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Yolanda Díaz se enfrenta a la barrera de los 40 escaños para asegurar la cohesión de Sumar
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ELECCIONES GENERALES 23-J

Yolanda Díaz se enfrenta a la barrera de los 40 escaños para asegurar la cohesión de Sumar

Su objetivo pasa por abrirse hueco en el electorado de izquierdas y sectores progresistas ahora desmovilizados o que no comulgan con el jefe del Ejecutivo desplegando un programa alternativo al de los socialistas

Foto: La vicepresidenta del Gobierno y candidata de Sumar, Yolanda Díaz, durante un acto de su partido en Barcelona. (EFE/Alejandro García)
La vicepresidenta del Gobierno y candidata de Sumar, Yolanda Díaz, durante un acto de su partido en Barcelona. (EFE/Alejandro García)
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Yolanda Díaz busca su hueco en una campaña que, en su caso, se juega más dentro del bloque progresista que entre derecha e izquierda. La estrategia del PSOE por apelar al voto útil, a "concentrar el voto progresista" bajo sus siglas, achicando así el espacio de Sumar, ha obligado a su plataforma a intentar marcar distancias para diferenciarse. Sin perder el tono alejado del ruido y las formas más amables, una de las características que más diferencian a Díaz de su predecesor en el área morada de la coalición, Sumar ha optado por imitar en parte la estrategia de Podemos en los últimos tiempos para erigirse ante el electorado progresista como garantía de un PSOE que mire más a la izquierda. Según defienden en la plataforma de la vicepresidenta segunda, por ahondar en sus propuestas "diferentes" a las del PSOE y "más desacomplejadas", arriendo sus banderas.

Programa, programa y programa es su máxima, ante la constatación, dicen, de una falta de programa alternativo del PSOE. La primera propuesta que han puesto sobre la mesa es la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales. En los próximos días, seguirán encadenando medidas hasta presentar su programa completo a finales de la próxima semana, coincidiendo con el arranque de la campaña. Su objetivo pasa por abrirse hueco en el electorado de izquierdas más crítico y sectores progresistas ahora desmovilizados o que no comulgan con el jefe del Ejecutivo.

Foto: Yolanda Díaz en la presentación de candidaturas. (EFE/Sergio Pérez)

Todo ello combinado con la insistencia en achacar al ala socialista recortes en medidas sociales, como la retirada de la prórroga automática de los contratos de alquiler en las mismas condiciones. La propia Díaz criticaba tras el Consejo de Ministros esta decisión por "gobernar en contra de la gente". Ayer mismo acusaba a la socialista Meritxell Batet de estar "fuera de la realidad" al justificar la retirada de la medida, porque "la mayoría de la población no tiene problemas para continuar pagando el alquiler".

Un marcaje para confrontar proyectos al que se añade un discurso centrado en pinchar el excesivo optimismo de los socialistas sobre la marcha de la economía, por no fijarse en el "malestar social" de la clase trabajadora, o la denuncia de su pulsión bipartidista. Por ejemplo, desmarcándose de los debates cara a cara reclamados por el PSOE, porque dejarían fuera "a la España de las mujeres". Estos son algunos de los ejes en los que desde Sumar están centrando parte de su precampaña para combatir el voto útil, más allá de las propuestas programáticas que todavía están comenzando a desplegar.

La supervivencia de Díaz y su plataforma, cuya cohesión y articulación a futuro dependerá de si su número de diputados supone una ganancia para las partes con respecto a su actual representación, depende de evitar esta concentración del voto progresista en la papeleta del puño y la rosa. Evitar fugas al PSOE y al menos repartirse a los votantes progresistas que se quedaron en casa el pasado 28-M es básico para asentar Sumar. Pero no solo, pues las posibilidades de reeditar la coalición, ante la ausencia de mayorías y con la ley electoral en la mano, se basan en que este espacio esté fuerte y supere a Vox como tercera fuerza. Un escenario que le permitiría convertir mejor sus votos en escaños, sobre todo en las circunscripciones medianas o pequeñas.

Foto: El exvicepresidente y ex secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, junto a la vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz, en un mitin de campaña de las generales de 2019. (EFE/Cabalar)

Durante sus últimas entrevistas, Sánchez ha dejado en un plano más secundario la máxima de apelar al voto útil. Por otra parte, ha cambiado su enmienda al discurso feminista del Ministerio de Igualdad, liderado por la dirigente de Podemos, Irene Montero, por un cierto reconocimiento a Yolanda Díaz, asumiendo que sus posibilidades para seguir el frente de la Moncloa pasan por un acuerdo poselectoral. Anteponer su acuerdo con Díaz al de Feijóo y Abascal. Un viraje en la estrategia que desde Sumar señalan como efecto de su acuerdo de confluencia con todas las fuerzas del espacio, incluido Podemos. La concentración del voto en los sectores a la izquierda del PSOE, frente a la dispersión del 28-M, ha sido alabada públicamente por el propio Sánchez e insuflado ánimos en este bloque para no dar nada por perdido.

