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Quién está detrás de las protestas: la nueva pelea entre PP y Vox por el voto del campo
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Los tres puntos de conflicto

Quién está detrás de las protestas: la nueva pelea entre PP y Vox por el voto del campo

Las reivindicaciones de los agricultores, insertas en las movilizaciones europeas, también poseen una variable interna: las derechas tratan de ganar espacios en un sector que les es propio

Foto: Manifestación de ayer lunes frente la Consejería de Agricultura de Castilla y León. (EFE/R. García)
Manifestación de ayer lunes frente la Consejería de Agricultura de Castilla y León. (EFE/R. García)
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Los grupos de WhatsApp vinculados a la agricultura registraron una actividad inusual el sábado 27 de enero. “Fue como si hubieran apretado un botón”, señalan fuentes de organizaciones agrícolas. “Hubo mucha presión sobre nuestros responsables y nuestros mandos intermedios para que las manifestaciones se activasen”.

Las movilizaciones en toda Europa justificaban que voces semejantes se dejasen oír en España, pero las organizaciones sectoriales contemplaron ese bullicio con cierta desconfianza, ya que existía el temor de que fuera políticamente instigado.

Ese continuo ir y venir de mensajes encendió la preocupación en algunas asociaciones, pero no solo allí. El campo es un sector en el que Vox lleva ventaja política, en la medida en que su discurso contra las exigencias de Bruselas ha estado muy presente. En Bambú aseguran que, cuando las movilizaciones estaban fraguándose, “el PP maniobró para intentar callar el descontento. Y cuando han visto que no pueden contenerlo, están tratando de controlarlo”. Desde su perspectiva, Génova se habría alertado ante la posibilidad de que se diera en España una revuelta emparentada con las europeas y ellos no estuvieran presentes.

Pero, más allá de estas versiones, la lucha por el voto del entorno rural ha sido objeto de disputa habitual entre las derechas, por lo que no resulta extraño que vuelva a estar presente, y más en un asunto tan relevante como la agricultura, a las puertas de varias elecciones. Hoy, esa pugna tiene lugar en distintos planos.

Lo local y lo nacional

Si bien es difícil saber cómo van a afectar las movilizaciones a las simpatías políticas, sí está comprobado, señala María Martín, de GAD3, que “el impacto está beneficiando a Vox, en especial en aquellos territorios, como las zonas rurales castellanas, Levante, Murcia o la Andalucía rural, donde han estado fuertes en anteriores elecciones”. El apoyo no viene tanto de pequeños pueblos, subraya Martín, “como de capitales de provincia y pequeñas ciudades”.

Conflictos recientes en el campo han generado un efecto distinto del esperado y han beneficiado al PP más que a Vox

Ese respaldo a Vox, sin embargo, no es tan definitivo como pudiera parecer: conflictos recientes en el campo han generado un efecto distinto del esperado y han beneficiado al PP. Así ocurrió en Doñana, donde el enfrentamiento entre el Gobierno andaluz y el central consiguió más respaldo electoral para Moreno Bonilla que para los de Abascal.

Las movilizaciones recientes deben comprenderse también desde ese carácter dual. Por una parte, pueden servir para aumentar las simpatías hacia la derecha en su conjunto, y si es así, los populares obtienen ventaja: si finalmente todo es percibido como un enfrentamiento del campo con el Gobierno de Sánchez (y estamos lejos de eso), la parte dominante en la derecha es la que consigue mayor rédito.

Sin embargo, cuando las movilizaciones tienen lugar en regiones concretas, y dado que en la mayoría de ellas gobierna el PP, es Vox quien puede obtener rédito, ya que puede presionar a los populares allí donde cogobiernan para que adopten medidas más atrevidas, o ganar terreno en aquellas donde han quedado excluidos de los ejecutivos. Desde el sector agrícola señalan que, a partir de ahora, las movilizaciones se centrarán en los territorios.

La lucha contra la reconversión verde

La fuente última del descontento, según GAD3, o al menos el aspecto principal en el que se está centrando el malestar, son las estrictas regulaciones que Bruselas está instigando, ligadas a la reconversión verde, que es una bandera de la izquierda. Este es uno de los terrenos que han permitido ganar espacio a las derechas populistas y a las extremas derechas en Europa, y aquí se repite esa constante.

"El pacto verde es una sentencia de muerte para el campo, para agricultores y ganaderos: un plan de despidos masivo, silencioso e inexorable"

En este ámbito, Vox está mucho más presente que el PP. Si la discusión sobre las políticas verdes toma el centro del debate, los de Abascal tienen las de ganar. Las propuestas de Génova, que se hicieron públicas ayer, se centran en un plan de choque en favor del medio rural. En él se incluirá la reducción de impuestos en el ámbito agrícola, se propondrá un Pacto Nacional del Agua y se pedirá al Gobierno que defienda a los agricultores españoles en Bruselas, también recabando indemnizaciones por las pérdidas causadas por los disturbios en las carreteras europeas.

