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La España rural que encumbró a Vox y ahora le vuelve la espalda
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La España rural que encumbró a Vox y ahora le vuelve la espalda

Ávila es una de las provincias donde Vox ha perdido su escaño ganado en 2019. Allí, su apoyo cae en pueblos diminutos como Muñogrande en los que había encontrado un filón que amenazaba los cálculos del bipartidismo

Foto: Uno de los vecinos de Muñogrande pasea por su pueblo. (G. C.)
Uno de los vecinos de Muñogrande pasea por su pueblo. (G. C.)
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En este martes de julio no se oye ni un ruido en las calles de Muñogrande, Ávila. Y no tiene pinta de que la cosa cambie mucho el resto del año. Un pequeño perro Teckel de pelo largo pasea tranquilo por el centro de este enclave de la comarca de Ávila (Valle Amblés y Sierra de Gredos). En su camino, esta mañana de verano, solo se cruza con el periodista y dos o tres lugareños que se mueven por unas calles vacías. Aquí hay poco rastro de la agitación política de estos días, salvo por un par de detalles: las banderas españolas que ondean en varias casas y los carteles de Feijóo pegados por todo el pueblo. Sin embargo, su papel el 23-J tiene su enjundia, pues fue el municipio en el que más cayó el voto a Vox respecto a 2019 de toda su provincia.

Aquí no son muchos los que votan, 61 lo hicieron el fin de semana, pero el cambio ha sido significativo. El partido de Santiago Abascal ha pasado de acumular 17 sufragios, casi un 30% y ser segunda fuerza, a quedarse con cinco y acabar en el ranking por debajo de PP, Por Ávila y PSOE. Una caída de más del 20% que destaca sobre el resto de municipios abulenses, pero que no es ni mucho menos un caso aislado. Toda la comarca que rodea este lugar ha tenido resultados similares y son un ejemplo de cómo la misma España rural que encumbró al partido verde y puso en jaque el poder de los dos grandes partidos por su peso territorial, ahora lo ha dejado caer. ¿La razón? Los pocos vecinos que se encuentran por la zona lo tienen claro: "Viendo la situación, la gente se ha ido al PP".

Foto: Santiago Abascal comparece ante los medios en la sede de Vox en Madrid. (Europa Press/A. Pérez Meca)

Así lo expresa Luis, un vecino que, junto a Tomás, trabaja esta mañana arreglando algunas herramientas en plena calle. "Ante la idea de que había que echar al Gobierno, puede que la gente haya concentrado el voto en el PP pensando que así sería más útil. Y también es verdad que en estos casos al final Vox y PP son lo mismo", añade. Ni a él ni al otro vecino que lo acompaña les sorprende el resultado local, pues el PP, que manda en el municipio, ha ganado con holgura (41 votos y el 67,21% de los votos). Otra cosa es a nivel nacional. "Todo parecía que iba a que el PSOE perdiera por mucho, pero no ha sido así, por algo será". Ellos votaron por el cambio de Gobierno, pero incluso entre sus vecinos ha crecido algo el apoyo socialista, de dos a seis votos. "A ver si se ponen de acuerdo y gobierna mitad de legislatura el PP y mitad el PSOE", comentan.

Este pequeño municipio abulense puede parecer una gota sin importancia en un país con millones de votantes, pero empieza a coger empaque cuando muchos casos como este se van uniendo. Solo en la provincia de Ávila, Vox ha empeorado sus resultados en el 70% de los municipios y eso ha impactado en su resultado final. El diputado que había conseguido en este territorio en 2019 lo acaba de perder en 2023. El partido se ha quedado a 6.000 votos de arrebatarle el último escaño al PP, siendo Ávila una de esas provincias con tres asientos que suelen beneficiar al bipartidismo. Si ampliamos la vista a toda Castilla y León, la primera comunidad en la que Vox tocó gobierno (centrando justo su campaña en esta España rural y abandonada), la formación ha pasado de seis diputados a uno, solo aguanta el del territorio que más reparte, Valladolid.

Con la polarización y el empuje del bipartidismo que todas las encuestas marcaban para estas elecciones, era esperable que los dos partidos muleta de los grandes, Sumar y Vox, acabarían bajando sus resultados. Y así fue. Pero en el caso de los verdes la caída ha sido más pronunciada y se ha dejado apoyos clave en dos de sus feudos: Murcia y Castilla y León. Según aseguraba el propio partido, se debe a la apuesta por el voto útil del PP y el contexto electoral, pero el bajón en uno de sus puntos fuertes, como era la España rural, pone en duda su futuro.

"Es un claro golpe para Vox lo ocurrido allí, pero no creo que sea solo un tema de la polarización que, obviamente, beneficia a los grandes gracias a nuestro sistema, sino que en el caso de Vox se unen varias cosas. Está el contexto, pero también que sus feudos son zonas donde una mínima pérdida siendo tercero te echa fuera y que es un proyecto gripado", explica Lluís Orriols, profesor de Ciencia Política de la Universidad Carlos III de Madrid. Según él, el partido verde debe repensar su situación, pero no solo por una región concreta. "No ha bajado tanto en esa autonomía como para pensar que es un voto de castigo a su Gobierno, sino que sigue la misma línea de lo ocurrido en el resto del país, lo que pasa es que en estas regiones una caída se castiga mucho más", añade.

