Este pueblo te enseña qué pasa si te atreves a tocar una tradición: "Sabía que me iban a poner verde"

En la España vaciada, donde falta prácticamente de todo, hay pocas cosas que no le pueden quitar a uno. Y una de esas cosas son los derechos que tienes por el mero hecho de ser de pueblo. La suerte de pinos entra en esta clasificación. Se trata de un privilegio centenario en los municipios pinariegos que se traduce en el pago de una cantidad de dinero para los vecinos fruto de vender la madera de los pinos de las tierras comunales. La suma a percibir se ha reducido con el paso de los años y ha quedado en un pellizquito. Pero en Navaleno, un pueblo soriano de 900 habitantes en la linde con Burgos, estos días no se habla de otra cosa que de la intención del ayuntamiento de retirar la prebenda a 100 vecinos.

Quién recibe y quién no la propina lo regulan unas antiguas ordenanzas, que datan de mediados del siglo pasado y que especifican, entre otras cosas, que serán beneficiarios de esta medida de gracia aquellos navalenenses herederos de los antiguos pobladores siempre que vivan, al menos, nueve meses en el pueblo. Ahí está el punto de la discordia: vecinos empadronados que no llegan a esa cota, pero que defienden tener casa en el pueblo y participar en la vida del lugar, se quedan fuera del reparto.

"Esto se creó para beneficiar a la gente que vive en los pueblos y que hace pueblo. El privilegio se concedió en un momento de la historia y solo lo tenemos los descendientes", se defiende Luis José Lucas (PP), el alcalde, al que los lugareños conocen como Luco. "En el censo pone que somos 900, pero vivimos todo el año unos 500", explica el primer edil, que defiende la limpieza y necesidad de hacer esta reducción.

"Somos unos 400 los que tenemos la suerte de pinos y vamos a quitar 100, pero es que esto era necesario, porque había gente que la recibía y que está en el pueblo 10 días al año o ninguno", manifiesta el alcalde. Admite que, a la hora de elaborar la lista de la discordia, podrán haber fallado "en algún caso", pero nada más: "Dimos una vuelta a toda la lista y con alguno te puedes confundir, pero… seguro que hay más gente a favor que en contra".

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"Si ya no es por el dinero, que se lo quede el alcalde, pero esto es como si te quitaran el carné de vecino del pueblo", clama uno de los afectados, que prefiere mantenerse en el anonimato, y que ha visto su nombre en la lista. Ya se sabe que en los pueblos tan pequeños, al final, se sabe todo. No obstante, junto al resto de señalados, este hombre se está organizando en torno a un colectivo que han bautizado como la PAPN (Plataforma de Afectados Pinos de Navaleno).

"Nunca se había dado algo así, nunca se había tomado al pie de la letra la ordenanza, pero también es verdad que nunca se ha abordado, tampoco, el cambiarla para actualizarla", cuenta este afectado, quien también denuncia que, al repasar la relación, encontraron que faltaban vecinos que estaban en su misma situación: "No sabemos quién ha hecho la lista, supongo que los concejales con la junta vecinal de la madera, pero hemos visto casos de agravio comparativo".

El alcalde da la réplica y reivindica su determinación a la hora de tomar una medida tan impopular. "Sabía que me iban a poner verde y me esperaba el revuelo, pero quizá también que hubiera más guerra en el pleno del ayuntamiento y menos en las redes sociales", subraya Luco, que pasa al ataque: "Los que más vocean quizá son los que más tienen que callar".

Actualizar y sancionar

Los vecinos afectados defienden que, antes de nada, debería actualizarse la norma y, después, decidir cómo se aplica y hacerlo a todos por igual. Se basan en que el texto antiguo presenta numerosas anacronías. Una de ellas es inconcebible en pleno siglo XXI y la relata Carlos Herrero, el portavoz socialista en la localidad: "Si una mujer de Navaleno se casa con un hombre, por ejemplo, de Almería, el derecho pasa automáticamente a este hombre".

De igual modo, advierte de que es muy difícil demostrar que una persona no vive en el pueblo si tiene una casa abierta y está empadronado, lo que podría abrir la veda de una serie de procesos judiciales que terminarían perjudicando al ayuntamiento si la limpia en la lista sigue para adelante: “He hablado con la gente de otros pueblos que lo han hecho y, si en algún caso se ha ido a juicio, han costado unos 2.000 euros a la corporación”.

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Además, también pronostica que, si finalmente cristaliza la retirada de la suerte de pinos a esos 100 vecinos, el censo del pueblo bajará notablemente. "Seguro que hay gente a la que, si se le quita este privilegio, ya no quiere seguir empadronada aquí y supondría, en la práctica, que bajara la población", lamenta Herrero, quien señala la importancia que tiene mantener población, más todavía en la España vaciada, a la hora de intentar recibir ayudas públicas.

"Primero, que se actualice, y, luego, que se sancione", insisten desde la plataforma, donde reclaman hacer un estudio pormenorizado de todos los casos: "Es un tema de arraigo. La suerte de pinos es un derecho exclusivo que tenemos los que somos de aquí, algo que le explicas a la gente cuando viene o a tus amigos con mucho orgullo. El dinero en todo esto es casi lo de menos".

"En su día, por esto apuñalaron a una persona y casi queman la casa de otro por el privilegio"

La cosa, al margen de la lista, no es menor. Como expone Luco, la suerte de pinos es una "tradición que quieren declarar patrimonio de la humanidad". En 2017 hubo un colectivo, la Asociación de Pinares y el Valle (Asopiva), que inició los trámites para llegar hasta la Unesco. El primer paso de ese camino era que se reconociera a esta tradición como bien de interés cultural (BIC) de carácter inmaterial. Y, el 22 de septiembre de 2023, la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Junta de Castilla y León, dio luz verde el procedimiento para ello.

"En su día, por esto apuñalaron a una persona y casi queman la casa de otro porque le dieron el privilegio", asegura Luco, echando la vista décadas atrás. Para evitar situaciones tan graves, o polémicas como la que ahora mismo ha agitado al pueblo, propone que la suerte de pinos se quede en algo todavía más simbólico: "Debería darse una cantidad testimonial y, el resto, que se lo quede el ayuntamiento para hacer cosas. Así sí revertirá directamente en el bien del pueblo".

Hasta que el tema se solucione, para uno u otro lado, no se hablará de otra cosa en las casas, bares y plazas de Navaleno, un pueblo donde vivían tranquilos, hasta que se abrió la caja de los truenos de la centenaria suerte de pinos. "Alguien lo tenía que hacer", resuelve el alcalde.