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La sequía deja Cataluña sin setas: "Ha llovido, pero no es suficiente, llega tarde"
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La sequía deja Cataluña sin setas: "Ha llovido, pero no es suficiente, llega tarde"

Varios condicionantes han retrasado la producción hasta el punto de que en los meses de agosto y septiembre no ha brotado ni una seta. Los expertos consideran que la temporada se puede salvar si llueve en otoño

Foto: Un ejemplar de Boletus. (EFE)
Un ejemplar de Boletus. (EFE)

La sequía lleva meses azotando Cataluña. Poniendo en riesgo sus cosechas de cereal, de árboles frutales y de uva con pérdidas millonarias. Pero además, la sequía tiene un efecto silencioso: los bosques, y con ello, la producción de setas. A estas alturas del año, en pleno otoño, están en época de recolección. La temporada de setas no acaba hasta enero y es difícil afirmar que no habrá setas suficientes, pero lo cierto es que el inicio de campaña ha sido muy descorazonador.

El Pirineo catalán, zona en la que la temporada de setas arranca a mediados de agosto, se ha visto tremendamente afectado por la sequía. Las altas temperaturas y la falta de lluvia han retrasado la producción hasta el punto de que en los meses de agosto y septiembre no ha brotado ni una seta. Son dos meses perdidos y suponen exactamente un 50% de la producción anual de setas en Cataluña.

Foto: Vista del pantano de Sau (Barcelona), en una fotografía de archivo. (EFE/Siu Wu)

Ahora, bien entrado el otoño, llegan las primeras lluvias que, aunque no son tan cuantiosas como en el resto de España, muestran un rayo de esperanza en unos bosques catalanes casi extenuados por la sequía. Según los expertos del Centro Tecnológico Forestal de Cataluña (CTFC), lo que interesa a partir de ahora son las lluvias finas, de días, que favorezcan la humedad del suelo.

"Ha llovido, pero no es suficiente, llega tarde". Así de contundente explica Juan Martínez de Aragón, micólogo del CTFC, la situación de los hongos en suelo catalán. Según Martínez, las setas comestibles necesitan entre diez y quince días desde que llueve para salir. Eso nos coloca en noviembre, y en este mes en el Pirineo ya hiela. Otro de los problemas que preocupa entre la comunidad boletaire es el viento: "Reseca muchísimo el ambiente, aumenta la evapotranspiración, por tanto, el agua que tenemos se evapora más rápidamente".

placeholder Ejemplares de setas del Pirineo. (C.S.)
Ejemplares de setas del Pirineo. (C.S.)

Los expertos aún mantienen la esperanza en las zonas de la Cataluña central y el litoral catalán. Aunque la temporada debería haber empezado en septiembre, los micólogos creen que si caen lluvias más seguidas y el frío tarda en llegar, la campaña aún se puede salvar. Su esperanza reside en las lluvias que dejaron las últimas DANAS en el litoral y sur de la comunidad autónoma. "Hasta principios de noviembre no podremos confirmas si las lluvias de octubre han dado sus frutos", explica Martínez.

"Últimamente por las mañanas ya se observa la niebla que sale del bosque, lo que quiere decir que ha habido acumulación de humedad. Creo que hay posibilidades de que en cotas más bajas tengamos algo de temporada", explica Ricard el Furiós (Boletaira Furios), apodo en redes sociales de un boletaire habitual de la zona del litoral catalán.

"Siempre y cuando siga lloviendo y no llegue el frío"

"El invierno se acerca", es la conocida frase de Juego de Tronos alertando de los peligros que les acechaban. Con los boletaires sucede un poco igual. Aficionados y expertos miran el termómetro con miedo a que las temperaturas desciendan por debajo de los cero grados y paralicen la temporada. Especies como la negrilla (Trilicoma terreum), los camagrocs (Cantharellus lutescens), la llanega (Hygrophorus lattitabundus) o incluso algún rovellón (Níscalo) podrían tener su entrada en la temporada, aunque los expertos piden precaución porque "una helada de menos dos, menos cinco grados, lo paraliza todo y se acaba la temporada". Sin embargo, Juan Martínez recuerda que noviembre "es un mes en el que la producción de setas es más baja".

Foto: Vista del pantano de Sau (Barcelona). (EFE/Siu Wu)

Boletaire Furiós es un habitual de la recogida de setas y se desplaza por todo el territorio catalán para desempeñar esta afición. "Hace dos o tres años que lo estoy notando gravemente, sitios que antes eran muy buenos para las setas, ahora están cambiando". Ricard añade que en sus salidas también ha observado que el "ciclo de salida" de los hongos se está alargando. Ver boletus pinícolas en octubre es muy sorprendente, otros años esta seta era la primera en llegar y la primera en irse.

