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La teoría de la 'barandilla' o por qué las mujeres votan más al PSOE de Pedro Sánchez
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ELECCIONES 28-M

La teoría de la 'barandilla' o por qué las mujeres votan más al PSOE de Pedro Sánchez

La tendencia a que el voto femenino respalde a los partidos de izquierdas parece que se ratificará en estas elecciones. En esta ocasión, también existen motivos coyunturales

Foto: Pedro Sánchez pide el apoyo para la ley de paridad en Jerez. (EP/Nacho Frade)
Pedro Sánchez pide el apoyo para la ley de paridad en Jerez. (EP/Nacho Frade)
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El voto femenino no es monolítico. Está atravesado por las mismas constantes que establecen distintas preferencias en el conjunto de la sociedad, como la generacional, la geográfica o la clase social, entre otros elementos que marcan poderosamente las opciones políticas que se eligen. La edad es una variable muy significativa, ya que determina experiencias vitales radicalmente distintas: los grupos que se incorporaron masivamente al ámbito laboral tienen perspectivas y costumbres diferentes de las que han sido fundamentalmente amas de casa; no son iguales las generaciones jóvenes que las que pasan de 65 años. Del mismo modo, el lugar en el que se reside también influye de manera notable en el sentido del voto, porque una pequeña ciudad en decadencia posee un humor social muy distinto del de la gran ciudad. A pesar de ello, hay varias constantes que dan forma a un voto femenino mayoritario.

Una de ellas, y con peso para el próximo 28-M, asegura Isabel Peleteiro, de IMOP, es que “la mujer pospone más su decisión de voto. En las encuestas, están afirmando que van a votar, pero hay una parte relevante que todavía no tiene claro a quién. Y ese porcentaje es significativamente mayor en los segmentos de menor edad”. Según Andrés Medina, de Metroscopia, la mujer está menos conectada con la actualidad política y, “cuando se hacen encuestas fuera del tiempo electoral, opinan mucho menos. Mientras el hombre puede contestar sobre cualquier cosa, ellas son más prudentes”. Pero cuando el tiempo de votar se acerca, su participación tiene el mismo orden de magnitud que la de los hombres. Con una diferencia: no tienen tan claro qué hacer. “Si los indecisos reales en estos comicios son tres millones de personas, un 9-10% del total, dos millones son mujeres”.

Foto: El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante un mitin electoral. (EFE/Nacho Gallego)

Es un porcentaje pequeño, pero importante, dado que las encuestas arrojan una suerte de empate técnico entre izquierdas y derechas en muchos lugares. En ese escenario, convencer a los indecisos es relevante, porque pueden dan ese extra necesario para ganar. Y es lógico que las izquierdas pongan énfasis en las mujeres durante la campaña, dado que otra de las constantes del voto femenino es que suele apostar por las opciones progresistas.

La distribución por ideologías

“En general, la mujer tiende más a votar a la izquierda”, asegura Peleteiro, mientras que "los hombres prefieren la derecha". Según Ipsos, si se confirma la intención de voto para el 28-M, “el resultado sería que los votantes de izquierda mujeres representarían el 56% y los votantes de izquierda hombres el 44%”. En la derecha ocurriría al revés, con un 55% de voto masculino.

El electorado socialista "estará compuesto en mayor medida por mujeres (55%) que por hombres (45%). Es el partido más feminizado"

En el cómputo general, añade Peleteiro, “el partido que muestra mayor presencia de mujeres es el PSOE”. Coincide Ipsos, ya que sus encuestas señalan que el electorado socialista “estará compuesto en mayor medida por mujeres (55%) que por hombres (45%). Es el partido más feminizado”. El caso opuesto sería Vox: para el 28-M, se prevé que su composición sea de un 68% de voto masculino y un 32% femenino, aunque esta distancia pueda acabar reduciéndose en alguna medida.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Juan Carlos Cárdenas) Opinión

Estas diferencias no subrayan únicamente preferencias electorales distintas, sino que son consecuencia de una mirada distinta sobre la política. Esta brecha en el voto entre hombres y mujeres, que debe ser puesta en relación con otras variables, como el territorio o la posición social, es también fruto de intereses vitales distintos.

Los factores decisivos y la coyuntura

Como señala María Martín Revuelta, de GAD3, “las mujeres son más pragmáticas y se fijan más en las cosas que influyen en su cotidianidad, como la sanidad, la educación, la cesta de la compra o la hipoteca, lo que conduce hacia un voto menos ideologizado. Esto favorece al PSOE en la izquierda y al PP en la derecha. Tienden a ser bipartidistas”.

En Ipsos, consideran que los partidos de centro-izquierda conectan mejor con la sensibilidad mayoritaria de las mujeres en lo que respecta a sus intereses: “Prefieren partidos con programas reformistas en lugar de planteamientos radicales, propuestas que defienden directamente intereses de las mujeres como la igualdad y que abogan por un estado de bienestar fuerte, ya que entienden que eso les va a ayudar en su día a día (conciliación, educación, sanidad, etc.)”.

Por último, como señala Isabel Peleteiro, también se produce un efecto refuerzo, ya que “los partidos que tienen una agenda en la que la mujer ocupa un mayor protagonismo reciben más apoyo entre ellas”.

