Vox evita la autocrítica y culpa al PP de la derrota de la derecha por apelar al voto útil

Vox ha situado al PP en la diana tras el fiasco del 23-J. La formación ultraconservadora, que ha perdido más de 600.000 votos en las elecciones generales, ha evitado este lunes cualquier acto de autocrítica y ha responsabilizado en exclusiva a Alberto Núñez Feijóo de la derrota de la derecha por apelar al voto útil durante la campaña. El secretario general del partido, Ignacio Garriga, ha acusado a los populares y los medios de comunicación de "truncar la alternativa" a Pedro Sánchez por su campaña de "demonización" contra ellos. "Se han equivocado de aliados y de adversarios", ha declarado Garriga en rueda de prensa.

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Aunque se esperaba que compareciera Santiago Abascal, como hizo tras la noche electoral del 28-M, finalmente lo hizo Garriga. La rueda de prensa se ha producido en plena resaca tras el pinchazo electoral y con los populares dispuestos a intentar la formación de Gobierno. Vox, muy lejos de las expectativas, ha perdido 19 diputados respecto a las elecciones de 2019 y ha quedado sin ninguna capacidad de influencia. La formación ultraconservadora, que ha pasado en cuatro años de 52 a 33 escaños, sostiene que el plan del PP para unificar el voto de la derecha ha tenido "consecuencias catastróficas" para el bloque.

Garriga ha sido muy crítico con sus potenciales aliados, con quienes todavía negocia para los Ejecutivos autonómicos de la Región de Murcia y Aragón. La culpa del escenario tras las elecciones, ha insistido, ha sido el PP por apelar en todo momento al voto útil. Preguntado por la autocrítica que han hecho en el partido pasadas las horas, el secretario general de Vox ha eludido cualquier tipo de responsabilidad en lo ocurrido. "Hay que preguntar a aquellos que sabían que podían conformar la alternativa y han hecho todo lo posible para que no se produjera", ha declarado, en alusión a Feijóo, los medios de comunicación y las empresas encuestadoras. "El voto útil solo ha sido útil a Pedro Sánchez", ha añadido el dirigente, que ha reiterado que Feijóo "ha blanqueado" a los socialistas y "ha truncado la esperanza".

"Hay que preguntar a aquellos que sabían que podían conformar la alternativa y han hecho todo lo posible para que no se produjera"

La teoría de Vox es que la estrategia de Feijóo ha resultado en la pérdida de miles de votos que no se han traducido en escaños para la derecha. Fuentes de la formación señalan que este comportamiento se ha hecho notar en Albacete, Sevilla, Baleares, Burgos y Tarragona. En el primer caso, por ejemplo, a Vox le han faltado 1.200 sufragios para ganar el último diputado que repartía esta circunscripción, mientras que al PP le han sobrado 12.000 papeletas. En la capital andaluza, por su parte, los de Abascal se han quedado a 7.000 votos y a los populares no le han servido 55.000 sufragios. "No ha habido un problema de falta de voto, sino de mala optimización de los votos destinados al bloque PP-Vox", advierten las fuentes consultadas.

La misma lectura hacen en el resto de provincias. En Tarragona, por su parte, estiman que si menos del 1% de los votantes del PP se hubiera decantado por Vox, el bloque tendría un diputado más. En Burgos se han quedado a 9.000 sufragios para lograr un nuevo representante, mientras que en Baleares han sido 25.000 votos de diferencia con el PSOE para sumar un nuevo escaño, casi los mismos que le han sobrado a los populares.

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Vox defiende que sin la campaña del voto útil del PP, secundada a su juicio por las empresas demoscópicas y los medios de comunicación, habrían llegado a los 176 diputados que marcan la mayoría absoluta al sumar a UPN y Coalición Canaria, aunque estos últimos aseguraron que no apoyarían un Ejecutivo de la formación ultraconservadora. La realidad es que los números del partido han lastrado las expectativas, sin posibilidad de sumar con el PP. En términos porcentuales, el partido se ha dejado tres puntos, del 15 al 12%, lo que se traduce en más de 600.000 votos. Si en los últimos comicios cosechó más de 3,6 millones de electores, en esta ocasión apenas han superado los 3 millones.

Vox ha perdido fuerza en sus principales feudos. En la Región de Murcia y Ceuta, donde fue el más apoyado en 2019, ha pasado a ser la segunda opción desplazado por el PP. También se ha dejado por el camino casi una veintena de escaños en diez comunidades autónomas, entre ellas Castilla y León (donde gobierna en coalición con los populares desde hace más de un año), la Comunidad de Madrid o Andalucía.

Negociaciones

Ignacio Garriga ha descartado también cualquier apoyo al PP con el PNV dentro de la ecuación. La posibilidad de entregar sus escaños gratis para echar a Pedro Sánchez de la Moncloa es inviable con esos actores. "No puede haber voto patriótico al lado de partidos nacionalistas", ha subrayado el secretario general de Vox, que ha recordado que los estatutos de la formación impiden este tipo de pactos. La realidad, no obstante, es que esta opción ya estaba muerta incluso antes de plantearse, habida cuenta de que los nacionalistas vascos ya han expresado su negativa a Alberto Núñez Feijóo.

Las negociaciones para la configuración de gobiernos autonómicos sigue abierta. Fuentes de la formación señalan que las conversaciones se retomarán en los próximos días, con la convicción de que llegarán a buen puerto tras las elecciones generales. "A nosotros no nos van a ver equivocados de quiénes son nuestros aliados y quiénes son nuestros adversarios", ha aseverado Garriga. Con Feijóo, en cambio, no se ha producido ningún contacto tras la noche electoral.