También ayer, en una comparecencia posterior a la reunión del nuevo Comité Ejecutivo Nacional de Vox, Abascal se expresaba en términos mucho más contundentes: “El pacto verde, la transición ecológica y la agenda 2030 son una sentencia de muerte para el campo español, para agricultores y ganaderos; es un plan de despidos masivo, silencioso e inexorable, que impide que se pueda prosperar y que impide el relevo generacional”. Vox anunció, además, que sus consejeros de Castilla y León, Aragón, Comunidad Valenciana y Extremadura se reunirán el 14 de febrero con el comisario de Agricultura y Desarrollo Rural, Janusz Wojciechowski, para expresarle de manera directa las reivindicaciones del campo español.

El PP tiene un margen de maniobra mucho menor que Vox en la transición ecológica porque defiende cierta ortodoxia europea, mientras que los de Abascal chocan frontalmente con ella. Sabedores de este vínculo, fuentes de Vox aseguran que “en las políticas contra el campo, PP y PSOE van de la mano”.

La brecha entre el campo y la gran ciudad

El marco de confrontación lo dibujó la pasada semana Sébastien Chenu, vicepresidente de la Asamblea Nacional francesa y miembro del partido de Le Pen, cuando señaló que la Francia del trabajo que representan los agricultores “quedaba atrapada entre los macronistas que quieren borrar nuestra ruralidad y los ecologistas que odian nuestra agricultura”.

"Uno de los mensajes que más se han repetido estos días, dirigido al sector agrícola, ha sido el de 'la ciudad os odia"

Los ejes son expresos: la gente que trabaja enfrentada a los urbanitas que odian el campo y a los ecologistas que quieren acabar con la agricultura francesa. Y esto tiene su relevancia, en la medida en que estos días, señalan fuentes de COAG, uno de los mensajes más repetidos al sector ha sido el de “la ciudad os odia”. No hay datos de que sea así, señalan, más al contrario: “La reacción de la gente urbana ha sido de apoyo al sector, pero se les está diciendo lo contrario”.

Sin embargo, algo de este espíritu permanece, y no tanto porque exista un desprecio de la gente de las grandes capitales respecto del mundo rural como debido a que determinados sectores políticos suelen identificar a agricultores y ganaderos como potenciales votantes de extrema derecha, y, por tanto, como reaccionarios: son un conjunto de personas que se niega a avanzar en la imprescindible reconversión verde para combatir el cambio climático.

Foto: Protesta de los agricultores franceses en Chilly-Mazarin. (EFE/Edgar Sapiña Manchado)

Esta división entre quienes aspiran al progreso y quienes se oponen a él, expresada en la división gran ciudad-territorios interiores, que tan presente está en las elecciones de los países occidentales (EEUU, Francia, Gran Bretaña, Países Bajos), puede comenzar a desplegar efectos grandes en España, favorables a las derechas, si esa visión sobre agricultores y ganaderos se extiende. Quizá por eso, Feijóo se apresuraba ayer a afirmar que "la política medioambiental se diseña viniendo al medio rural y hablando con los agricultores, no desde la Castellana de Madrid".

Manifestación en Madrid

Uniendo estos tres factores, bien puede concluirse que si las movilizaciones de los agricultores siguen adelante, cobran carácter nacional y se activan como una confrontación con el Gobierno de España, el PP tendrá ventaja y podrá ganarle espacio a Vox. Pero si las reivindicaciones cobran el carácter de oposición a las exigencias excesivas de Bruselas para adaptarse a la transición ecológica, impulsadas por un Gobierno nacional que ejecuta las órdenes del europeo, será Vox quien reste espacio a los de Feijóo.

En este sentido, fuentes del sector agrícola no descartan que pueda existir una manifestación de carácter nacional dentro de un tiempo. Dependerá en alguna medida de si las manifestaciones europeas prosiguen, lo que proporcionaría un marco, y de las “ganas políticas que haya para repetir una manifestación en Madrid como la del 20 de marzo de 2022”. Dado que se trata de un año con diversas convocatorias electorales, el anhelo político está presente.

Los grupos de WhatsApp vinculados a la agricultura registraron una actividad inusual el sábado 27 de enero. “Fue como si hubieran apretado un botón”, señalan fuentes de organizaciones agrícolas. “Hubo mucha presión sobre nuestros responsables y nuestros mandos intermedios para que las manifestaciones se activasen”.

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