Las caras del nuevo feminismo del PSOE quedan relegadas de las listas por vetos orgánicos

El grupo parlamentario del PSOE que salga de las urnas el próximo 23-J no contará entre sus filas con varias de sus diputadas referentes en feminismo durante esta legislatura. En las listas electorales no repetirá su portavoz de Igualdad, Laura Berja (Linares, 1986), mientras que la principal voz del feminismo tanto en la ejecutiva del PSOE como en el Congreso, Andrea Fernández (León, 1992), no concurrirá en puestos de salida por su circunscripción. Repetirá como número dos, por detrás de Javier Alfonso Cendón, pese a que solo está asegurado un escaño en esta circunscripción si se extrapolan los resultados del 28-M. Otras voces del nuevo feminismo en el PSOE que también han sido desplazadas de los puestos de salida que ocuparon hace cuatro años son Beatriz Carrillo (Córdoba, 1975), presidenta de la comisión del pacto de Estado sobre violencia de género y Uxía Tizón (Ourense, 1989).

Las razones de que estos perfiles feministas se vean relegados son diferentes en cada caso, pero todas ellas relacionadas con decisiones de sus federaciones territoriales, que en primera instancia proponen la composición de sus listas. En León, priorizando la cabeza de lista para su secretario general, quien además fue perdiendo confianza en Andrea Fernández desde el congreso federal de Valencia, al adquirir mayores responsabilidades en la dirección del partido. En Jaén, por pérdida de confianza del secretario general y presidente de la Diputación, Francisco Reyes, después de que Berja —junto al también relegado Felipe Sicilia— promoviesen una operación de renovación del partido en Andalucía que podría haberlo apartado de cargo. Decisiones que no se han vetado desde Ferraz, evitando interferir para imponer su continuidad, como permiten en último término los estatutos.

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Algo que, de hecho, sí se hizo en Aragón para asegurar que la ministra de Educación, Pilar Alegría, fuese cabeza de lista por Zaragoza, en contra del criterio planteado por su ejecutiva provincial. Fuentes socialistas del grupo parlamentario vinculadas a los sectores feministas no asocian el vaciamiento de estos perfiles feministas en las listas a cuestiones ideológicas o debates internos en el movimiento, pero sí lamentan que "ya no tienen a nadie que las defienda".

Por el contrario, desde la dirección federal se ha promovido a la exministra Carmen Calvo, representante del sector del feminismo clásico y que ha protagonizado sonados choques con sus compañeras esta legislatura, como cabeza de lista por Granada. En 2019, se presentó por Córdoba, donde el encaje en esta ocasión era más complejo.

Las mismas fuentes añaden su "sensación generalizada de injusticia" ante lo que consideran un agravio comparativo por el "trabajo buscando la unidad" que habría desarrollado Berja en la comisión de Igualdad. Y es que el premio a Calvo llama la atención porque, durante esta legislatura, había sido sancionada por la dirección del grupo parlamentario con la multa máxima permitida por romper la disciplina de voto con la ley trans. La exvicepresidenta encabezó tanto pulsos internos como con Unidas Podemos por las normas feministas del Gobierno tras su salida del Consejo de Ministros.

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Desde las tesis del feminismo clásico, contrario a la autodeterminación de género que recogió la norma, Calvo espoleó el debate interno en su grupo parlamentario, abriendo una brecha entre sectores. La discusión interna sobre esta cuestión, como ya había ocurrido durante el 40º Congreso Federal del PSOE, se resolvió a través de una vía intermedia. Se elaboró una enmienda en la que trabajaron Andrea Fernández y Laura Berja para tender puentes entre las dos grandes sensibilidades del movimiento. La exvicepresidenta, sin embargo, se mantuvo firme en sus posiciones y rompió la disciplina de voto.

Sus posiciones tienen un eco nada desdeñable entre la militancia, a modo de brecha generacional, aunque sus máximos tampoco se impusieron en el último congreso del partido, celebrado en Valencia. Las resoluciones que se aprobaron finalmente se decantaron por apoyar la ley trans, impulsada desde el Ministerio de Igualdad.

Posiciones ante eventuales cambios de liderazgo

Se impusieron así a las enmiendas contra la ley que se diseñaron siguiendo la estela del argumentario firmado por Carmen Calvo en junio de 2020, como secretaria de Igualdad del PSOE en aquel entonces. Una carta para responder a la supuesta "polémica creciente respecto a la utilización y la confusión, en ocasiones interesada, de algunos conceptos fundamentales en el feminismo, como son el sexo y el género". La teoría queer, se abundaba, va "ganando terreno en el mundo académico y activista" y "niega la existencia del sexo biológico, por lo que desdibuja y difumina la realidad de las mujeres".​

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Quien sí repetirá con total seguridad en el Congreso es una de las principales valedoras de Andrea Fernández, la exportavoz y exvicesecretaria general del PSOE Adriana Lastra. Su federación la ha propuesto de cabeza de lista por Asturias. Lastra fue quien promovió a Fernández para ocupar la Secretaría de Igualdad en la ejecutiva del partido. Entonces, Cendón, que se mantendrá de cabeza de lista por León como secretario general, ya intentó vetar el salto de Fernández a la ejecutiva, según fuentes conocedoras del proceso de nombramientos en el último congreso federal.

Pese a todo, las listas del 23-J sitúan a Calvo en una posición de fuerza para recuperar su papel como cara visible de "las mujeres del PSOE". Una representación que se hace todavía más importante ante la perspectiva de que se abra un proceso de renovación de liderazgos si Pedro Sánchez pierde las elecciones y da un paso a un lado. El feminismo clásico recupera posiciones en las listas del PSOE frente a otras caras nuevas que habían despuntado en los últimos años. Al igual que la exvicepresidenta primera, gana peso ante eventuales procesos internos.