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Sánchez reniega de las políticas de Montero y se lanza a recuperar el feminismo clásico
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TRAS EL CASTIGO EN LAS URNAS

Sánchez reniega de las políticas de Montero y se lanza a recuperar el feminismo clásico

El presidente del Gobierno enmienda el discurso feminista de sus socios mientras el PSOE lanza una campaña en redes sociales segmentada a mujeres mayores de 55 años

Foto: El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, durante un mitin en Dos Hermanas (Sevilla), el pasado domingo. (EFE/Julio Muñoz)
El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, durante un mitin en Dos Hermanas (Sevilla), el pasado domingo. (EFE/Julio Muñoz)
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Pedro Sánchez ha tomado nota del resultado en las urnas del 28-M. Primero, asumiendo personalmente la debacle electoral en las elecciones municipales y autonómicas. Segundo, dando por entendidas las razones de quienes en 2019 eligieron la papeleta del PSOE y hace tres semanas optaron por otro partido o se quedaron en casa. Razones que, como también recogen las encuestas que ahondan en las motivaciones del cambio de voto para las próximas generales, tienen que ver en gran medida con la política de pactos durante la presente legislatura, con un papel protagonista de sus socios de coalición y el discurso feminista liderado por el Ministerio de Igualdad, en manos de Irene Montero. Uno de los principales focos de conflicto en la coalición durante esta legislatura, que acabó dividiendo también a los socialistas, y del que ahora Sánchez quiere hacer una enmienda a la totalidad para recuperar el voto del feminismo clásico. Pero no solo, también el de los hombres que se han sentido supuestamente "incómodos" con este discurso.

Frente a esta "constatación", según Sánchez, el jefe del Ejecutivo y candidato de los socialistas ha optado por censurar directamente la línea seguida desde el Ministerio de Igualdad. Un discurso ante el que este lunes, durante una entrevista con Carlos Alsina en Onda Cero, prometía un cambio de rumbo. Tras visibilizar sus "públicas y notorias discrepancias" con Irene Montero por la reforma de la ley del solo sí es sí, norma estrella de este departamento en manos de los morados, se desmarcaba de lo que consideró un "feminismo de confrontación".

Foto: Irene Montero, Ione Belarra y Pedro Sánchez. (EFE/ Emilio Naranjo)

Una lógica sobre la que dio a entender que se habían perdido votos también de electores hombres: "Yo también tengo amigos que se han sentido incómodos con algunos discursos que se han planteado más de confrontación que de integración". La apelación a ese feminismo integrador, abundó, es probablemente la tarea pendiente que tiene la España progresista durante los próximos años. "Es probablemente donde algo hemos retrocedido, y eso es una constatación, es un dato objetivo".

El PSOE siempre quiso reivindicar para sí la bandera del feminismo, y la apuesta por situar a la exvicepresidenta primera y exsecretaria de Igualdad del PSOE Carmen Calvo como cabeza de lista por Granada es una muestra de esta voluntad. De recuperar el feminismo clásico, arengándolo como muro de contención contra el cuestionamiento de la violencia de género que se recoge en algunos de los acuerdos de gobierno entre PP y Vox, como el de la Comunidad Valenciana.

Foto: Manifestación contraria a Irene Montero, en 2022. (EFE/Luca Piergiovanni)

En contraste con Calvo, en las candidaturas del PSOE no repetirá la portavoz de Igualdad en el Congreso, Laura Berja, mientras que la principal figura, Andrea Fernández, no tiene asegurado el escaño, al no concurrir en puestos de salida. Calvo, principal bestia negra de Irene Montero desde el socialismo, recupera su papel como cara visible de "las mujeres del PSOE". La representante del "feminismo de integración" para activar el voto frente a los recortes en derechos de las mujeres que asocian a los ejecutivos de los que forme parte Vox.

Al mismo tiempo que Sánchez enmendaba el discurso feminista de sus socios de coalición, desde el partido lanzaban una campaña segmentada en redes sociales (Facebook e Instagram) enfocada a mujeres mayores de 55 años como público objetivo. Por territorios, se priorizaban los impactos en Andalucía, seguidos de Madrid, Canarias y Comunidad Valenciana.

Cuando apenas resta un mes para las elecciones generales anticipadas, el presidente del Gobierno y candidato de los socialistas trata también de frenar el trasvase de votantes socialistas a las filas del PP y la desmovilización de su potencial electorado por los pactos con independentistas. El propio Sánchez lo repitió este lunes durante la mencionada entrevista con la coletilla de que "soy consciente de que hay votantes socialistas que votaron al PSOE en 2019 y hoy están pensando en no votar al PSOE por estos temas". Se refería a los pactos con EH Bildu, y antes había reconocido un efecto similar con respecto a los indultos a los presos del procés. Tras una legislatura casi completa, el giro de guion a las puertas de la cita con las urnas parece precipitado, pero Ferraz ha diseñado una campaña plagada de platós para incidir en este mensaje.