"Se lo digo con todo el respeto y con todo el cariño. Yo no compararía a Yolanda Díaz con Santiago Abascal", respondía con tono serio Sánchez a Pablo Motos durante su entrevista este martes en El hormiguero. Tras ello, argumentaba que de la vicepresidenta segunda "sé de su compromiso democrático, de su buena labor y su buen hacer en el Ministerio de Trabajo. De Abascal conozco los pactos a los que está llegando con el PP. Quiere derogar el sanchismo. ¿Eso qué significa? Quitar banderas LGTBI, decir que no existe la violencia de género, sino la violencia a secas, tirar a la basura la Agenda 2030. Eso es lo que están haciendo", concluía. Con Díaz, reconoció también una mayor cercanía que con Pablo Iglesias.

Foto: Yolanda Díaz en un acto de precampaña. (EFE/Alejandro García) Opinión
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Desde Sumar reconocen un viraje en la estrategia electoral del PSOE y hasta que en el equipo del presidente del Gobierno le habrían trasladado a su candidata que necesitan un espacio a su izquierda lo más fuerte posible. Sin embargo, la vicepresidenta segunda sigue tratando de desprenderse de una suerte de abrazo del oso y marcar un camino propio. Poner de relieve que el PSOE es un partido sin la capacidad o sin el interés de desplegar un programa netamente progresista, a no ser que se le obligue, y al mismo tiempo ir contraponiendo algunas de sus principales medidas programáticas.

La refundación de la izquierda

El 28-M y la precipitación del adelanto electoral han hecho mella en las perspectivas de Sumar. Según las encuestas, estarían ahora mismo en resultados similares a los que tuvo en 2019 el espacio que busca reemplazar. Con entre 37-39 representantes, según el primer sondeo de IMOP-Insights para El Confidencial. Los mismos que tenían ahora por separado Unidas Podemos (35), Más País (2) y Compromís (1). En Sumar hablan de una tendencia ascendente, tras dejar atrás el debate interno por la articulación de la candidatura y las listas, y comenzar a desplegar su estrategia y propuestas.

Foto: EC Diseño.

A 24 días de las elecciones, el margen de actuación se va estrechando y las encuestas todavía señalan resultados modestos. Al menos, si Sumar aspira a refundar el espacio a la izquierda del PSOE y no limitarse a ser una confluencia electoral de fuerzas para luego volver a disgregarse. La integración en Sumar cuenta con una cláusula para evitar que diputados se pasen al Grupo Mixto o formen grupo parlamentario propio, aunque desde Compromís ya matizaron que este compromiso se ceñía al caso de que no sumasen la fuerza suficiente para constituirse como grupo autónomo.

Del éxito de Sumar en comparación con Unidas Podemos, sobre todo si no logran reeditar un Gobierno de coalición con el PSOE, dependerá en buena medida la forma que adopte como fuerza matriz. Si se constituye oficialmente como organización, tendrá si cabe más influencia en qué derive el grupo parlamentario. Ahora mismo, Sumar se define como un movimiento, difuso y sin organización. Que logre culminar el proceso de refundación de la izquierda, con Díaz al frente, lo dirán las urnas el 23-J si logra desembarazarse de la trampa del voto útil.

Yolanda Díaz busca su hueco en una campaña que, en su caso, se juega más dentro del bloque progresista que entre derecha e izquierda. La estrategia del PSOE por apelar al voto útil, a "concentrar el voto progresista" bajo sus siglas, achicando así el espacio de Sumar, ha obligado a su plataforma a intentar marcar distancias para diferenciarse. Sin perder el tono alejado del ruido y las formas más amables, una de las características que más diferencian a Díaz de su predecesor en el área morada de la coalición, Sumar ha optado por imitar en parte la estrategia de Podemos en los últimos tiempos para erigirse ante el electorado progresista como garantía de un PSOE que mire más a la izquierda. Según defienden en la plataforma de la vicepresidenta segunda, por ahondar en sus propuestas "diferentes" a las del PSOE y "más desacomplejadas", arriendo sus banderas.

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