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El PP encarrila un voto favorable a la reforma del solo sí es sí, que convertirá en su gran baza electoral
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NEGOCIACIÓN EN EL CONGRESO

El PP encarrila un voto favorable a la reforma del solo sí es sí, que convertirá en su gran baza electoral

Aunque "no hay nada cerrado", los populares perciben "buena voluntad" por parte del PSOE para negociar sus enmiendas. Ponen el foco en la protección de los menores para dar su apoyo definitivo al proyecto la próxima semana

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, preside la Junta Directiva Nacional del partido. (EFE/Javier Lizón)
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, preside la Junta Directiva Nacional del partido. (EFE/Javier Lizón)

Todo el PP salió en tromba en redes sociales cuando el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) elevó el miércoles a 943 el número de agresores sexuales beneficiados por la ley del solo sí es sí y a 103 el de excarcelados. Esteban González Pons, Borja Sémper o el propio Alberto Núñez Feijóo publicaron en sus respectivos perfiles "la cifra del espanto" y afearon al Gobierno su tardanza en activar la modificación de la norma en el Congreso. También este jueves, diferentes dirigentes populares volvían a sacar el hacha de guerra contra el Ejecutivo por su "obstrucción y lentitud" en la tramitación de la reforma. No obstante, más allá de los micrófonos y de las proclamas, el PSOE y los populares han tenido un primer acercamiento para desbloquear el trámite. Tal y como publicó El Confidencial, los socialistas ya han asumido que sacarán adelante su contrarreforma de la mano de Feijóo y están dispuestos a estudiar algunas de sus propuestas. Fuentes autorizadas de Génova celebran que en esos "primeros contactos" han percibido "buena voluntad" para incluir, al menos, algunas cuestiones al dictamen final.

Pese a reconocer que el texto que registraron los populares el pasado 20 de diciembre en la Cámara Baja y el que impulsó el PSOE casi dos meses después son "muy parecidos", el primer partido de la oposición ha pasado al contraataque para forzar a un Partido Socialista acorralado por sus socios —tanto Unidas Podemos como ERC o Bildu se han desvinculado de la propuesta impulsada por el socio mayoritario de la coalición— a negociar y aceptar algunas de sus enmiendas para introducir modificaciones "técnicas" a un texto "mejorable", en palabras de la propia secretaria general del partido, Cuca Gamarra. El PP se lanza ahora a marcar perfil propio y busca plasmar su propio sello en el texto, que podría ver la luz la próxima semana.

Oficialmente, el PP advierte al PSOE de que no dé por descontado un voto afirmativo a la reforma, que debería llegar a pleno el próximo jueves, sin haber solucionado antes las "lagunas" de la reforma socialista. Aunque las cosas aún podrían torcerse, en las filas populares la balanza comienza a inclinarse por el sí. Por dos motivos. Primero, por la aparente buena predisposición que han encontrado en el Grupo Socialista para negociar algunas de sus enmiendas. Aunque "aún no hay nada cerrado", ponen especialmente el foco en que la reforma planteada por los socialistas "olvida a los menores de entre 16 y 18 años" y pide incorporar "la indemnidad" de este sector en el dictamen final. A priori, estas enmiendas serían digeribles por la bancada socialista, que se abre a aceptar propuestas de los populares siempre y cuando estas no distorsionen el grueso de la reforma.

Foto: La portavoz del PP en el Congreso, Cuca Gamarra, este martes tras la Junta de Portavoces. (EFE/Fernando Alvarado)

Además, fuentes de la cúpula popular asumen desde hace tiempo que la ciudadanía no entendería que fuesen ellos quienes obstaculizasen ahora la tramitación de una reforma orientada, en suma, a frenar el goteo de rebajas de condenas a agresores sexuales, después de meses denunciando esta misma situación día sí, día también. El PP ya facilitó también la toma en consideración de la reforma el pasado mes de febrero, pese a denunciar por activa y por pasiva la negativa del PSOE a sentarse a negociar con el primer partido de la oposición, habida cuenta de las hostilidades en el bloque de investidura que, a juicio de los populares, no habían hecho más que retrasar la modificación de la norma.

Foto: Irene Montero. (EFE/Víctor Lerena)

Pero las cosas han cambiado con el paso de las semanas. El PSOE ha rechazado frontalmente estudiar las enmiendas planteadas por sus socios de Unidas Podemos, cosa que no ha hecho con el PP. Los socialistas han abierto canales de diálogo con los populares, otra de las condiciones que exigían en el primer partido de la oposición para comenzar a valorar un voto favorable. El giro es notable. Sánchez ha pasado de negarse a negociar a dar por amortizado el coste de un pacto con los de Feijóo, a cambio de salvar una contrarreforma convertida en salvavidas electoral de los socialistas a pocas semanas de que se abran las urnas. Al tratarse de una ley orgánica, la parte socialista del Ejecutivo necesita la mayoría absoluta de la Cámara para sacarla adelante.

El PP ha olido esa debilidad y ha pasado de facilitar sin condiciones la tramitación de la ley a endurecer posiciones. Los populares reiteran la necesidad de "dejar el Código Penal como estaba" para que "ningún delincuente se aproveche de ningún resquicio", y se niegan a participar, dicen, en "parches que dejen lagunas". El partido de Núñez Feijóo quiere dejar su impronta en el trámite final, y convertir la consecución de esa reforma en un éxito propio, más en un momento en que todo se mide en términos electorales.

Foto: El vicesecretario de Economía del PP, Juan Bravo. (EFE/Sergio Pérez)

El pasado lunes, el primer partido de la oposición registró un total de 14 enmiendas. Entre otros puntos, y además de elevar nuevamente las penas hasta los límites anteriores a la reforma de Irene Montero —base en la que coinciden con los socialistas—, el PP pide "rectificar algunos errores generados por modificaciones sucesivas del Código Penal", y exige reintroducir la agresión sexual por engaño o abuso de confianza o autoridad para menores de 18 y mayores de 16; la corrección de la destipificación de la distribución o difusión pública de información destinada específicamente a promover la comisión de delitos sexuales cuando se trata de menores de 16 años, o la modificación de la Ley Orgánica 5/2000, "para evitar que los menores de edad que cometan delitos de agresión sexual se vean perjudicados en comparación con las penas aplicables a los adultos", lo que al parecer de los populares es "una evidente quiebra del principio de proporcionalidad que debe ser inmediatamente corregida".

Todo el PP salió en tromba en redes sociales cuando el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) elevó el miércoles a 943 el número de agresores sexuales beneficiados por la ley del solo sí es sí y a 103 el de excarcelados. Esteban González Pons, Borja Sémper o el propio Alberto Núñez Feijóo publicaron en sus respectivos perfiles "la cifra del espanto" y afearon al Gobierno su tardanza en activar la modificación de la norma en el Congreso. También este jueves, diferentes dirigentes populares volvían a sacar el hacha de guerra contra el Ejecutivo por su "obstrucción y lentitud" en la tramitación de la reforma. No obstante, más allá de los micrófonos y de las proclamas, el PSOE y los populares han tenido un primer acercamiento para desbloquear el trámite. Tal y como publicó El Confidencial, los socialistas ya han asumido que sacarán adelante su contrarreforma de la mano de Feijóo y están dispuestos a estudiar algunas de sus propuestas. Fuentes autorizadas de Génova celebran que en esos "primeros contactos" han percibido "buena voluntad" para incluir, al menos, algunas cuestiones al dictamen final.

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