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Los barones socialistas recuperan terreno en Ferraz ante el 28-M y diluyen el sanchismo
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CAMBIO DE INTERLOCUTORES

Los barones socialistas recuperan terreno en Ferraz ante el 28-M y diluyen el sanchismo

La influencia que han ido ganando se traduce en la posición del PSOE ante diferentes normas o el reconocimiento a su plena autonomía en campaña. Los sucesivos cambios en la cúpula han favorecido la interlocución

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acompañado de varios presidentes autonómicos. (EFE/Javier Belver)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acompañado de varios presidentes autonómicos. (EFE/Javier Belver)
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El peso de las federaciones del PSOE en la toma de decisiones en Ferraz ha ido creciendo durante los últimos meses. Principalmente por el contexto preelectoral, para preparar los comicios municipales y autonómicos y tratar de engranar los distintos intereses, pero también por una reapertura del acuñado como sanchismo a la vieja guardia. El primer intercambio de piezas se produjo con la amplia remodelación del Gobierno y del gabinete del presidente en julio de 2021, que tuvo su extensión orgánica cuatro meses después con los cambios internos tras el 40º Congreso Federal del PSOE, apodado "el congreso de la unidad", para reordenar la representación territorial. Los últimos retoques en la cúpula del partido el pasado verano consumaron este intento de virar el rumbo. Ahora, se escucha más y se impone menos. No se ha recuperado la pluralidad de antaño y la formación sigue teniendo un fuerte presidencialismo, pero los barones han recuperado terreno.

El denominado sanchismo, que nació como facción en la crisis del partido en 2016 y se impuso contra toda la estructura en unas primarias que laminaron la pluralidad interna, ha ido mutando hasta dejar atrás a buena parte de su primer núcleo duro. La influencia que han ido ganando los territorios se traduce en las posiciones de los socialistas respecto a diferentes normas, como la exclusión de los perros de caza en la ley de bienestar animal, la reforma de la ley del solo sí es sí sobre la que presionaron sin tregua y con unanimidad los barones, el amago de distanciamiento preelectoral con algunos aliados y, sobre todo, el reconocimiento a su plena autonomía para diseñar la campaña electoral, sin dependencias de la dirección ni siquiera de secretario general.

Foto: El presidente Sánchez, escucha la intervención de Feijóo. (EFE)

No por ello deja de haber frentes entre Pedro Sánchez y los barones, además de confrontación en público desde el sector más crítico, que encabezan el aragonés Javier Lambán y el castellano-manchego Emiliano García-Page, aunque la relación con Ferraz se ha normalizado. También con Moncloa y el grupo parlamentario en el Congreso, del que ahora es portavoz Patxi López, quien se enfrentó con Sánchez en las primarias presentando su propia candidatura. En la sede del partido ha contribuido a seguir tendiendo puentes con los territorios, que fue el cometido principal del último congreso socialista, la incorporación del presidente del Extremadura, Guillermo Fernández Vara, como secretario de organización autonómica.

En la misma línea, ha favorecido que el andaluz Juan Espadas asumiese las riendas del Consejo Político Federal del PSOE y que tras la última remodelación en Ferraz se sustituyese el fallido tándem entre Adriana Lastra y Santos Cerdán por el de María Jesús Montero y Santos Cerdán. La interlocución con la exvicesecretaria se había deteriorado con algunos territorios y Sánchez optó por su cese para cohesionar la maquinaria del partido. Cerdán se mantuvo como secretario de Organización, con una mejor relación y presencia con las comunidades, como se vio ya en las campañas de las andaluzas y de los comicios de Castilla y León. Se trata del único miembro del pequeño grupo de fieles que acompañó a Sánchez en su reconquista de la secretaría general que todavía se mantiene en puestos de responsabilidad. Incluso el diputado Odón Elorza, otro de los escasos sanchistas de primera hora, ha abandonado recientemente su escaño "por coherencia con mis ideales".

