El PP fía su triunfo el 28-M al hundimiento de Podemos en territorios clave

"Podemos gobernar en muchos sitios, pero no ganar. Y podemos ganar en muchos sitios, pero no gobernar". La frase la pronuncia un alto cargo de la cúpula de Feijóo, y resume el sentir del partido a menos de un mes de que se abran las urnas. Los nervios están a flor de piel por el ajustado panorama que arrojan las encuestas y el temor a no poder arrebatar al PSOE algunos de sus feudos históricos. Y más allá de su propia fuerza, de la que logre arrastrar Vox para facilitar la suma del bloque de la derecha o del aguante de los barones socialistas, Génova apunta a que la clave de la noche electoral será la resistencia de Podemos. En la Comunidad de Madrid, tal como publicó El Confidencial de datos proporcionados por IMOP-Insights, la desaparición de los morados en la región entregaría a Isabel Díaz Ayuso la mayoría absoluta. Pero es una tendencia que puede repetirse en el resto de territorios.

La tesis que predomina en Génova es que si los morados se hunden —y así lo prevén los más optimistas del cuartel general de los populares, donde advierten una importante erosión de la marca por la batalla con Sumar—, el PP podrá cumplir con su objetivo de volver a teñir el mapa de azul. "El éxito del PP es que Podemos saque un rosco en varias comunidades", resume otro dirigente, con asiento en el comité de dirección de Génova.

La Comunidad Valenciana es el territorio en que los populares ven más clara esta tendencia. Las encuestas han apuntado durante meses a un empate técnico entre los dos bloques, que la noche electoral decantaría por un puñado de votos. Podemos se mantenía levemente por encima del 5%, la barrera electoral para lograr representación en las Cortes Valencianas. Entre cuatro y cinco escaños que, sumados a la fuerza de Compromís —ahora bajo el mando de Joan Baldoví— y de Ximo Puig, podrían frustrar el sueño de Génova de recuperar un feudo clave de cara a las generales.

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Pero la irrupción de Sumar podría romper la baraja de la izquierda. "El ruido de Yolanda Díaz no afecta a la derecha. Solo morderá voto al PSOE y pondrá a Podemos sobre el alambre", inciden en Génova, donde ya atisban un desgaste demoscópico de las siglas moradas por esta circunstancia que no solo aplica en la Comunidad Valenciana. La desaparición de Podemos se da ya por segura en Castilla-La Mancha, donde el popular Paco Núñez tiene posibilidades reales de arrebatar a Emiliano García-Page la presidencia autonómica, aunque siempre con el concurso de Vox.

Los sondeos avanzan una noche electoral de alta tensión en buena parte del territorio nacional. "La diferencia será de un punto arriba o abajo", reiteran. Aragón y Baleares son los dos otros territorios en que el desgaste de las siglas moradas puede beneficiar al PP. En Extremadura se atisba un escenario más complicado para los intereses de los populares: Vara perdería la mayoría absoluta, pero Podemos aguanta el tirón. La encuesta de IMOP-Insights para El Confidencial avalaba un escenario de suma con los cuatro escaños morados que garantizaban al barón socialista revalidar el Gobierno regional. La suma PP-Vox se quedaba en los 31 escaños, a tres de la mayoría absoluta.

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En el caso de Aragón, la decisión de Podemos e IU de ir por separado en este territorio favorece las perspectivas de la derecha por el impacto de la fragmentación. El socialista Javier Lambán tiene una salvaguarda al posible desgaste de los morados, y es el concurso de las fuerzas regionalistas, en este caso la Chunta Aragonesista y de Aragón Existe. El PP de Jorge Azcón también sacó las armas y firmó hace un mes una alianza con la plataforma Aragoneses, una escisión crítica del PAR. La situación está tan ajustada que algunas voces populares advierten incluso que se podría dar la circunstancia de que el PP lograse gobernar en las tres provincias —Zaragoza, Teruel y Huesca—, pero no lograse hacerse con la región.

La popular Marga Prohens aventaja también al PSOE en Baleares, pero la fragmentación política que impera en este territorio complica también las cábalas sobre cómo quedará la foto final. Podemos se sitúa en el entorno del 8% de voto, a la espera del posible desgaste que en la sede de Génova esperan como agua de mayo. En el contexto balear, los últimos sondeos apuntan a que el Pí-Proposta per les Illes podría ser decisivo para decantar la balanza a uno u otro lado, ya que resistirían en el panorama balear con unos tres escaños. En el PP aseguran que, una vez se cierren las urnas y en función de cómo quede el mapa, buscarán entendimientos con partidos regionalistas para amasar una eventual mayoría y limitar, de paso, la influencia de Vox.

Los pactos con Vox

La dirección de Génova ha comenzado ya a suavizar el discurso respecto al escenario de estar sentados con Vox en una mesa de negociación desde el día siguiente de que se cierren las urnas. Y no solo en aquellas regiones donde el PP gane las elecciones. Si hay suma posible, los populares buscarán también acuerdos con los de Abascal en aquellos territorios donde el PSOE sea primera fuerza política. Así lo reconocen fuentes de la cúpula popular, donde no conciben como un escenario plausible el de regalar gobiernos a los socialistas si dan los números a la derecha. De este modo, Génova da por enterrada su propuesta de alcanzar un acuerdo con Ferraz para que gobierne la lista más votada, y así escorar a sus respectivos extremos políticos.

Los populares justifican su estrategia en el hecho de que el ofrecimiento que Feijóo repitió hasta la saciedad no ha tenido respuesta por parte del PSOE. Y algunos dirigentes populares inciden en la necesidad de "naturalizar" cuanto antes su relación con Vox. "Ya cerramos un acuerdo con ellos en Andalucía, sin complejos y sin miedos. Me niego a pensar que es peor pactar con Vox que con Podemos o con Bildu", reflexiona un dirigente popular. La dirección del partido asume que ese entendimiento deberá producirse, aunque ponen el límite en el ámbito programático. El mantra que repiten es el de gobernar en solitario y no expandir el modelo de Castilla y León. Esa sigue siendo su línea roja.