"Demandan alternativas que les otorguen cierta seguridad. No es tanto una exigencia material como la posibilidad de la protección"

Sin embargo, todos estos factores deben ser considerados desde la coyuntura, desde un humor social generalizado que da forma concreta a estos aspectos tan diversos. En el 28-M, hay un elemento relevante, que alude a una suerte de humor social generalizado, y que sobrevuela las decisiones electorales. Andrés Medina apunta que existe cierta coincidencia en el diagnóstico sobre el momento español, y que tanto hombres como mujeres se sienten desprotegidos por los poderes institucionales del Estado. Sin embargo, “a ellas, el sentimiento de desprotección les afecta en mayor medida, y esto sucede más en las mujeres que están en las clases dinámicas de la economía, las que van de 30 a 60 años, que en las jubiladas”.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a su llegada a la reunión interparlamentaria del PSOE este martes en el Congreso. (EFE/Chema Moya)

En las encuestas de Metroscopia, cuando se les pregunta por su nivel de vida, no se sienten parte de las clases acomodadas, sino que transmiten un deseo de protección frente a la incertidumbre. Dado que nuestra época arroja muchos interrogantes y el futuro no aparece claro, “demandan alternativas que les otorguen cierta seguridad. No es tanto una exigencia directamente material, como la posibilidad de la protección. Y, en este sentido, el Estado como barandilla ante la incertidumbre es algo que funciona bien entre ellas. Imaginemos que hay un precipicio y alguien coloca una barandilla para avisar de su existencia y proteger de la caída. La mujer piensa, quizá no vaya a acercarme nunca al precipicio, pero me quedo mucho más tranquila si la barandilla está ahí”.

“Unos cardan la lana…”

Precisamente por este humor social, la pregunta es por qué hay más mujeres que se decantan por los socialistas que por otras fuerzas progresistas. La defensa de los servicios públicos, el discurso feminista y el papel más protector de las instituciones públicas están presentes en el argumentario de partidos a la izquierda del PSOE de una manera muy palpable, pero esto no les genera rédito electoral. Según Ipsos, “mientras el PSOE cuenta con un reparto de voto con un 55%-45% a favor de las mujeres, Unidas Podemos, tradicionalmente un partido con mayor número de votantes hombres que mujeres, presenta una ligera desproporción en favor de los hombres (51% vs. 49%). El resto de marcas regionales de izquierda, como Más Madrid o Compromís, también presentan composiciones equitativas, aunque en este caso la desproporción es en favor de las mujeres (49% vs. 51%)”.

Desde Metroscopia, subrayan esta paradoja: “Cuando preguntamos en las encuestas por cuál es el partido que más apoya la igualdad y las oportunidades de las mujeres, Podemos encabeza, con un 27%. La siguiente opción es ninguno y la tercera es el PSOE, con un 15%. Sin embargo, en la intención de voto, el PSOE es el primer partido. Acudiendo al refranero, podríamos decir que unos cardan la lana y otros se llevan la fama”.

"Hay sectores sociales que perciben que las propuestas de Podemos sobre el feminismo van muy rápido y no se ven capaces de seguirlas"

Varios factores influyen en esta preferencia. Desde Ipsos, subrayan que “hay abundantes evidencias empíricas de que las mujeres por lo general muestran mayor aversión al riesgo y a liderazgos que desafían el orden establecido. Son más conservadoras, no ideológicamente, sino desde el punto de vista institucional”. Para Isabel Peleteiro, además de este hecho, puede influir que “hay sectores sociales que perciben que las propuestas de Podemos sobre el feminismo van demasiado rápido y no se ven capaces de seguirlas”.

Foto: Yolanda Díaz, junto a varias mujeres que asistieron al acto de presentación de Sumar en el polideportivo de Magariños. (EFE/Víctor Lerena)

Para Medina, los factores coyunturales son relevantes también en este sentido: “En un escenario de incertidumbre, el 80% de los encuestados de ambos sexos demanda priorizar la gestión sobre la ideología; lo económico vuelve al centro del tablero frente a la guerra cultural. Pero este deseo se acentúa todavía más en ellas. El PSOE es el partido alfa de la coalición de izquierdas, y puesto que ha tomado algunas medidas, como en el caso de las pensiones, que acentúan ese marco de seguridad, parece haber ofrecido al conjunto de las mujeres más confianza que el resto de partidos que circulan alrededor del Gobierno”.

Pedro Sánchez inició la semana con un anuncio de medidas para promover la paridad. En su campaña, continúa poniendo el énfasis en la gestión realizada, pero sobre todo en la necesidad de priorizar un marco de estabilidad social a través de ayudas económicas. En un entorno en el que estas opciones parecen tener más eco entre las mujeres, y dado que ellas son el centro del voto indeciso, parece claro que los socialistas esperan conseguir un impulso adicional de cara al 28-M activando el voto femenino.

El voto femenino no es monolítico. Está atravesado por las mismas constantes que establecen distintas preferencias en el conjunto de la sociedad, como la generacional, la geográfica o la clase social, entre otros elementos que marcan poderosamente las opciones políticas que se eligen. La edad es una variable muy significativa, ya que determina experiencias vitales radicalmente distintas: los grupos que se incorporaron masivamente al ámbito laboral tienen perspectivas y costumbres diferentes de las que han sido fundamentalmente amas de casa; no son iguales las generaciones jóvenes que las que pasan de 65 años. Del mismo modo, el lugar en el que se reside también influye de manera notable en el sentido del voto, porque una pequeña ciudad en decadencia posee un humor social muy distinto del de la gran ciudad. A pesar de ello, hay varias constantes que dan forma a un voto femenino mayoritario.

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