Inés Arrimadas deja la política y cierra la puerta a un salto al PP

Fin a una etapa. La expresidenta de Ciudadanos y portavoz parlamentaria del partido, Inés Arrimadas, abandona la política y pone punto final a las especulaciones sobre un posible salto al PP, según confirman fuentes de su entorno a El Confidencial. La dirigente ha oficializado su salida en una rueda de prensa en el Congreso de los Diputados, donde sigue siendo parlamentaria de facto pese a la disolución de las Cortes por formar parte de la Diputación Permanente.

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"He decidido poner fin a mi etapa política y empezar otra al margen de ella", comenzaba una Arrimadas visiblemente emocionada en su última visita a la sala de prensa del Congreso de los Diputados. En una comparecencia sin preguntas, la dirigente ha reconocido haber cometido "errores" en los últimos años, "pero siempre he tomado todas las decisiones pensando en qué era lo mejor para nuestro país". La política jerezana no ha querido cerrar del todo la puerta a un futuro regreso tras una etapa de descanso. "Mantengo mi compromiso con España, porque los principios se pueden defender desde las instituciones o fuera de ellas", insistía.

En su despedida, Inés Arrimadas ha querido recordar a Albert Rivera por situarla en un puesto de responsabilidad dentro del partido en Cataluña, desde el que ganó las elecciones en 2017; a sus excompañeros del Parlament y al portavoz adjunto del partido en el Congreso, Guillermo Díaz. El diputado ha sido el único miembro del grupo parlamentario de Ciudadanos que ha acompañado a la mandataria en su adiós a la política.

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Ciudadanos tomó el pasado martes una decisión histórica. Por primera vez desde 2015, no habrá una papeleta naranja en unos comicios generales. El Comité Nacional tomó esta decisión después de comprobar que varios pesos del partido, entre ellos la propia Arrimadas, pedían un paréntesis para no poner palos en las ruedas al PP en la primera y clara oportunidad de echar a Sánchez de la Moncloa. Los votos de Ciudadanos el 28-M fueron residuales, pero esos restos dificultaron las mayorías de los populares en algunos territorios donde el escenario estaba ajustado.

Las elecciones autonómicas y municipales del pasado domingo asestaron un duro golpe al proyecto naranja, que perdió el 86% de su poder municipal y miles de concejales, resultado de solo ser capaces de aglutinar algo más de 300.000 papeletas. Ciudadanos desapareció también de todos los Parlamentos autonómicos que abrieron las urnas el 28-M. Ni siquiera Begoña Villacís logró salvar los muebles, y apenas rozó el 3% en la capital, insuficiente como para lograr representación en el Consistorio.

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Pese al "vendaval" electoral, en la actual dirección de Ciudadanos tenían claro que, fuese cual fuese el resultado del domingo, habría papeleta naranja en todo el ciclo electoral, incluyendo generales y europeas. Pero el precipitado adelanto electoral ejecutado por Pedro Sánchez el pasado lunes hizo saltar por los aires sus planes. La cúpula de los liberales contaba con tener tiempo de aquí a diciembre para lamerse las heridas y tratar de recuperar fuelle, pero opinan que es imposible recuperarse de aquí al 23 de julio, por lo que decidieron no alargar la agonía del partido y no concurrir a las generales.

Inés Arrimadas abandona Ciudadanos solo dos días después de que transmitiese a la nueva cúpula del partido —pilotada desde enero por Adrián Vázquez y Patricia Guasp— que no encabezaría la lista del partido para las próximas elecciones generales precisamente por no creer que las siglas naranjas estuviesen en este proceso, al entender que la fragmentación electoral solo contribuía a dar una oportunidad a Sánchez para permanecer en la Moncloa. En su entorno, se apresuraron en descartar que la dirigente estuviese pensando en dar el salto a las listas del PP, a pesar de que Alberto Núñez Feijóo, que nunca le ha hecho una oferta formal, está dispuesto a abrir el partido al "talento" de Ciudadanos.

La ya exdirigente política fichó por el partido naranja en 2012, cuando logró un escaño en el Parlament catalán. Previamente, trabajó como consultora seis años en una empresa de Barcelona. Desarrolló toda su trayectoria política en Ciudadanos y cosechó una victoria histórica en Cataluña en las elecciones autonómicas de 2017, aunque no logró gobernar. En 2019, Arrimadas renunció a su escaño autonómico para dar el salto a la política nacional y concurrir a las elecciones generales de abril de 2019. La jerezana cogió las riendas de Ciudadanos en noviembre de 2019, cuando la repetición electoral asestó el primer gran golpe al espacio liberal —cayó 47 escaños en solo unos meses— y precipitó la dimisión de Albert Rivera.

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El partido naranja jamás se recuperó de aquel revés. En cada proceso electoral, Ciudadanos se iba dejando más y más representantes, en paralelo a la progresiva pérdida de afiliados y de músculo político. Las constantes dimisiones de cargos —algunos de ellos para consumar su salto al PP— y las críticas internas forzaron a Arrimadas a dar un paso atrás y abrir un proceso de primarias que terminó de romper a un partido malherido. La candidatura apoyada por la dirigente fue la de Adrián Vázquez y Patricia Guasp, que terminó venciendo a la lista alternativa, capitaneada por el portavoz del partido en el Congreso, Edmundo Bal. Desde entonces, a Arrimadas solo le quedó la portavocía en el Congreso y la esperanza de volver a encabezar la candidatura del partido naranja.

Pero nada más lejos de la realidad. Ciudadanos ha firmado ya su sentencia de muerte. Y la salida de su principal exponente político solo ratifica el diagnóstico. La dirigente volverá a la empresa privada, donde espera "descansar" tras una década entregada a la política. Dejará Madrid para vivir permanentemente en Jerez, su ciudad de cuna, a la que se mudó hace unos meses.