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Sánchez da otro giro al centro forzado por sus barones para taponar la fuga hacia el PP
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CICLO ELECTORAL

Sánchez da otro giro al centro forzado por sus barones para taponar la fuga hacia el PP

El presidente del Gobierno, cada vez más enfundado en el traje de candidato, opta por moderar la política fiscal, despejar del programa las medidas más polémicas y alejarse de ERC y Podemos para encarar el ciclo electoral

Foto: El presidente Sánchez, escucha la intervención de Feijóo. (EFE)
El presidente Sánchez, escucha la intervención de Feijóo. (EFE)

El PSOE ha hecho análisis de las debilidades con las que afronta el ciclo electoral y también un trabajo de fondo, coordinado con Moncloa, para superarlas. La desmovilización de sus votantes, según las encuestas que manejan en Ferraz, es el eje central que ha condicionado las líneas estratégicas para encarar el último año de mandato y las diferentes campañas. Cuestiones como la política de alianzas parlamentarias, la polémica reforma penal pactada con ERC o la rebaja de condenadas a agresores sexuales con base en la ley del solo sí es sí, pero sobre todo el trasvase de votantes al PP. Los populares obtendrían cerca de medio millón de apoyos que en las pasadas elecciones optaron por la papeleta del PSOE, según el último Observatorio electoral de El Confidencial. Una frontera crucial que podría acabar decantando el resultado de las generales. Frente a estos datos, cuantitativos y cualitativos, la decisión de Pedro Sánchez pasa por retomar un viaje al centro.

En primer lugar, se han despejado de la acción legislativa del Gobierno las medidas más polémicas. Las subidas de impuestos pendientes se han metido en cajón, incluyendo la reforma fiscal pactada con Bruselas, así como iniciativas del programa de coalición todavía sin desarrollar con un marcado sello de Podemos. Desde Moncloa, también se ha ordenado reformar en el Congreso la ley del solo sí es sí, con un ultimátum expreso al ministerio de Igualdad. En segundo lugar, se ha iniciado un alejamiento de los independentistas, enterrando la mesa de diálogo y elevando la confrontación dialéctica contra sus aspiraciones. Distanciamiento que se extiende a Podemos en aspectos que van más allá de la norma de Irene Montero.

Foto: La ministra de Igualdad, Irene Montero, durante una intervención en el Congreso. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Si se arrancó el año censurando a la número dos de Igualdad por unas declaraciones sobre la excarcelación de violadores, se continuó por poner tierra de distancia con cualquiera de los mensajes de Podemos con más carga política, como los de la ministra de Derechos Sociales y líder del partido, Ione Belarra, tildando al empresario Juan Roig de "capitalista despiadado". El objetivo pasa por dibujar un tablero político en el que los socialistas se perciban ocupando la centralidad. Vuelve a escucharse el mantra de que las elecciones se ganan en el centro, como ya deslizaron algunos de los barones en el último congreso federal del PSOE, y que pese a pasar del lema del 39 congreso de "Somos la Izquierda" al "Avanzamos" del 40, Sánchez se resistió a materializar este giro al centro cuando la legislatura todavía no había llegado a su ecuador y necesitaba de la izquierda para consumarla.

Lo prioritario ahora es volver a alinearse con los barones de cara a las municipales y autonómicas del próximo 28 de mayo, quienes buscan más el voto de centro. En los territorios, el diseño de las campañas tiende a una mayor moderación, tanto discursiva como programática. El desgaste de las alianzas con el independentismo afecta más a los territorios del interior, pero es transversal en lo que se refiere a la polémica por la ley del solo sí es sí y a la reforma de los delitos de sedición y malversación. Sobre ambas cuestiones, los reproches fueron coincidentes, aunque con diferente tono, entre los barones más afines a Ferraz y los más críticos. El plan para cortocircuitar lo primero ya está en marcha, con la intención de presentar este lunes o, a más tardar el martes por la mañana, una propuesta de reforma en el Congreso. Asumir el error, aun deslizando la responsabilidad sobre Igualdad e impulsando por parte del PSOE una reforma en el Congreso, como la mejor forma de despejar esta polémica de la precampaña.

Para suavizar los efectos desmovilizadores de la carpeta sobre la desjudicialización pactada con los republicanos, el Gobierno ha intensificado el discurso sobre que no se despenalizan los hechos del procés y que con esta reforma se "facilitará" la extradición de los políticos huidos. La última campaña electoral de Pedro Sánchez ya estuvo marcada por la extradición e incluso el presidente del Gobierno llegó a comprometerse a "traer de vuelta" a Puigdemont. Ahora, se refuerza esta hipótesis y se vuelve a deslizar como activo electoral tras la sentencia del TJUE.

A nivel parlamentario se está buscando la moderación en la reforma de la ley mordaza y la ley de Bienestar Animal

Una posición que se complementa con el repetido leitmotiv de que el "el procés se ha acabado". La otra pata del argumentario para aminorar los costes de las alianzas con el independentismo pasa así por exhibir como resultado el fin de la unilateralidad y la confrontación institucional. En el plano discursivo, Sánchez sintetizaba estas intenciones, buscando la centralidad, al equiparar la última gran protesta independentista en Barcelona, coincidiendo con la cumbre hispano-francesa, con otra convocada en Madrid en defensa de la unidad de España y contra su gobierno. En medio de ambas, aseguró, "es donde se encuentra la mayoría de los españoles".

