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Agentes de incógnito y cerco a las furgonetas: así caen las redes que 'trafican' con boletus
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UN MANJAR MUY LUCRATIVO

Agentes de incógnito y cerco a las furgonetas: así caen las redes que 'trafican' con boletus

Es época de setas y también de furtivos. En los bosques sorianos, meca de los hongos en España, un equipo de la Guardia Civil tiene la misión de evitar que el monte quede arrasado. Ya han decomisado casi dos toneladas

Foto: Los furtivos amenazan los boletus y setas que estas semanas brotan en los montes. (Europa Press/Carlos Castro)
Los furtivos amenazan los boletus y setas que estas semanas brotan en los montes. (Europa Press/Carlos Castro)

Ellos se quitan mérito, pero la tarea de este equipo, aunque no tenga tanto glamour como las grandes operaciones contra el narcotráfico, es fundamental durante los meses de otoño. Ángel Escuredo, teniente de la Guardia Civil, lidera el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) del Instituto Armado en Soria, que, entre otras misiones, está encargado de cuidar los montes y evitar que los furtivos se lleven una sola seta sin permiso de una de las mecas de los hongos en España.

Este manjar, aunque brote del suelo y en abundancia si ha habido lluvias, no puede recolectarse libremente en Castilla y León. La región ha regulado la explotación del recurso, principalmente, para que la riqueza micológica se quede en sus pueblos tras años de quejas por el expolio: cuadrillas llegadas de todas partes de España e incluso del extranjero arrasaban los montes para llevarse en cantidades industriales boletus, níscalos y otras setas comestibles. El botín no era cosa menor: el kilo de hongos puede superar los 40 euros en los expositores de mercados de Madrid o Barcelona o superar ese precio si hay escasez.

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Según el último balance, el equipo de Escuredo ya ha decomisado casi dos toneladas de boletus y otras setas y la ecuación para entender por qué los furtivos ven negocio en los hongos es sencilla: "A los recolectores les pueden pagar unos 8 euros por kilo que recojan en el monte", expone, y, a partir de ahí, el precio se dispara. Por ejemplo, si recolectan 100 kilos, el comprador pagaría al furtivo unos 800 euros y ganaría, al venderlo en el mercado o establecimiento hostelero, alrededor de 3.000 o incluso 4.000 euros.

Para recoger setas en Castilla y León hace falta tener una licencia que tiene dos niveles. La licencia comercial, que solo se otorga a ciertos recolectores, es más cara y permite hacer acopio de hasta 50 kilos de hongos y setas por persona y día; mientras que la licencia recreativa, que se entrega a los turistas que acuden al reclamo micológico, únicamente permite llevar 5 kilos por persona y día. "El año pasado la regulación ya estaba en marcha, pero este año se sigue de manera muy estricta", puntualiza el teniente, que después de tres años ya tiene engrasada una manera de operar que le resulta efectiva contra los furtivos.

De incógnito

"Sí, sí, utilizamos agentes sin uniforme para que vayan a reconocer las zonas. Pero solo lo hacemos a nivel informativo: nos sirve para examinar los lugares donde puede haber recolecciones ilícitas", avanza Escuredo. Una vez que el trabajo de los agentes de incógnito está hecho, la Guardia Civil pone en marcha dispositivos en los que también participan los agentes medioambientales. "Su trabajo es fundamental", destaca el teniente en conversación con El Confidencial: "Se meten por las zonas más altas del monte, ya que son los que mejor lo conocen, y vigilan si se entran los furtivos con las furgonetas".

placeholder Los agentes realizan un control a un recolector para comprobar la legalidad de la mercancía. (Cedida)
Los agentes realizan un control a un recolector para comprobar la legalidad de la mercancía. (Cedida)

La manera más efectiva de cazar al furtivo, aunque pueda parecer extraño, es en la carretera y, ahí, el objetivo no es la persona que recoge una gran cantidad de setas de manera ilícita, sino el profesional que compra esas setas de manera ilegal para después introducirlas en mercados o establecimientos de hostelería lucrándose. Esta opción, además, es mucho más eficiente. En el monte es posible atrapar a los recolectores que no tienen permiso o no poseen el adecuado, sin embargo, en la carretera, la cantidad de hongo decomisada va a ser siempre mucho mayor.

