Las nuevas vidas de Arrimadas y Villacís: últimos días en el Congreso y "decenas de ofertas"

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"Cuando sales de la política, hay que tener la cabeza muy fría para no volverte loco. El coche iba a 300 kilómetros por hora y, de repente, se ha parado. Sientes una gran sensación de vacío. Por eso hay que saber cómo irse. Y ella lo ha hecho bien". Hace 52 días que Inés Arrimadas decidió poner punto y final a su carrera política. La decisión no fue impulsiva. La había reflexionado durante meses. Pero Ciudadanos firmó su sentencia antes de tiempo y todo se precipitó. Desde entonces, la dirigente que logró el hito de ganar unas elecciones al independentismo solo se ha dejado ver un par de veces. Apenas interactúa en redes sociales, aunque mantiene un contacto fluido con el círculo que la acompañó tanto en su ascenso político como en su caída. A sus 42 años "está feliz". En Jerez, su ciudad natal, con los suyos. "Ha vuelto a vivir", aseguran en su entorno. Begoña Villacís, otro de los rostros más visibles de la formación, también ha dado un giro a su día a día y ya prepara su nuevo proyecto lejos del foco mediático.

Arrimadas se ha paseado de vez en cuando por los pasillos del Congreso. Su puesto de diputada en funciones dentro de la Diputación Permanente así lo requiere. Cumplirá su función hasta el 17 de agosto, día de la constitución de las Cortes tras las elecciones generales de este domingo. Hasta que no finalice este periodo, no abordará su reingreso en la empresa privada. No tiene prisa. Los 137 diputados del citado órgano mantienen un sueldo de más de 3.000 euros mensuales de base, además de complementos.

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Su siguiente paso es aún una incógnita. El plan A, que se daba por hecho tras anunciar que se despedía de la política, era su retorno a la consultora D'Aleph, donde solicitó una excedencia cuando su coqueteo con la política fue a más y decidió ir en las listas de Ciudadanos en Cataluña en 2012. Pero no es la única opción que valora. Fuentes cercanas a la expolítica aseguran que tiene "decenas de ofertas encima de la mesa", y que aún no se ha decantado por ninguna. Las posibilidades van de la consultoría al coaching, pasando por las relaciones institucionales o las conferencias. El pasado 15 de julio, la también exportavoz de Cs en la Cámara Baja, participó como ponente en un encuentro de la asociación de jóvenes S'ha Acabat!. Ha sido una de las pocas apariciones públicas desde su despedida.

Lo que sí tiene claro la exdirigente es que no se irá de Jerez. Arrimadas es madre de dos hijos pequeños, y se mudó a principios de abril pensando en su bienestar. Su carrera laboral y política la llevó a Cataluña, pero sus raíces y parte de su familia reside en este municipio gaditano. Cerró así su etapa catalana y madrileña, en la que tocó el cielo y también bajó a los infiernos. Tras tomar un poco de distancia, tanto amigos como rivales destacan de ella cómo "se echó el partido a las espaldas" cuando Ciudadanos se hundió en las generales de 2019. Pero la remontada fue un espejismo. El partido fue encadenando derrota tras derrota. Y cuatro años después, no habrá siquiera papeleta naranja en los colegios electorales.

Las fuentes consultadas dan por descartado su retorno a la política. Dicen, además, que nunca se vio tentada de dar el salto al PP. Ni en la época de Pablo Casado, cuando se frustraron los primeros intentos, ni ahora con Alberto Núñez Feijóo. El gallego arrasó todo el espacio de centroderecha y dejó sin oxígeno a un Ciudadanos ya convaleciente. No fueron pocos los que saltaron, pero más los que lo intentaron. Cuando se trasladó a Jerez, comenzó a recorrer las especulaciones sobre un posible puesto en las listas del PP al Congreso por la provincia de Cádiz. Ella siempre lo negó.

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Ciudadanos firmó su final cuando Inés Arrimadas se negó a encabezar la lista del partido a las próximas elecciones generales. La ya exdirigente se posicionó con la corriente que pedía no concurrir a los comicios para evitar fragmentar el voto de centro y darle una oportunidad a Sánchez para gobernar. "El resultado hubiese sido malo, pero gustase más o menos era la única que podía hacerlo", sintetiza un excompañero de partido. Dos días después de confirmarse esa decisión, la jerezana compareció en el Congreso para decir adiós.

La vida de Villacís

Begoña Villacís fue otro de los grandes pesos del partido que secundó a la expresidenta de la formación en la decisión de que Ciudadanos no tuviese papeleta este 23-J. Junto a Arrimadas, la exvicealcaldesa de Madrid era el principal rostro del partido, y casi la única esperanza de sobrevivir al 28-M. Pero el tsunami les terminó arrasando, también en la capital. Ella se despidió de la política el 14 de junio. Y lo hizo con un discurso en el último pleno municipal en el que trató de retratar la parte más humana y dura de la política. "Somos la única profesión en la que nos hablamos peor a la cara que a la espalda", destacó.

Villacís toma distancia de la política, pero no cierra la puerta a volver. "La vida da muchas vueltas", explica a El Confidencial. Por el momento, asegura haber recibido "muchas ofertas" del sector privado y está volcada en un nuevo proyecto que verá la luz en septiembre, y que nada tiene que ver con la política. Descarta, por tanto, reincorporarse al bufete de Legálitas, al menos en el corto plazo. Entiende su paso por la vida pública como "una etapa más" y pone en valor la importancia de "saber irse".

La exvicealcaldesa mantiene el contacto no solo con Arrimadas y otros compañeros de la formación, sino también con Albert Rivera y "amigos" de otras formaciones políticas, también del PP. Cuando se le pregunta sobre la posibilidad de irse con Alberto Núñez Feijóo, ella asegura que la política no es una opción que priorice en el corto o medio plazo. Aunque parece que ha pasado una eternidad, hace unos meses se abrió la vía de un hipotético salto a las listas de los populares. Génova valoró su "talento". Finalmente, Villacís dio una última oportunidad a Ciudadanos como cabeza de lista en Madrid. Pero no tuvo éxito.

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En lo que coinciden todas las fuentes consultadas, también Begoña Villacís, es en cuestionar la viabilidad del proyecto liberal en el futuro. El partido permanece en stand by a la espera de decidir si se intenta una última vez o se apuesta por la disolución definitiva. Todo dependerá de lo que suceda el 23-J. Si el PP termina gobernando con Vox, entienden los ex de Ciudadanos que "nos echarán de menos" por ser la única fuerza, dicen, capaz de evitar que "los extremos" opten a cargos institucionales. Que eso se traduzca o no en votos es otra cosa. Pero la sensación, incluso tiempo después, es nefasta. "La marca está totalmente huida, abrasada. El proyecto político ha tirado la toalla".