Aznar apoya el veto a Vox: "No veo las ventajas para España de que Le Pen esté en el Gobierno"

José María Aznar ha echado un capote a Pablo Casado. El expresidente del Gobierno ha desembarcado este miércoles en la polémica sobre un eventual acuerdo de Gobierno entre PP y Vox en Castilla y León y ha enfriado los deseos de los de Santiago Abascal sobre adquirir cuotas de poder en el futuro equipo de Alfonso Fernández Mañueco. "No veo las ventajas para Francia o para España de que la señora Le Pen estuviera en el Gobierno", ha manifestado, en el marco de un coloquio organizado por el Círculo Ecuestre de Barcelona en la Ciudad Condal.

Con estas declaraciones, Aznar ha cerrado filas con Génova, ha marcado claramente distancias con Vox y ha respaldado la vía escogida por Casado y Mañueco en Castilla y León, que no es otra que intentar un Gobierno en solitario gracias a la abstención de los 13 procuradores de Santiago Abascal mediante una negociación limitada al ámbito programático. "El que ha ganado las elecciones tiene que apañárselas para gobernar", reclamaba.

En línea con el argumentario de Génova, el expresidente ha defendido que "el PP ha ganado las elecciones" frente a la "gran derrota" que ha experimentado la izquierda —los 31 procuradores populares superan en número a los obtenidos por PSOE (28) y Podemos (uno) en conjunto— y, por lo tanto, el protagonismo de Vox debería ser limitado. "No hay victorias amargas ni dulces derrotas", sino "victorias o derrotas", zanjaba.

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A. B. Ramos

Y no se ha quedado ahí. Aznar ha querido subrayar también las incoherencias en el discurso de Vox, cuestionando por ejemplo por qué su candidato en la región, Juan García-Gallardo, aspira a la vicepresidencia en la Junta de Castilla y León si su programa recoge la intención de "cargarse las comunidades autónomas". Ha ahondado, además, en las diferencias que separan al PP de Vox, una fuerza "a la derecha de la derecha" con tendencias extremistas frente a un partido "constitucional, europeo y europeísta".

Alfonso Fernández Mañueco abrirá el próximo lunes 21 de febrero una ronda de negociación con "todas" las fuerzas políticas, comenzando por el PSOE, que ya ha marcado posición: sus 28 procuradores solo se abstendrían en una eventual investidura del popular si el PP levanta un cordón sanitario a Vox y rompe con ellos en aquellos territorios donde dependen de sus votos, un escenario que nadie en Génova contempla.