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El Gobierno asume que Junts lo someterá a una subasta continua
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tras la agónica sesión

El Gobierno asume que Junts lo someterá a una subasta continua

Los de Puigdemont fijan las reglas de la legislatura y se cobrarán su apoyo día a día. El acuerdo fue agónico y ni siquiera comunicaron que no participarían en la votación: el Ejecutivo no lo supo hasta horas después, cuando se hizo público

Foto: La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EP/Alejandro Martínez Vélez)
La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EP/Alejandro Martínez Vélez)
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"Esto va a ser así durante estos cuatro años". El Gobierno se prepara para sufrir un calvario con Junts. Este miércoles ya vivió una agónica sesión parlamentaria, que logró superar a medias —al salvar dos decretos de los tres pendientes de convalidación— y solo tras acceder a las exigencias de su nuevo socio. El partido de Carles Puigdemont amagó durante días con tumbar los tres textos, pero al final optó por ausentarse y facilitar así su aprobación. No lo hizo hasta arrancar a los socialistas toda una lista de compromisos. Su actuación inaugura un funcionamiento que se perpetuará mientras dure la legislatura.

No fue suficiente que el PSOE transigiera con la ley de amnistía, Junts quiere sacarles el hígado poco a poco. A filetitos. Habían advertido que sus votos nunca serían gratis y en la Moncloa no lo tomaron en serio. Ahora ya conocen las reglas. Para sacar adelante el decreto ómnibus y el de medidas anticrisis, han tenido que acceder a reformar la ley de sociedades de capital con el fin de facilitar la vuelta de las empresas a Cataluña por el procés; eliminar próximamente el artículo introducido en la Ley de Enjuiciamiento Civil, comprometido con Bruselas, porque para ellos "pone en peligro la amnistía"; delegar las competencias de inmigración en la Generalitat; la publicación inmediata de las balanzas fiscales, y que el aceite pase a ser alimento esencial con un IVA del 0%, entre otros temas.

Solo tras obtener esta tajada prometieron que no tumbarían los decretos. En esta jugada, falló al final el flanco de Podemos. Sus cinco diputados votaron en contra del decreto de medidas sobre el desempleo. En su pugna con Yolanda Díaz, hicieron decaer el texto por las reticencias a un recorte en la cotización de los mayores de 52 años. El Ejecutivo de coalición habría podido salvar los tres si, señalan fuentes gubernamentales, "Díaz se hubiera ocupado de esta negociación", en lugar de transmitir que tiene influencia en todo.

Ella y Podemos deslucieron un día en el que el Gobierno se libró de una sonora derrota, pero en el que los socialistas pasaron mucho miedo. Durante toda la jornada, se temió que la formación de Puigdemont cumpliera su amenaza y votará en contra. Tan solo un reducido grupo de personas que estaban al tanto de las conversaciones confiaba en que se llegaría a un acuerdo. Pero la sensación entre los diputados es que "Junts no es como ERC", con quien se ha podido dialogar siempre y pactar sin intimidaciones. Esta visión la corroboraban también otros socios del Ejecutivo: "Con ellos no es posible mantener una relación como con Bildu y el PNV". En la mayoría que sustenta al Gobierno existe una impresión general de que la legislatura es "muy complicada".

Foto: Miriam Nogueras, durante una de las votaciones en el Senado. (EFE / Rodrigo Jiménez)

El pacto con los de Puigdemont fue tan difícil de conseguir que Félix Bolaños y María Jesús Montero —los negociadores— lo celebraron con un abrazo, similar al que se dieron tras la votación de investidura de Sánchez. Junts ni siquiera les avisó de que no participaría en la votación y no supieron lo que había sucedido hasta que la presidenta del Congreso, Francina Armengol, hizo público el resultado. El acuerdo quedó sellado alrededor de las tres de la tarde, media hora después acababa el plazo para enviar el voto, pero la confirmación de que no habían votado en contra solo la tuvieron a las seis. Hasta ese punto llegó el nivel de sufrimiento. "Hemos tenido que trabajar duro, como se pueden ustedes imaginar, pero creo que bien está lo que bien acaba", reconoció al final del pleno el propio Pedro Sánchez. En la misma jornada, el pleno del Congreso rechazó las enmiendas a la totalidad de PP y Vox contra la ley de amnistía, que seguirá su tramitación.