Sánchez diseñó en el último congreso federal de los socialistas una vuelta al PSOE clásico, buscando la "reconciliación" y la "integración"

La intención de Sánchez de recoser la relación con la estructura que no lo apoyó en las primarias contra Susana Díaz viene de atrás y tuvo su gran impulso con la destitución de su exjefe de gabinete en Moncloa, Iván Redondo, por Óscar López. Un outsider sin carné del partido, pero que lo había acompañado desde los inicios de aquella campaña interna en la que recuperó contra todo pronóstico la secretaria general, por un pata negra del partido. López había ocupado la secretaría de Organización del PSOE hasta 2014, durante la época de Alfredo Pérez Rubalcaba, y la portavocía del grupo en el Senado hasta 2016, cuando Sánchez reconquistó los mandos de Ferraz. Su reincorporación fue aplaudida por el PSOE clásico que recuperó la deteriorada interlocución con Moncloa.

Esta voluntad de crear un cordón umbilical entre Moncloa, Ferraz y el poder territorial se acabó de potenciar con llegada de Antonio Hernando a Moncloa, como jefe de gabinete adjunto. Sánchez diseñó en el último congreso federal de los socialistas una vuelta al PSOE clásico, buscando la "reconciliación" y la "integración", para afrontar este ciclo electoral. Desde una mayor unidad interna y aprovechando al máximo los resortes de poder de la Moncloa. Desandar los pasos del sanchismo para buscar la cohesión orgánica y coger impulso valiéndose de las estructuras autonómicas y municipales. Y es que los socialistas cuentan con 3.800 agrupaciones y 1.200 sedes distribuidas por todo el país. Como resultado y principal derivada hasta ahora, los barones ha recuperado un mayor peso en Ferraz.

Alinear intereses

Ferraz está tratando de alinearse con los barones de cara a las municipales y autonómicas del próximo 28 de mayo, quienes buscan más el voto de centro. Y esta línea Sánchez ha dado también un giro hacia una mayor moderación. Se ha despejado de la acción legislativa del Gobierno las medidas más polémicas. Las subidas de impuestos pendientes se han metido en cajón, incluyendo la reforma fiscal pactada con Bruselas, así como iniciativas del programa de coalición todavía sin desarrollar con un marcado sello de Podemos. Todo en línea con los territorios, quienes han optado por realizar una defensa más o menos explícita de las rebajas tributarias dirigidas a las clases medias y bajas.

Para suavizar los efectos desmovilizadores entre su electorado de la carpeta sobre la desjudicialización pactada con los republicanos, el Gobierno ha intensificado el discurso sobre que no se despenalizan los hechos del procés y que con esta reforma se "facilitará" la extradición de los políticos huidos. El desgaste de las alianzas con el independentismo afecta más a los territorios del interior, pero es transversal en lo que se refiere a la polémica por la ley del solo sí es sí y a la reforma de los delitos de sedición y malversación.

Sobre la autonomía de los barones, sobre todo de cara al 28-M, un alto cargo de Ferraz los justificaba porque "cada uno tiene su autonomía y mira a qué votantes se dirige". Se destaca asimismo que el PSOE es un "partido plural y diverso". El acuerdo implícito pasa por dotar de independencia a los candidatos para las autonómicas y ceñirse a un "papel de acompañamiento y colaboración con los territorios que lo soliciten", centrando el principal esfuerzo de Ferraz en el ámbito municipal. Mientras los barones recuperan terreno en Ferraz, el denominado sanchismo se diluye.

El peso de las federaciones del PSOE en la toma de decisiones en Ferraz ha ido creciendo durante los últimos meses. Principalmente por el contexto preelectoral, para preparar los comicios municipales y autonómicos y tratar de engranar los distintos intereses, pero también por una reapertura del acuñado como sanchismo a la vieja guardia. El primer intercambio de piezas se produjo con la amplia remodelación del Gobierno y del gabinete del presidente en julio de 2021, que tuvo su extensión orgánica cuatro meses después con los cambios internos tras el 40º Congreso Federal del PSOE, apodado "el congreso de la unidad", para reordenar la representación territorial. Los últimos retoques en la cúpula del partido el pasado verano consumaron este intento de virar el rumbo. Ahora, se escucha más y se impone menos. No se ha recuperado la pluralidad de antaño y la formación sigue teniendo un fuerte presidencialismo, pero los barones han recuperado terreno.

Barones del PSOE Pedro Sánchez
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