A nivel parlamentario, el PSOE también está buscando la moderación en algunos de los debates pendientes como la reforma de la ley de Seguridad Ciudadana, conocida como ley mordaza, y la ley de Bienestar Animal. Sobre la primera, los socialistas se oponen a las demandas de algunos de sus socios parlamentarios, aun a riesgo de que encalle la reforma. El PSOE no está dispuesto a transigir con cuestiones como la prohibición del uso de pelotas de goma por parte de los antidisturbios o desactivar la presunción de veracidad de los miembros de distintos cuerpos policiales, con el objetivo de sortear sanciones por desobediencia y desacato a la autoridad. Son líneas rojas que han generado fuerte malestar en ERC y EH Bildu, al tiempo que contentan a los colectivos policiales y las formaciones a la derecha del arco parlamentario, contrarias a la reforma.

En lo relativo a la ley de Bienestar Animal, y buscando alienarse con las demandas de varios de los barones socialistas para evitar disgustos electorales, el PSOE también se opone a incluir en la norma a los perros de caza. En el proyecto de ley aprobado por el Consejo de Ministros no había tal diferenciación, pero los socialistas se han visto presionados internamente para enmendar esta cuestión en el trámite parlamentario. Otro viaje a la moderación en las posiciones animalistas que busca evitar la desmovilización de votantes del PSOE en el entorno rural o vinculado a las actividades cinegéticas. No perder votos en las provincias que menos escaños reparten.

El desgaste de la alianza con ERC afecta más a los territorios del interior, pero es transversal en lo referente a la ley del solo sí es sí

La moderación de la política fiscal es otro de los principales alineamientos con los barones y candidatos autonómicos que se enfrentarán a las urnas el próximo 28-M. Una suerte de primera vuelta cuyo resultado determinará en buena medida el margen de Sánchez para optar a la reelección unos meses después en las generales. Además de enterrar definitivamente la reforma fiscal, pese a estar pactada con Bruselas en el plan de recuperación para el primer trimestre de 2023, se renuncia a la impopular medida de implantar peajes en las autovías.

Ninguno de estos hitos se ha incorporado en el plan anual normativo para 2023, el último del mandato, que recoge las actuaciones previstas antes de disolver las Cortes para la convocatoria de elecciones generales. Se renuncia asimismo al impuesto al diésel, para equipararlo al de la gasolina, o a incrementar las tasas a los alimentos ultraprocesados, medida recogida en el programa de gobierno de la coalición. Los barones han optado por realizar una defensa más o menos explícita de las rebajas tributarias dirigidas a las clases medias y bajas.

Otros candidatos, como el madrileño Juan Lobato, han ido un paso más allá al apostar por bajar el IRPF al 95% de los madrileños. El líder de los socialistas madrileños, uno de los más afines a Ferraz, chocaba así de plano con el argumentario fiscal del Gobierno, no solo por defender una rebaja de impuestos prácticamente generalizada, sino también por su propuesta de eximir del impuesto de sucesiones y patrimonio —que el Ejecutivo apostó por armonizar— a "todo madrileño que tenga dinero en empresas que estén funcionando, en inmuebles que estén alquilados o en uso". El programa marco de los socialistas para las municipales y autonómicas, cuyo borrador está prácticamente finalizado, se centrará principalmente en la defensa de los servicios públicos sin alusiones de peso a la fiscalidad.

De las críticas a Botín y Galán a defender a Roig

La estrategia de acercamiento a los barones se produce después de que estos marcasen distancias para marcar perfil propio. Una realidad ante la que la cúpula socialista acabó resignándose y reconociendo plena autonomía a los presidentes y candidatos para desarrollar sus campañas. La consigna pasó por dar vía libre a los territorios, después de que los barones hayan comenzado a distanciarse y prediseñado sus propias campañas, anteponiendo su gestión a la del Gobierno de coalición. Su marca personal por encima de las siglas, que pretenden dejar por regla general en un segundo plano. El giro al centro de Sánchez acorta estas distancias y muestra como el líder de los socialistas necesita más a sus barones que estos a él.

Si Sánchez cerraba el anterior curso político refiriéndose a una "minoría privilegiada" para defender los impuestos a las grandes fortunas, así como a la banca y energéticas, ahora desde el Ejecutivo han aprovechado las críticas de sus socios a empresarios patrios para dedicarles buenas palabras. Se ha pasado así de que Sánchez nombrase directamente a la presidenta de Santander, Ana Botín, y al presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, para asegurar que "si protestan es que vamos en la buena dirección”, ha realizar una defensa férrea de su contribución a la economía del país. "El Gobierno valora muy positivamente a todo el sector económico y empresarial de nuestro país", zanjaba en rueda de prensa desde Moncloa la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, tras censurar a la titular de Derechos Sociales por acusar a los empresarios de la distribución alimentaria de estar "llenándose los bolsillos" con la subida de precios de la cesta de la compra.

El PSOE ha hecho análisis de las debilidades con las que afronta el ciclo electoral y también un trabajo de fondo, coordinado con Moncloa, para superarlas. La desmovilización de sus votantes, según las encuestas que manejan en Ferraz, es el eje central que ha condicionado las líneas estratégicas para encarar el último año de mandato y las diferentes campañas. Cuestiones como la política de alianzas parlamentarias, la polémica reforma penal pactada con ERC o la rebaja de condenadas a agresores sexuales con base en la ley del solo sí es sí, pero sobre todo el trasvase de votantes al PP. Los populares obtendrían cerca de medio millón de apoyos que en las pasadas elecciones optaron por la papeleta del PSOE, según el último Observatorio electoral de El Confidencial. Una frontera crucial que podría acabar decantando el resultado de las generales. Frente a estos datos, cuantitativos y cualitativos, la decisión de Pedro Sánchez pasa por retomar un viaje al centro.

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