Aznar desaconseja los pactos con Vox y eleva la presión sobre Núñez Feijóo tras el 28-M

"¡Te necesitamos! ¡Vuelve, presidente!". El auditorio de Torre Pacheco se volcó el pasado fin de semana con José María Aznar. El expresidente levantó a un público de 1.300 invitados. La próxima parada es Madrid. Estará el 17 junto al alcalde José Luis Martínez-Almeida. Génova ha querido que tanto él como Mariano Rajoy participen activamente en la campaña para las municipales y autonómicas. El objetivo es que el PP vuelva a ser la “casa común del centro derecha”. Es decir, aglutinar el voto de Vox tras haber neutralizado a Ciudadanos.

La estrategia tiene también sus riesgos. Aznar está comprometido con el proyecto de Alberto Núñez Feijóo, pero sus posiciones respecto a los posibles pactos poselectorales con Vox no se han movido un ápice desde que en febrero del año pasado declarase: “No veo ventajas para España en que Le Pen estuviera en el Gobierno”. El expresidente ha trasladado en encuentros privados que el PP debe lograr una “mayoría suficiente” para poder llegar a la Moncloa sin ataduras.

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Tanto en el mitin en Murcia cómo en los múltiples foros en que ha participado últimamente, siempre ha defendido la necesidad de acabar con los “extremismos”. Sitúa a los de Abascal en la misma línea que Podemos o Bildu. Ante el auditorio que le jaleaba, sentenció que “Vox nace de unas circunstancias que ya no existen” e instó a dar a los populares una “mayoría como la mía”. Aznar no desaprovecha cualquier oportunidad para llamar a la “reunificación del voto” de derechas en torno al PP.

“Es su principal preocupación”, afirma una persona de su máxima confianza, que asegura que el expresidente “no bendecirá nunca” las alianzas con el partido de Santiago Abascal. Como ejemplo está el caso de Castilla y León. Mientras Mariano Rajoy dio por bueno, para mantener el Gobierno, cerrar una coalición con Vox, su antecesor trasladó al equipo del presidente, Alfonso Fernández Mañueco, su censura por hacer vicepresidente a Juan García-Gallardo.

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Pese a que Feijóo tampoco es un entusiasta de los acuerdos con Vox, la realidad del 29 de mayo puede obligarle a modular su postura. Los sondeos siguen muy igualados en varias comunidades autónomas y los de Abascal, pese a que podrían perder en votos, serán decisivos para que el PP pueda teñir de azul comunidades como la valenciana. También los necesitaría en Castilla-La Mancha si finalmente dan los números.

Si finalmente los populares no tienen más opción que reeditar la coalición de Castilla y León en otros territorios, se hará sin el visto bueno de Aznar. El expresidente, a diferencia de lo que ha hecho con otros líderes del PP, se ha conjurado para no interferir en el camino de Feijóo. “Sabe que es la última bala para echar a Sánchez”, manifiestan los que hablan asiduamente con él sobre la situación de España, a la que ve sumida en una “crisis institucional sin precedentes”.

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El acto de reconciliación con Rajoy en Valencia fue una clara declaración de sus buenas intenciones. También la cobertura que él y sus excolaboradores dan a Génova siempre que lo necesita. “No hablará mal de Feijóo nunca”, insisten las mismas fuentes, que reconocen que ambos políticos son perfiles “muy distintos”, pero que en estos momentos se complementan.

Paradójicamente, Aznar es un buen reclamo para el votante del PP que se ha ido a Vox. Le reconocen como el “padre ideológico” del centro derecha y el guardián de los principios del PP. Su capacidad de movilización nadie la discute en el partido. Los nostálgicos van más allá y vaticinan que es “el único capaz de lograr esa mayoría suficiente”.

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Por ahora, y pese a que el expresidente recorrerá España, los populares solo han logrado absorber a Ciudadanos, que desaparecería el 28-M, pero el trasvase de voto de la formación de ultraderecha se resiste. Vox se mantiene. Ha encontrado su nicho en los territorios con gran presión migratoria y en el campo. La reunificación del voto no llega y la dirección del PP tendrá que decidir cómo será su relación con los de Abascal.

Solo en la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso recibe un flujo mayor de votantes que en las pasadas elecciones optaron por Rocío Monasterio. La baronesa cubre bien el espectro de los seguidores de Vox. Su discurso parece cubrir todo el espectro de la derecha. Ayuso es la alumna aventajada de Aznar. Estarán juntos en el final de la campaña. Ambos confían en servir de impulso a Feijóo para las generales. Las encuestas en estos momentos atan el destino de Feijóo al de Abascal. El expresidente trabajará para que esto no sea así.