El CTFC sí que confirma que existe una tendencia de retraso en el inicio de la temporada. En muchas zonas del Pirineo la producción empezaba a mediados de agosto y ahora, según sus estudios, se situaría a mediados de septiembre. "Estábamos acostumbrados a tener las setas en septiembre y ahora empiezan a salir en octubre", explica Martínez.

placeholder Rovellones en el Pirineo. (C.S.)
Rovellones en el Pirineo. (C.S.)

Algunos de los modelos explican que este retraso del inicio está acompañado de una mayor duración y la temporada podría alargarse hasta diciembre. Esto podría cumplirse, pero una vez más aparece el inconveniente del frío. Por temperaturas medias es cierto que las semanas de recolección podría alargarse porque estas son más elevadas. El problema son las temperaturas mínimas. Martínez lo tiene claro: "Tendremos que esperar a noviembre y rezar para que no empiece el frío".

El CTFC recuerda que Cataluña ya ha vivido más episodios con una baja producción de setas en 2002, 2004, 2007 o 2017. Precisamente en ese último año la producción fue muy limitada, mientras que al año siguiente los números de setas recogidas batieron todos los récords. "Que haya menos setas este año no significa que no vayan a haber más", asegura Juan Martínez, y añade que "no existe una línea de descenso de producción, es más escalonado". El micólogo explica que el número de setas de cada año va directamente relacionado con las tormentas de agosto y las lluvias de septiembre y octubre.

Tradiciones y rituales

La falta de lluvia ha deshecho una de las estampas otoñales por excelencia en Cataluña: ir a recoger boletus. Familias y amigos, jóvenes y mayores, todos se lanzan en busca de los pequeños tesoros que esconde el bosque. Este año con menos setas, pero la misma ilusión. "Es difícil que un aficionado que va una o dos veces al año llegue a encontrar setas"; explica Ricard el Furiós, "a no ser que tenga suerte y justo donde va habitualmente se hayan dado las condiciones para que salgan".

Foto: El president Pere Aragonès interviene en el Parlament. (EFE/Marta Pérez)

Entre los aficionados encontramos algunos más "habituales" de los bosques catalanes. Existe una corriente de boletaires que se prepara cada salida igual que un montañero o incluso más. Los recolectores de setas han de elegir con detalle los lugares a los que irán a buscarlas. Mirar los mapas climatológicos, revisar donde se han acumulado las lluvias, controlar la humedad relativa de cada zona… y, aun así, como dice Ricard: "A veces te preparas, sales y encuentras cuatro setas".

Falta de normativa en Cataluña

En la sociedad catalana la afición es tal que sorprende que no tengan una normativa referente a esta actividad como en otras zonas de España. Los diferentes ayuntamientos de las zonas concurridas habitualmente por los boletaires han intentado poner en marcha iniciativas propias, como las limitaciones de recogida, el carné de boletaire o la prohibición de recogida para los habitantes de fuera de la comarca.

Los expertos critican la falta de consenso y de una normativa unánime impulsada por la Generalitat. "La gente habla del carné de boletaire desde hace 20 años, pero a nivel político es una medida que podría ser muy mal vista por los votantes, que ahora tiene total libertad de pasear y recolectar en los montes", asegurar Juan Martínez de Aragón.

Foto: Pantano de Sau, en Barcelona. (EFE/David Borrat)

La última propuesta de la Generalitat eran tres tipos de carné para regular la recolección de setas en los bosques catalanes: el esporádico, el micólogo y el profesional. Los primeros que recogen setas como pasatiempo y lo hacen sin ánimo de lucrarse deberían pagar cinco euros por temporada. Para los estudiosos de los hongos y sus ecosistemas, los micólogos, el permiso sería gratuito. En cambio, para los profesionales que pretenden hacer negocio con las setas, el permiso tendría un precio de entre 100 y 200 euros con limitación de recoger hasta 35 kilos diarios.

"En Cataluña las setas en principio son de todos, aunque el bosque sea de un propietario", explica Martínez de Aragón, y añade que "en no haber una normativa, los propietarios se ven indefensos ante las acciones de los boletaires". Según el último estudio del Centro Tecnológico Forestal de Cataluña (CTFC) hizo un estudio que dictaba que el 77% de los catalanes aceptaría pagar una tasa por recoger setas siempre y cuando el dinero se invirtiera en los bosques.

La sequía lleva meses azotando Cataluña. Poniendo en riesgo sus cosechas de cereal, de árboles frutales y de uva con pérdidas millonarias. Pero además, la sequía tiene un efecto silencioso: los bosques, y con ello, la producción de setas. A estas alturas del año, en pleno otoño, están en época de recolección. La temporada de setas no acaba hasta enero y es difícil afirmar que no habrá setas suficientes, pero lo cierto es que el inicio de campaña ha sido muy descorazonador.

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