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Un Villarejo 'resabiao' evita detallar la operación Cataluña: "Tengo más frentes que Belchite"
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Acaba entre risas con los diputados

Un Villarejo 'resabiao' evita detallar la operación Cataluña: "Tengo más frentes que Belchite"

La tercera comparecencia del comisario en el Congreso se enreda en tramas ya explotadas, en las que el mando reeditó sus acusaciones contra enemigos habituales sin aportar datos

Foto: El compareciente José Manuel Villarejo. (EFE/Fernando Villar)
El compareciente José Manuel Villarejo. (EFE/Fernando Villar)

Un Villarejo resabiao saltó este miércoles al ruedo del Congreso de los Diputados y se marchó tres horas después sin brindar una sola serie que mereciera la pena a los tendidos. “Tengo más frentes que en Belchite”, afirmó el comisario jubilado a modo de aviso al inicio de la tarde. No en vano, era la tercera vez que se enfrentaba a las preguntas de los diputados y el polémico mando ya se sabía todos los engaños. No humilló, no embistió, no hubo forma de sacarle dos pases seguidos porque su relato se tropezó entre frases inacabadas, acusaciones sin pruebas y anécdotas ya escuchadas.

Bastaron un par de gestos para atisbar que el comisario ya estaba toreao y no sería faena fácil extraer alguna confesión concreta sobre cómo operó contra el independentismo catalán la camarilla policial que él integraba. Aun así, lo intentó un voluntarioso portavoz socialista Felipe Sicilia, que tendió la suerte como pudo. “¿Qué era la operación Cataluña?”, le preguntó directo el diputado, pero Villarejo rehusó descubrirse. Más bien al contrario, se mostró una vez más querencioso contra sus enemigos habituales, principalmente los servicios de Inteligencia: “Los que dirigieron la operación Cataluña son el CNI”.

Foto: Sede de la SEC en Washington. (Reuters/Andrew Kelly)

Sicilia lo intentó de nuevo por el pitón contrario, pero Villarejo siguió sin entrar al trapo ni obedecer los toques del portavoz socialista. El comisario jubilado cabeceó contra el exfiscal anticorrupción Ignacio Stampa, al que acusó de haber hecho “un Rociíto”. Se refiere al pódcast de 10 capítulos en los que el investigador cuenta su papel en el caso Tándem. Lo asemejó al documental emitido por Telecinco sobre la hija de Rocío Jurado, contado también en primera persona.

El diputado logró al menos que la comisión escuchara una definición de Villarejo sobre lo que fue la llamada operación Cataluña: “Es una de las muchas operaciones en las que en mi condición de agente de Inteligencia trabajé para el Estado y que fundamentalmente se trataba de evitar que Cataluña mantuviera la posibilidad de independizarse. Era una operación de calado que iba mucho más allá de un grupo parapolicial, desde las entrañas del Gobierno, desde la Presidencia del Gobierno, la vicepresidenta, que llevaba el CNI, y de manera conjunta Policía y Guardia Civil hicimos operaciones”.

El comisario Villarejo, sobre Mediador: "En mi causa no hay 'chocho volador', no hay coca, ni generales que se llevan el dinero"

La hemeroteca acumula explicaciones similares de boca del comisario, al menos desde julio de 2016, incluso en sede judicial. Por eso, Sicilia empezó a cruzarse de verdad y le pidió ejemplos concretos de cómo le daban instrucciones sus superiores políticos. Tampoco logró nada. Villarejo recordó su edad —72 años—, citó a Rousseau y habló de la locura como un coronel Kurtz en El corazón de las tinieblas, esquivo a los deseos de los parlamentarios. Más adelante habló de los GAL, de Corinna Larsen y trató de explicar la diferencia entre los fondos reservados y los “superreservados”.

Lejana ya la puerta grande y viendo que la faena se le iba, Sicilia buscó al menos un titular. Le preguntó si a su juicio la exdirigente del PP María Dolores de Cospedal tendría que estar imputada por el espionaje a Bárcenas. Quiso escuchar su opinión al respecto, pero el mando volvió a salir hacia fuera: “Yo no soy acusador, no le tengo mal a nadie”. El diputado de ERC Gabriel Rufián miraba fijamente desde la barrera cómo su compañero socialista se fajaba en vano. Villarejo ni siquiera recordó si había hablado directamente con el expresidente del Gobierno Mariano Rajoy para recibir sus felicitaciones por sus operaciones contra el independentismo o si fue a través de Cospedal, con la que —ya se sabe también— se reunía habitualmente. Él mismo se dio cuenta de la dificultad de olvidar una conversación con un presidente y se justificó alegando que todo aquello pasó muy rápido.

Caso Mediador, Ferreras y el voto para Pedro Sánchez

Tanto se arrimó el diputado Felipe Sicilia, que al final se llevó una cornada a cuenta del caso Mediador que salpica al PSOE y provocó la dimisión de uno de sus diputados. “En mi causa no hay chocho volador, no hay ninguna coca, no hay generales que se llevan el dinero y, sin embargo, estoy aquí, que me piden 1.200 años [de cárcel]”, le espetó el comisario ante las quejas por la ausencia de respuestas concretas. La faena terminó así, inacabada y sin tiempo de usar siquiera la espada tras aviso del presidente de la comisión.

Poco varió la tarde, que coincidió con la primera de Feria de San Isidro en Madrid. El portavoz del PP apostó por acaparar el tiempo de intervención para que el comisario hablase lo menos posible. El diputado de Vox se mostró preocupado por si Villarejo estaba grabando la comisión. Le tuvieron que recordar que no solo no era secreta, sino que se estaba retransmitiendo en directo "a media España". Se desesperó el representante del PNV, quien le tuvo que advertir que estaba en la sala para contestar sus preguntas: "Cuando se le requiere que diga un poco más, no dice nada".

Foto: Antonio Béjar, exdirectivo de BBVA y DCN. (EFE)

El diputado de Bildu Jon Iñarritu le recriminó no aportar pruebas. Podemos, por medio de Pablo Echenique, le abordó por su relación con Antonio García Ferreras y el mando jubilado volvió a insistir en que el periodista le debe una comida. Rufián, menos combativo que otras veces, se lamentó de que muchas cosas de las que estaban hablando no iban a ser publicadas en los medios. Acabaron todos entre risas, como cuando Villarejo confesó que al último ministro del Interior de PP, Juan Ignacio Zoido al que llamó “Zoilo”— le decían "el zampa”.

Quisieron los grupos parlamentarios que el primer cartel de la tercera comisión de investigación sobre las llamadas cloacas del Estado tuviera a Villarejo como principal reclamo. Apenas unas horas antes del arranque de la campaña electoral, él aceptó el papel de telonero y pidió el voto para el actual presidente del Gobierno: “Si llego vivo, votaré a Pedro Sánchez, es el más valiente. Le fue Félix Sanz Roldán [exdirector del CNI] con las saunas de su suegro y se las tiró a la cara y le cesó igual. Solo por eso ya es mi ídolo”.

Un Villarejo resabiao saltó este miércoles al ruedo del Congreso de los Diputados y se marchó tres horas después sin brindar una sola serie que mereciera la pena a los tendidos. “Tengo más frentes que en Belchite”, afirmó el comisario jubilado a modo de aviso al inicio de la tarde. No en vano, era la tercera vez que se enfrentaba a las preguntas de los diputados y el polémico mando ya se sabía todos los engaños. No humilló, no embistió, no hubo forma de sacarle dos pases seguidos porque su relato se tropezó entre frases inacabadas, acusaciones sin pruebas y anécdotas ya escuchadas.

Comisario Villarejo
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