Como recogía este lunes la encuesta de IMOP-Insights para El Confidencial, analizada por Ignacio Varela, los cuatro motivos de rechazo más citados por los exvotantes del PSOE son la gestión de Pedro Sánchez (21%), los pactos (12%), la radicalización hacia la izquierda (10%) y el incumplimiento de promesas (10%). Entre estas últimas, que evitaría un pacto de coalición con los morados o que no plantearía el debate de los indultos a los presos del procés y que recuperaría el delito de referéndum ilegal. El mismo análisis a partir de la citada encuesta pone cifras al trasvase de votantes de cara al 23-J. De los 2,8 millones de personas que dieron su voto al PSOE en 2019 y, por ahora, no muestran intención de repetir, un 21% se inclina por otro partido, un 8% por la abstención o el voto blanco o nulo y un 13% no sabe o no contesta. El trasvase neto al PP se cifra en unos 600.000 votos, pero también hay fugas entre bloques hacia Vox.

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El road show de Sánchez para fijar su mensaje, en detrimento de los tradicionales mítines, incluye los espacios menos afines. Informativos y los denominados como de infoentretenimiento. La "derecha mediática", según la terminología de Sánchez, para combatir precisamente un mensaje a este respecto que considera adulterado con "mentiras y bulos". Según incidía en el programa Más de uno, conducido por Alsina, "no es cierto que haya acuerdo de gobierno con Bildu", para argumentar que "no hay ministros ni consejeros de Bildu" ni tampoco "acuerdo de gobierno con Bildu". El jefe del Ejecutivo minimizó sus acuerdos con la formación dirigida por Arnaldo Otegi con el argumento de que fueron pactos puntuales en políticas sociales, pese a facilitarle la investidura y tras apoyar los tres presupuestos consecutivos de esta legislatura.

Si renegar de los pactos con los independentistas busca frenar el trasvase de votos al bloque conservador, la estrategia de desprenderse de sus socios de coalición se enmarca con el doble objetivo de apelar al voto útil de la izquierda. Concentrar el voto progresista, como vienen reclamando los socialistas casi desde el mismo momento en que Sánchez anunció el adelanto electoral.

Soltar amarras para el día después

En la campaña electoral de 2019, tras repetir elecciones por las infructuosas negociaciones con Unidas Podemos para formar Gobierno, el candidato de los socialistas ya insistió en este mismo discurso de evitar pactos a su izquierda y con las formaciones independentistas. Es por ello que, para contrarrestar las dudas que pueda generar este mismo mensaje tras cuatro años de Gobierno de coalición y con ERC y EH Bildu como socios preferentes en el Congreso, desde el PSOE se ponen en valor sus vetos a la formación abertzale radical tras el 28-M.

Foto: La secretaria de Igualdad del PSOE, Andrea Fernández. (EFE/Borja Sánchez-Trillo)

El PSOE facilitó la alcaldía de Pamplona a UPN, los regionalistas conservadores de Navarra, mientras que estiró su pacto de gobernabilidad con el PNV para incluir al PP en Euskadi, evitando así la entrada en las instituciones a EH Bildu donde no tuviese mayoría absoluta. Este fue el caso de Vitoria, con alcaldía para los socialistas con los votos de PNV y PP, o el que se prevé en la Diputación de Gipuzkoa para que gobiernen los jeltzales con los votos de socialistas y populares.

En el independentismo catalán, también ha hecho mella el acuerdo de última hora del candidato socialista, Jaume Collboni, con los comunes de Ada Colau y el PP para hacerse con el bastón de mando de la Ciudad Condal frente a Xavier Trias. Desde ERC, su cabeza de lista, Gabriel Rufián, viene avisando en precampaña de que "subirán el precio" para un hipotético acuerdo de legislatura con Sánchez si vuelve a reeditar los números. "La clave no es que el PSOE tenga fuerza para frenar lo que tiene a su derecha", expresó a través de sus redes sociales, sino que esta reside en que "ERC y Bildu la tengan para obligarle a pactar con lo que tiene a su izquierda". El cabeza de lista de los republicanos aseguraba ya tras esta autoenmienda de Sánchez a su política de pactos que "si puede escogerá al PP, como ya escogió a Ciudadanos".

Republicanos y abertzales, de hecho, presentarán una lista conjunta al Senado bajo la marca Izquierdas por la Independencia. Una declaración de intenciones que, junto con la pretensión de Sánchez de levar anclas con sus socios, dibuja una recomposición en la relación de los partidos del bloque progresista, tanto si vuelven a sumar como, sobre todo, si lo hace el bloque conservador. Así las cosas, Sánchez resetea también el proyecto socialista de cara al futuro y el día después del 23-J si pierde las elecciones.

Pedro Sánchez ha tomado nota del resultado en las urnas del 28-M. Primero, asumiendo personalmente la debacle electoral en las elecciones municipales y autonómicas. Segundo, dando por entendidas las razones de quienes en 2019 eligieron la papeleta del PSOE y hace tres semanas optaron por otro partido o se quedaron en casa. Razones que, como también recogen las encuestas que ahondan en las motivaciones del cambio de voto para las próximas generales, tienen que ver en gran medida con la política de pactos durante la presente legislatura, con un papel protagonista de sus socios de coalición y el discurso feminista liderado por el Ministerio de Igualdad, en manos de Irene Montero. Uno de los principales focos de conflicto en la coalición durante esta legislatura, que acabó dividiendo también a los socialistas, y del que ahora Sánchez quiere hacer una enmienda a la totalidad para recuperar el voto del feminismo clásico. Pero no solo, también el de los hombres que se han sentido supuestamente "incómodos" con este discurso.

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