"Estamos muy atentos a las típicas furgonetas blancas, a veces refrigeradas y a veces no, que aparecen a los pies de los lugares donde sabemos que hay setas", expone el teniente, quien subraya que, una vez identificados los vehículos sospechosos, el siguiente paso es detenerlos en los controles dispuestos en la vía para abrir el furgón. En ese momento, el conductor, que suele ser emisario de una frutería o negocio de hostelería, debe ser capaz de demostrar que ha conseguido esa mercancía de manera legal y exponer la trazabilidad del producto. Para ello debe acreditar que ha comprado los hongos a un recolector con licencia y que los kilos que lleva sean compatibles con aquellos permisos de los vendedores a los que haga referencia.

Cuadrillas enteras

Con respecto a hace unos años, Escuredo detecta que los furtivos han cambiado su forma de operar levemente. Ya no es como antes, cuando las cuadrillas de ciudadanos extranjeros acampaban en los montes y pasaban días allí, pernoctando en furgonetas o tiendas de campaña, y haciendo acopio de toda la mercancía que les fuera posible. Entonces, incluso se dieron episodios de tensión con los vecinos de estas zonas rurales, con los que se topaban en los bosques y les recriminaban estas prácticas.

placeholder Varios vehículos, interceptados en una carretera soriana con un cargamento de setas. (Cedida)
Varios vehículos, interceptados en una carretera soriana con un cargamento de setas. (Cedida)

"Lo de acampar ha bajado. Ahora el perfil de los furtivos tiene más que ver con residentes en otras provincias que viene a recoger las setas sin permiso. Antes era mucho más fácil encontrarlos, cuando dormían en el monte", resuelve Escuredo, quien también expone que hay operativos en los que han llegado a ver ese nuevo esquema: "Hay grupos de 40-50 personas, que parecen de la misma zonas o pueblos, y que se distribuyen para recorrer el monte sin licencia".

Que no salgan

El objetivo, al no haber regulación en otras comunidades, es que estos furtivos, si no han sido detectados en las carreteras cercanas al bosque, sean localizados antes de que abandonen la provincia o, en su defecto, la comunidad. Esto se debe a que si superan los límites de Castilla y León y entran en otras autonomías limítrofes con una reglamentación menos exigente, como puede ser La Rioja, ya no se les podrá castigar con la misma contundencia.

Según el decreto 31/2017 de 5 de octubre, por el que se regula el Recurso Micológico Silvestre en Castilla y León, los agentes, si tienen constancia de un comportamiento ilegal, pueden tomar medidas provisionales contra los furtivos, entre las que se incluyen "la incautación de los productos resultantes de la infracción cometida, así como de los útiles o medios empleados, incluidos los vehículos o medios de transporte".

placeholder Una furgoneta, cargada hasta arriba, encontrada en un operativo de la Guardia Civil. (Cedida)
Una furgoneta, cargada hasta arriba, encontrada en un operativo de la Guardia Civil. (Cedida)

El teniente Escuredo destaca la importancia de tener estas herramientas legales, ya que, en otras comunidades, y en caso de ser interceptada una furgoneta con hongos obtenidos de manera ilegal, "no se les incauta el vehículo y el ciudadano al que le han dado el alto, lo único que tiene que hacer es dejar el nombre y apellidos e igual le llega la denuncia o igual no. Luego puede seguir recogiendo y la sanción no es efectiva".

El tráfico de boletus, níscalos y otras setas se ha reducido en los últimos años, en parte por el trabajo de equipos como el del capitán Escuredo. Con el paso de los años, las incautaciones han descendido, pero ahora son más efectivas y, por eso, las cantidades aprehendidas son menos voluminosas. Los furtivos saben que no lo tienen tan fácil y que los agentes medioambientes y efectivos de la Guardia Civil están detrás de ellos, especialmente en años como este, en el que la campaña está siendo especialmente abundante.

Ellos se quitan mérito, pero la tarea de este equipo, aunque no tenga tanto glamour como las grandes operaciones contra el narcotráfico, es fundamental durante los meses de otoño. Ángel Escuredo, teniente de la Guardia Civil, lidera el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) del Instituto Armado en Soria, que, entre otras misiones, está encargado de cuidar los montes y evitar que los furtivos se lleven una sola seta sin permiso de una de las mecas de los hongos en España.

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