Lo cierto es que el 28-M el partido fue uno de los ganadores de la cita y su poder institucional se multiplicó, sin embargo, no han podido repetir éxito. Lo ocurrido en la única región en la que gobernaban hasta el pasado junio puede ser un aviso a navegantes. Con su apuesta, centrada en regiones pequeñas y territorios que benefician a los partidos grandes, corre el riesgo de que el Partido Popular los acabe engullendo, aun estando ellos en los gobiernos autonómicos y municipales. La ley fue justa con ellos en noviembre de 2019, pero ya se ha visto que ahora no. "Aquí gobiernan juntos, por lo que mucha gente ya los asocia y tira por el que cree que lo necesita más", añade Luis.

placeholder Entrada a Muñogrande. (G. C.)
Entrada a Muñogrande. (G. C.)

Para Orriols, por ahí se mueve otra de las claves del hundimiento de los de Abascal. "Su sintonía con el PP y la relación de sus grandes líderes con los del Partido Popular hacen muy difícil crear un proyecto diferenciado que marque una línea clara respecto a los azules y que se una a la ola populista de extrema derecha global. Al final, se acercan demasiado al partido del establishment mientras lo denuncian".

¿El fin de la rebelión rural?

Más allá de las dudas sobre el proyecto, el ejemplo de Vox también habla de lo que ocurre con la España rural en las provincias con pocos escaños. Durante los últimos años, el terremoto de este partido, sumado al de otras siglas como Teruel Existe o Soria ¡Ya!, hizo que se generase una narrativa en torno a la rebelión de la España rural frente a las ciudades y los grandes partidos. Su éxito parecía ir directo al corazón de las grandes formaciones y de su superioridad frente al resto. Pero estas elecciones han sido un golpe para esa tendencia.

Teruel Existe ha perdido su escaño y sus senadores, Soria ¡Ya! no llegó a los necesarios para conseguir el suyo y en la propia provincia de Ávila, Por Ávila tampoco se ha conseguido hacer con el suyo. Fuera de esas formaciones más conocidas, ninguna de las candidaturas de la llamada España Vaciada se ha acercado a un asiento. El bipartidismo ha recuperado su fuerza en todas esas zonas. Yendo a los datos, se puede ver que Teruel Existe se ha quedado a menos de 2.000 votos de arrebatar un diputado al PP, que en Soria a la candidatura regional le faltaron algo más de 5.000 y que en Ávila los locales se quedaron lejos del escaño, obteniendo la mitad de votos que Vox.

placeholder Grafiti en Viñegra de Moraña. (G. C.)
Grafiti en Viñegra de Moraña. (G. C.)

De nuevo, Orriols relativiza algo estos números. Las elecciones polarizadas imprimen más fuerza en las grandes formaciones y es más fácil que el sistema te expulse en estas regiones, pero el 23-J no es suficiente para hablar de que la rebelión haya acabado. "No creo que la situación que vivimos vaya en el camino de la vuelta del bipartidismo clásico. Son tiempos de gran descontento, de democracias en crisis y de ventanas de oportunidad que no paran de aparecer. Ahora Teruel Existe ha perdido su escaño, pero la pulsión sigue ahí y, con la situación climática, la despoblación y el choque centro-periferia, el debate se mantendrá".

Volviendo al caso de Vox, los datos arrojan otro dato curioso sobre las elecciones y su posible futuro. Frente a la apuesta por las grandes ciudades y la periferia llevada a cabo por las candidaturas de la izquierda como Sumar, Vox siempre ha defendido su apuesta por la España interior y rural, pero su apoyo baja en prácticamente todas estas zonas en las últimas elecciones. Por el contrario, entre las pocas zonas donde sí sube están todos los territorios catalanes, País Vasco, Navarra y Teruel.

Un paseo por Muñogrande o Viñegra de Moraña, el pueblo vecino, en el que Vox también ha perdido más de un 10% de los apoyos (ganó en 2019 con el 38% de los sufragios y ahora es segundo con el 20%), sirve para apuntalar una cierta idea de cambio en este sentido. No hay ni rastro de propaganda de Vox, pese a sus buenos resultados allí cuatro años antes, ni de Por Ávila, ni de Sumar. En el primero, todo lo copa el PP, en el segundo, aparece algún cartel del PSOE. Es cierto que la candidata de Vox por esa provincia, Georgina Trías, hizo campaña por algunos de los pueblos de la comarca, e incluso aseguró que lucharía para evitar que los pueblos se siguieran vaciando, pero no ha surtido demasiado efecto.

De momento, en los pequeños enclaves abulenses no parece que el resultado electoral haya agitado las aguas, pero Tomás se remanga. Ganadero y agricultor durante toda su vida, dice que tiene la ecuación para todo partido que quiera ganar allí. "Si viene uno que nos baja los impuestos y nos deja en paz con nuestros negocios, tendrá los votos. Porque esto se ha puesto imposible".

En este martes de julio no se oye ni un ruido en las calles de Muñogrande, Ávila. Y no tiene pinta de que la cosa cambie mucho el resto del año. Un pequeño perro Teckel de pelo largo pasea tranquilo por el centro de este enclave de la comarca de Ávila (Valle Amblés y Sierra de Gredos). En su camino, esta mañana de verano, solo se cruza con el periodista y dos o tres lugareños que se mueven por unas calles vacías. Aquí hay poco rastro de la agitación política de estos días, salvo por un par de detalles: las banderas españolas que ondean en varias casas y los carteles de Feijóo pegados por todo el pueblo. Sin embargo, su papel el 23-J tiene su enjundia, pues fue el municipio en el que más cayó el voto a Vox respecto a 2019 de toda su provincia.

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