejón y empieza a haber controversia con el "papel autoritario" de Díaz. La escisión de los diputados de Podemos al Grupo Mixto tampoco ha ayudado.

La ministra de Trabajo tiene por delante el reto de mantener unida una coalición de partidos que en las urnas no termina de cuajar. El resbalón en las urnas, no obstante, debilita también su posición de fuerza dentro de la coalición. Entre los ministros del PSOE, hay malestar con Díaz por su "afán de protagonismo" en asuntos como el viaje a Palestina o sus críticas a Fernando Grande-Marlaska por la muerte de dos guardias civiles en Barbate.

Foto: Yolanda Díaz y Marta Lois, en Santiago de Compostela en el cierre de campaña de Sumar. (EFE/Xoan Rey)

Iglesias tampoco ha salido bien parado. La viabilidad de Podemos está en entredicho tras quedar por detrás de los animalistas de Pacma. Los morados son irrelevantes en Galicia, donde han recibido 3.469 papeletas. La candidatura de Irene Montero a las europeas es la última bala antes de desaparecer si no logran representación.

En el lado opuesto están los de Santiago Abascal. Galicia se mantiene virgen frente a la pujanza que demostró la ultraderecha el 28 de mayo en el resto de las autonomías. Queda por ver si sigue siendo una excepción o se confirma que la formación está en retroceso frente al PP. Los sondeos de cara a las europeas confirman que los populares ganan terreno. Las crisis internas han pasado factura y el efecto coalición los penaliza. Los gobiernos autonómicos no han servido de palanca. Hay debate interno sobre el camino a seguir y el voto útil en la derecha amenaza con ir mermando a Vox.

La sorpresa la dio Gonzalo Pérez Jácome, que logró un asiento en el Parlamento gallego para Democracia Ourensana. No ha logrado ser llave, pero anoche avisó: "Las cosas van a cambiar". Jácome expresa un deseo más que una realidad. Galicia seguirá hoy igual y el debate político nacional también. Feijóo siente que su tierra ha hecho una enmienda a la totalidad a Sánchez. El presidente no se inmuta. Aprobar la ley de amnistía es su prioridad desde hoy.

Galicia era el primer examen tras el 23-J y Alberto Núñez Feijóo ha infligido una dura derrota a Pedro Sánchez. Los 40 escaños que Alfonso Rueda ha logrado para el PP son aire fresco para su antecesor. En la Moncloa, desde hoy, el argumentario dicta que el presidente no se "jugaba nada", pero hasta que cerraron los colegios se alimentó la posibilidad de asestar un "golpe letal" al adversario. La campaña se planteó en clave nacional y así se lee el resultado en las filas populares, donde el balance unánime es que Feijóo sale reforzado como líder tras cosechar el partido la quinta mayoría absoluta consecutiva. A diferencia del PSOE, que perdió Andalucía, los populares conservan su feudo histórico pese a retroceder dos diputados —a falta de que se contabilice el voto extranjero— respecto a 2020. Rueda es el presidente autonómico más votado, con 647.000 sufragios, 40.000 más que hace cuatro años.

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