La euforia por convalidar los decretos hizo que el Ejecutivo orillara las cesiones hechas a Junts. Solo se conocieron porque las hicieron públicas los independentistas. El Gobierno ni las contó ni las explicó. Pero trascendieron el ámbito parlamentario. El secretario general de Junts, Jordi Turull, estuvo en Madrid el martes por la tarde y se reunió con el PSOE. Desde ayer ha quedado totalmente asumido que siempre será así. Que el apoyo de los de Puigdemont deberá negociarse día a día y votación a votación. Los socialistas han entendido que tendrán que pactar con ellos antes de enviar un texto legislativo al Congreso, para poder contar con su respaldo.

Sánchez aludió en sus declaraciones a una legislatura "pluripartidista" en la que tendrán que trabajar "mucho". "Somos un Gobierno humilde, trabajador y dialogante". Junts les hace falta para aprobar toda su agenda política en el Parlamento. Solo si también tienen el voto de la diputada de Coalición Canaria, el Ejecutivo puede sobrevivir con su abstención. Por eso este episodio queda grabado ya a sangre y fuego y marca, aseguran fuentes socialistas, "un antes y un después". En la Moncloa y en Ferraz, han comprendido que no pueden funcionar como en la anterior legislatura y actuar, en palabras de sus propios socios, como si tuvieran mayoría absoluta, con el convencimiento de que nunca se aliarán con el PP y Vox.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ofrece una declaración en el Senado tras avalar Junts los decretos de Sánchez. (EFE/Fernando Villar)

Esta concepción les llevó a pensar que Podemos nunca votaría con este bloque. Y justo es lo que ha hecho en la primera oportunidad. Pero aunque no se les exime de responsabilidad, es a Yolanda Díaz a quien culpan. En el ala socialista del Gobierno, reconocen que sale mal parada porque la negociación del decreto que se han cargado dependía de ella. Consideran que en eso debió centrarse, en lugar de hacer ver que mantenía conversaciones también con Junts y con el PP.

La Moncloa encajó muy mal que llamara a Borja Sémper —que, además, aseguran fuentes gubernamentales, "no pinta nada en el PP"— sin contar con nadie, para sondear la posición de Génova con los decretos. Ese contacto se produjo a la vez que la interlocución que Bolaños mantuvo con Cuca Gamarra. Y, apuntan, permitió a los populares transmitir que el Gobierno estaba nervioso y quería pactar con ellos.

Foto: Gerardo Pisarello. (EFE/ Chema Moya)

Nunca fue así. Su única apuesta fue Puigdemont. Aunque hubiera que acordar asuntos al margen del decreto. El Gobierno ya ha empezado a construir el argumentario de que lo hace porque no tiene más remedio, para sacar adelante medidas que son beneficiosas para los ciudadanos. "Para defender a la mayoría social de este país en circunstancias tan complejas, vamos a buscar votos hasta debajo de las piedras", dijo el presidente. El mensaje oficial es que no tendrían que acudir a Junts si directamente votara a favor el PP.

La legislatura discurrirá por este carril, al menos hasta las elecciones catalanas, que son percibidas como un punto de inflexión. En el PSOE, pese a este primer combate con Junts, aún confían en ir amansándolos poco a poco y que las negociaciones no sean tan agónicas. Pero no se llevan a engaño. Lo que tienen por delante es una "montaña rusa".

"Esto va a ser así durante estos cuatro años". El Gobierno se prepara para sufrir un calvario con Junts. Este miércoles ya vivió una agónica sesión parlamentaria, que logró superar a medias —al salvar dos decretos de los tres pendientes de convalidación— y solo tras acceder a las exigencias de su nuevo socio. El partido de Carles Puigdemont amagó durante días con tumbar los tres textos, pero al final optó por ausentarse y facilitar así su aprobación. No lo hizo hasta arrancar a los socialistas toda una lista de compromisos. Su actuación inaugura un funcionamiento que se perpetuará mientras dure la legislatura.

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